Aprender consultoría

Para los consultores de a pié, es decir para aquéllos que nos arremangamos y nos tiramos por los suelos de las organizaciones para poder llegar a la fuente de las humedades más recónditas, el tema de reciclarnos es complicado.

Para qué nos vamos a engañar, pero a menos de que seas un consultor de tarima, del tipo de los que se dedican a ser invitados para difundir consultoría más que a rascar directamente en las organizaciones, a los de mi clase hasta nos cuesta imaginar una reunión o formación, o cualquier cosa terminada en “ón”, sin tener que diseñarla y conducirla personalmente.

Encontrar escenarios donde poder intercambiar metodologías, técnicas o trucos útiles es difícil. Supongo que las causas son múltiples pero parece como si tratar de las herramientas, del tipo de masilla que utilizas o de si la llave del cinco es la más indicada fuera un subgénero muy menor de la cantidad de cosas interesantes que, por lo visto, tenemos para intercambiar.

Nos damos a degustar platos pero no entramos en los pormenores de la receta. La cata es el fin cuando lo que algunos necesitamos es conocer el proceso de elaboración, las temperaturas, el tipo de barrica, etc. Los eventos sobre consultoría que conozco suelen ser lo más parecido a encuentros de magos donde quedas alucinado con actuaciones espectaculares y sales preguntándote cuál debía ser el truco y, dígase lo que se diga, en ese llamado mundo dospuntocero que habitamos pasa un poco lo mismo.

Iniciativas como las Jornadas de Consultoría Artesana, que en el marco de #REDCA se han organizado en Girona, rompen con esto. Por primera vez en muchos años he visto metodología, técnica y habilidades de consultoría en acción. Y esto no tan sólo me da fuerza e inyecta nuevas posibilidades a lo que vengo haciendo un día tras otro, sino que actúa como una eficaz terapia a ese comportamiento obsesivo al que nos vemos arrastrados sin querer los consultores que, como yo, nos aburrimos de hacer siempre lo mismo y lo solventamos componiendo múltiples variaciones sobre un mismo tema.

Me quedo con la imagen de Eugenio Moliní ofreciéndose valientemente a conducir una actividad para transferir su manera de hacer haciéndolo. Todo un ejemplo de cómo desarrollar capacidades en los otr@s sin echar mano de la consabida formación. ¡Vaya, que de eso se trataba!
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En la imagen, consultores de #REDCA unificando criterios a través de una dinámica participativa que buscaba eliminar jerarquías y grupos para facilitar el trabajo en red.