miércoles, 26 de marzo de 2014

Lo orgánico

Si de verdad queremos que las personas se comuniquen de manera efectiva deberemos atender a dos premisas básicas: la primera es comprender que es absolutamente necesario que quieran hacerlo y la segunda es que se les ha de dejar que hablen de lo que realmente necesiten y les apetezca hablar.

Cualquier actuación que se aleje de estas dos sencillas premisas disminuirá la probabilidad de que esta comunicación exista o, en caso de existir, sea todo lo efectiva [útil] que podría ser, ya que de todos es sabido que las conversaciones, cuando se desarrollan de manera natural, requieren de intercambios de información aparentemente insustancial pero que son absolutamente necesarios para desarrollar la trama empático-emocional que permite intuir las necesidades de cada uno y movilizar las ganas de resolverlas.

Esto es así pónganse como se pongan y piensen lo que piensen aquellos que se empecinan en creen que hablar por hablar es perder el tiempo, que la comunicación cabe en un diseño, que cualquier diseño puede subordinar la voluntad de las personas o que las relaciones interpersonales obedecen a esquemas lineales que deben poder explicarse racionalmente.

Quizás uno de los aspectos más importantes del fabuloso momento en el que nos encontramos es el del final de la hegemonía de la forma de entender lo racional, una manera que venimos arrastrando desde el siglo XVII y que se ha caracterizado por dejar fuera del sistema comprensivo del mundo la dimensión emocional de lo humano y su contribución a la compleja estructura de las relaciones.

Un sistema comprensivo de corte positivista y mentalidad ingenieril tomado como canon de la practicidad y que en cambio ha demostrado ser poco práctico por esa necesidad compulsiva de convertir lo orgánico en mecánico y, de este modo, alimentar ingenuamente "la fantasía del control sin demasiado esfuerzo". La racionalidad suele ser un baluarte que lleva grabado en sus muros la verdadera limitación de aquellos que se protegen en ellos.

Es difícil entender y facilitar los procesos de comunicación, de colaboración o de aprendizaje si no se comprende y se tiene en cuenta su carácter orgánico. Lejos de la linealidad con la que suelen ser tratados estos procesos requieren de aspectos que no se pueden promover sino que emergen espontáneamente sólo cuando se dan las condiciones necesarias. Por poner un ejemplo, uno de sus componentes básicos, la confianza, no se puede inducir sino que sólo cabe esperar que brote como resultado de los microanálisis que se realizan las personas, las unas a las otras, y en las que pueden explorarse aspectos tan variados, como los valores, los propósitos, la experiencia o la forma de conducirse habitualmente. Aspectos que no suelen surgir en los escenarios formales sino que lo hacen en el marco natural de las conversaciones informales que los acompañan.

Invisibilizar o negar esa realidad en el diseño de procesos de colaboración, aprendizaje organizativo o comunicación viene a ser como negarle a la planta la luz necesaria para que lleve a cabo la función clorofílica. 


El secreto para promover la interacción productiva entre personas está en facilitar el sustrato donde puedan crecer estar relaciones y no en cultivarlas dirigiendo el crecimiento, tamaño y forma de sus tallos. De ahí que los procesos orgánicos requieran de organizaciones [o sociedades] capaces de gestionar la espontaneidad, es decir la voluntariedad, la naturalidad y la sinceridad de las personas que participan en ellos.

Y este tipo de organizaciones y sociedades que se requieren explica otro de los grandes hitos al que nos lleva el momento actual, a la necesidad de auto-conocimiento, control de los propios miedos y capacidad de riesgo que exige una cultura realmente basada en la confianza. Algo que nos queda todavía un poco lejos.

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La foto superior es de Gérald Bloncourt [París, 1960]
La que sigue es de Henri Berssenbrugge [Rotterdam, 1910]


16 comentarios:

  1. Un ingeniero controla básicamente todos los parámetros de una máquina, un médico apenas controla unos pocos de un ser humano ... todo lo relacionado con seres vivos está fuera del control racional ...
    Un profesor decía "si tu le das una patada a un balón podrías calcular cual va a ser su trayectoria, en que lugar concreto caerá, muchos datos ... pero, si les das una patada a un perro ... no sabes nada de lo que pasará después ..."

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    1. Estupendo el ejemplo del perro Juana, y es que “una imagen vale más que mil palabras”…;-) Gracias!

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  2. Bueno, pues como me das la oportunidad voy a ser espontánea... que chulada de artículo!!, como me gusta que en las organizaciones se tomen en cuenta, la comunicación, las emociones, los valores, el autoconocimiento.... ahora sí, te diría que, sinceramente y entre nosotros, mujeres y hombres nos comunicamos de forma diferente... pero esto es harina de otro costal, da para otro articulazo!
    Abrazo!

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    1. Hola Josune, realmente no sé si se tiene en cuenta y se aprovecha toda la dimensión de la comunicación en las organizaciones. En mi caso, por lo que me voy encontrando y por ser la base de mi trabajo, con lo que me encuentro es con las consecuencias de no tenerlo en cuenta. Lo que sí que voy notando es que va costando menos “hablar” de estos temas. En cierto modo “parece” como si la “crisis del management” fuera abriendo poros por los que penetran preguntas y se buscan respuestas en aquello que vamos aprendiendo, no se…

      Si, la comunicación desde una perspectiva de género, es un tema que necesita su espacio propio…un temazo

      Un abrazo!!

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  3. Puede que tengamos que reconocer, con humildad, que solo podemos crear contextos para que sea más probable que sucedan cosas. Pero otra cosa es que, de verdad, sucedan ;-)

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    1. Al margen de desarrollar metodologías y técnicas para crear contextos es necesario que desarrollemos eso que tú dices, la humildad suficiente y la tolerancia a la frustración consecuente que lleva a comprender que, el que ciertas cosas sucedan, depende de más variables de las que se uno puede manejar. En asumir y contener el miedo tenemos una asignatura pendiente.

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  4. Que bueno el ejemplo del perro que pone Juana. Lo curioso es que, en algunos casos, tampoco se sabe cual va a ser la reacción si en vez de una patada es una caricia… supongo que tiene que ver con esos “intercambios de información aparentemente insustancial” que tan a menudo se tienden a olvidar.

    Aunque algunas etapas de la historia puedan ofrecer una fotografía confusa, por suerte no se puede diseñar ni subordinar la libertad de las personas. Sigamos explorando el marco natural de las conversaciones informales y llenemos las calles de conversaciones. Seguro que lo de la transparencia ya no parecerá una urgencia ;-)

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    1. Si, se está demasiado pendiente de los resultados hasta el punto de intentar ahorrarse el proceso para conseguirlos, algo a todas luces poco práctico… Sí, ya hemos comentado alguna vez que la exigencia de transparencia no es lo deseable ya que se trata tan sólo un síntoma de la falta de confianza. Queda mucho todavía…

      El ejemplo de Juana es fabuloso, menudo ramillete de profes que ha tenido!! :-) Gracias Isa, un abrazo.

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  5. Simplemente, no es posible no comunicar. Siempre estamos comunicando. Incluso cuando creemos que no lo hacemos o intentamos evitarlo, el otro es, observa, percibe, siente, ... e interpreta y elabora conjeturas (nos lo contabas hace muy poco).
    Me estoy comunicando al dejar mis huellas hoy aquí y lo haría igualmente si dejara de hacerlo, de repente.

    Del mismo modo ocurre con lo emocional. Las emociones son. Y lo son al margen de las capas o carcasas o pinceles que utilicemos para ocultarlas, difuminarlas, maquillarlas, ...

    Las personas que pretenden transitar únicamente por la calle de la razón protegen ese territorio con estos muros de los que hablas y a mí no se me ocurre nada más orgánico que el material del que están construidos, a lo largo del tiempo: miedos, recelos, desconfianzas, ansiedades, inseguridades, dolores, ...

    He sentido cuerpos replegarse como el bicho bola en el mismo instante en el que los rocé con mi mano o con una mirada que pretendía acercarse algo más a ese territorio.
    He aprendido a valorar y respetar la importancia, la necesidad de los tiempos, los espacios e, incluso, los silencios para llegar a arañar esos muros, al margen de mis propias ansiedades, que se erigen en nuevas murallas, si no lo hago.
    Y así he sido testigo de los tímidos y temerosos pasos que permiten empezar a callejear por ese precioso barrio de la confianza, en el que se deshacen las barreras y la gente se para a charlar en los portales por el placer de "perder" el tiempo haciéndolo.
    La posibilidad vive en ese barrio y adora las visitas.

    Un beso muy orgánico [de los otros, no uso;)]

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    1. Para orgánico el comentario, Marta. Parece moverse todo él, cambiando de forma continuamente como si de una ameba se tratara :-) Cargado de” razones razonables” :-D Identifico claramente lo que dices y me consta que muchas cosas forman parte de tu práctica habitual. Esta utilización de la comunicación es una de las grandes aportaciones de valor que ofreces en tu trabajo [y en tu vida en general]. Ya sabes que me gusta la metáfora y me quedo especialmente con la de los muros, pero desde mi punto de vista, miedos, recelos, desconfianzas, ansiedades, inseguridades, dolores, ... son la argamasa con la que se unen los ladrillos de las pretendidas razones que forman estos muros. Como siempre, gracias por dar forma a este post. Un beso!

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  6. Bonito artículo Manel:
    Cuando te oí por primera vez la expresión "esto ha sido muy orgánico", mi apertura al mundo de lo orgánico estaba refrenada por los absurdos muros que levantamos delante de nosotros, que con figura de apariencia seria y formal, oscurecen y destruyen lo único que realmente podemos transmitir: nosotros mismos.
    Y nosotros mismos es lo más valioso que tenemos. Nada puede sustituir el valor de lo que somos, de cómo somos, de cómo nos comunicamos, de cómo transmitimos a nuestro entorno lo que somos: sentimiento.
    Saludos.

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    1. Pocos muros necesitas tu José Vicente con la fortaleza de tu convicción, flexibilidad y de tu pasión. Orgánica ha sido la relación que hemos establecido en nuestro grupo de trabajo. A menos así lo he vivido, lejos de la linealidad que suele caracterizar este tipo de encuentros…

      La voluntariedad, naturalidad y la sinceridad son un ingrediente importante en el grado de confianza que despertamos…

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  7. Hola, Manel.
    La confianza es la base esencial de fidelización de cualquier relación, pero no surge espontáneamente si no existe un buen clima donde desarrollarse. Uno no se sincera sin más si percibe que no es bien aceptado aunque se le trate bien a nivel formal, si no se le ofrece integración real y sincera; creo que es una emoción instintiva, se puede sentir e incluso se puede respirar. A veces no podemos permitirnos frustrarnos por no conseguir encajar si de nuestra parte hemos intentado hacer lo posible por abrir una vía de comunicación que no logramos consolidar, siempre y cuando nos sintamos cómodos con nosotros mismos.
    Excel.lent post, ens tens mol mal acostumats:D.

    Una abraçada.

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    1. Hola Begoña, Lo que dices complementa el post: la confianza supone aceptación y esto exige un trabajo previo de metabolización y una cierta “gastronomía” para facilitarla, es muy cierto.

      Una abraçada,

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  8. Buenos días Manel,
    Me ha encantado tu post, como siempre, tienes la virtud de dibujar las ideas, las cosas, con simples palabras. Sabes que soy un convencido de lo orgánico, necesito "tocar" a los que me rodean, eso me permite entenderlos mejor y quererlos más.
    Creo que, como todo en esta vida, el primer paso para conseguirlo, es empezando por uno mismo. Así que hace tiempo decidí dar la mano a todos y cada uno de mis compañeros cada mañana cuando llego a trabajar, porque son mi gente y porque les quiero, y es una pequeña forma de tocarlos, salvo al niño, nuestro informático de casi dos metros. A ese le doy un abrazo cada mañana.
    Y ese pequeño gesto, que no deja de ser eso, creo que es una forma de juntarnos un poquito y recordarnos que somos... gracias a Dios... orgánicos.

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    1. Muchas gracias Rafa! No me extraña nada lo que me dices, poco a poco te he ido conociendo y me consta esta faceta que explicas de ti, me parece algo realmente grande, necesaria y la admiro.

      Hablando lo orgánico me parece un buen ejemplo el Proyecto Disraeli que estas liderando en la Diputación de Alicante, me acuerdo de la última vez que hablamos y de lo que me explicabas, de las ramificaciones que se van desarrollando respecto a su propósito y del crecimiento autónomo que tiene junto con el valor añadido que está aportando, paralelamente, a la organización. Lástima no poder estar en Málaga esta semana que viene para poder escucharte otra vez contarlo, realmente vale la pena. Un fuerte abrazo, Rafa.

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