martes, 9 de diciembre de 2008

Neurociencia organizacional





Este fin de semana largo he tenido oportunidad de comentar, con personas que conocen de cerca la gestión pública, el post de Alorza El papel de la evidencia científica en la gestión.

He disfrutado con la sencillez con la que se expone la debilidad de la argumentación científica dura cuando se trata de temas de gestión pública y me ha parecido de lo más acertada la frase de que, la gestión pública, en caso de enmarcarse lo haría en el campo de las ciencias blandas que, paradójicamente, son las que se ocupan de los problemas duros.

En la conversación se puso en evidencia la frustración constante que genera la gestión pública ya que, cuando se ha de construir algo que contente a todos, realmente no se llega a satisfacer a nadie… No hace mucho, se hacía referencia a la gestión de la complejidad para referirse a este modelo, una palabrita que, por si misma, ya da pereza abordarla.

Por mi parte me he llevado la reflexión al campo en el que trabajo y me he preguntado hasta qué punto me puedo aplicar también el cuento, y salta a la vista que me lo puedo aplicar en toda su totalidad.

Como explico en mi presentación, en mis primeros años me dediqué a las Neurociencias. Esta base estimuló mi capacidad de asombro, me dio un punto de apoyo para comprender el mundo, aumentó mi capacidad de análisis y deducción y, sobretodo, me capacitó para orientar mi fantasía a resultados concretos.

También comento que de la organización cerebral a las organizaciones humanas el salto fue sencillo. Creo firmemente que el funcionamiento de las organizaciones busca continuamente imitar el del cerebro. Nuestra forma de regirnos en grupo no tiene mejor modelo que la manera en que lo hacemos personalmente. En cierta manera se trata de neurociencia organizacional.

De los tiempos de trabajo hospitalario, recuerdo que si alguien necesitaba realmente bolsillos en su bata, ese era el profesional de la neurología. Estos bolsillos eran lo más parecido que he visto al bolso de Mary Poppins, ya que de ellos podían emerger desde instrumentos previsibles (visores de retina, estetoscopios, etc.) hasta objetos de lo más variopinto (cuerdas, puzzles, muñequitos, fotografías, lápices de colores, un diapasón, etc.). La multitud de aspectos que pueden incidir en muchas de las manifestaciones neurológicas (onto y filogenéticos, de personalidad, cognitivos, etc.) requerían que se aplicasen métodos de exploración que iban de lo más ortodoxo a lo más heterodoxo. La evidencia científica era útil como orientación pero aplicada a cada persona [al menos en lo que concierne al diagnóstico] era otra cosa…con mucho de ensayo y error…

Subscribo para la consultoría lo que Alorza ha manifestado para la gestión pública: el estado beta permanente de los servicios y la necesidad del benchmarking como método de contraste y modelamiento de las actuaciones. Ésta es una de las razones de alejarme del modelo industrial de consultoría.

Sigo con los recuerdos de antaño



6 comentarios:

  1. Precisamente en el hilo de Alorza que comentas dejé esta reflexión:

    "Creo que debajo de tanta supuesta "complejidad humana" de lo que se trata simplemente es de encontrar la simplicidad. Y para eso hay un camino: investigar con simplicidad, sin excusas ni prejuicios sobre la ciencia hace mucho tiempo desterrados en otros campos del saber. Va tocando al nuestro."

    Cuestionemos lo que queramos las teorías y la eficacia de las leyes obtenidas mediante la investigación y su aplicación en personas o en organizaciones concretas. Simplemente hay que seguir investigando¡

    Pero el camino no es cuestionar la ciencia, porque esa actitud da cobijo a los maleantes del management, la consultoría y la autoayuda industriales que afirman por un lado que el ser humanos es complejo, pero por el otro se permiten el lujo de pontificar con una ligereza y demagogía extremas¡

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  2. Yoriento,
    Leí tu comentario en el blog de Alorza y lo considero una extensión del mío [si me permites], estoy totalmente de acuerdo.

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  3. Totalment d'acord amb l'opció del benchmarquing... o en podriem dir, de manera més planera, aprendre dels errors i/o encerts dels altres.

    Tal i com els adults aprenem, és molt més eficient poder "comprovar" directament com s'ho han manegat organitzacions similars a la teva que assistir a qualsevol tipus de seminari, jornada, etc. amb una estructura estàndard. Si la tècnica està ben portada (i no és un simple explicar "què bons que sóm i què be que ho hem fet") té una potència increïble, especialment si s'aconsegueix que qui mostra l'experiència/es en qüestió es centri en els principals problemes o entrebancs amb què s'ha trobat, les vies de solució que ha emprès i també els principals elements determinants de l'èxit (si és que n'hi ha hagut).

    De tota manera, no sé si és ben bé un modelament en el sentit estricte, Manel.

    Mònica

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  4. Celebro que te gustara aquel post.

    Resulta que me considero un amateur de la neurociencia. Parece que no es casualidad que estemos de acuerdo.

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  5. Gracias por tu aportación, Mònica, es muy interesante este punto de vista y más cuando se trata de alguien con responsabilidades en la prestación de servicios des de la administración y conocedora de entornos de benchmarking.
    Respecto al modelamiento creo que también es acertada mi utilización, en el sentido estricto. La característica del modelamiento es servir de ejemplo [o patrón] para que sea imitado…A diferencia del “moldeamiento” consistente en el reforzamiento sistemático e inmediato de aproximaciones sucesivas a la forma de actuar “modelada” por alguien.
    De todas formas coincidimos en el fondo de la idea.
    Saludos,

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  6. Curiosa coincidencia Alorza!!
    Gracias por pasarte por aquí.

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