domingo, 1 de agosto de 2010

La “Església del Mar”

Desde que Ildefonso Falcones escribiera una novela en torno a la Iglesia de Santa María del Mar, escucho a menudo referirse a este edificio [¡incluso a guías turísticos!] como “La Catedral de Mar”. Lo cual no puedo evitar que me saque de mis casillas, quizás por aquello de que no soporto que se haya de teñir con grandilocuencias algo que por su sencillez ya es sublime.

La “Església" de Sta. María del Mar es para mí un exponente del gótico por su extraordinaria sencillez, contenida en una grandiosidad preñada de toda la fascinación que uno pueda exhalar cuando se encuentra en su interior.

También es un referente de este carácter [cada vez más oculto] de la gente de Barcelona capaz de imponerse al margen de sus gobernantes. Una Iglesia hecha por el pueblo y para el pueblo donde uno todavía puede no pagar para acceder, hacer fotos e incluso paseársela en bicicleta, tal y como lo vi hacer a una turista china. Una muestra más del tipo de turismo al que nos exponen “para bien de todos” las incalificables políticas municipales.

Mi relación con Santa María del Mar se puede definir como íntima y se remonta a cuando la utilizaba como sala de lectura en mis inicios laborales. Era joven, tenía poco dinero, ganas de leer y la magnitud de este templo, sus columnas y sus llaves de bóveda contuvieron toda mi impetuosidad y mi fantasía. Por ese tiempo también recuerdo una noche que se interpretaba el Canto de la Sibila, nos hicieron acceder por una puerta pequeña, uno a uno; el interior tan sólo estaba iluminado con velas y unas figuras encapuchadas aguardaban entre las columnas para susurrarte al oído: el fin del mundo está cerca

Últimamente, observando mi manera de hacer y de tomarme la vida, me ha dado por pensar que si sigo respirando como lo hago: rápido, arrítmica y superficialmente o, incluso, conteniendo el aire como para no influir y estropearlo todo, entonces consumiré mi tiempo demasiado pronto y me perderé algo importante. Pero si alguna vez consigo respirar pausada, acompasadamente y con profundidad quizás pueda vivir toda una vida. Y no sé, me ha dado por pensar en Santa María del Mar, y unas ganas enormes de volver a sentarme en su nave e iniciarme, de verdad, en esta serenidad que tanto necesito…
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La foto es reciente, aprovechando la calidad que le da a la piedra una tarde gris y lluviosa.


7 comentarios:

  1. Lo primero ¡gracias!

    Una de las cosas que me gusta o, más bien necesito hacer con cierta frecuencia, es pasear sola y perderme por algunos sitios. Me resultan gratos los espacios "sagrados", sentarme en la Iglesia de "San Francisco El Grande", cerrar los ojos, respirar profundo y "sentir" .... hay corrientes "raras" de aire, sonidos que están .... no se donde están, es como si el bien y el mal, ángeles y demonios vagasen juntos en su interior .... toda una experiencia.

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  2. Recorda'm que et canti Sa Sibil·la!
    Crec, sincerament que no respires ràpid ni arritmic ni superficial... Pot ser ho és la feina, però sé cert que no ho fas tu.

    Una besada

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  3. Para mí Santa María del Mar es también un lugar de referencia (como para tantos en Barcelona) y, siempre la he llamado así, sin ningún “complemento” añadido… supongo que porque no he asistido en ella a ninguna ceremonia religiosa.

    Para mí ha sido un lugar donde pensar sobre cómo organizar mi vida para que lo importante no se perdiera entre lo urgente y evitar llegar al final sin saber cómo y sin entender muchos porqués… el invierno pasado fui por allí bastante y supongo que me ayudó; iba alguna mañana, cuando el Born todavía no está despierto (ni los turistas) y la luz que se filtraba por las vidrieras convertía el lugar en una especie de isla de penumbra.

    Me parece buen propósito el que tienes de vivir toda una vida, con intensidad y profundidad, pero no sé porqué, sospecho que ya lo haces, aunque quieras más... como queremos todos cuando nos damos cuenta de que el tiempo pasa demasiado deprisa.

    ¡Suerte en la búsqueda de la serenidad! (si existe, y la encuentras, cuenta, que recorreremos el camino unos cuantos ;-D)

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  4. Deberé visitar ese lugar en alguna escapada a Barcelona: porque aún conociéndolo desde fuera, jamás lo he visitado con ojos de ermitaña. De momento, debo conformarme con un pequeño fragmento del murete que bordea el cementerio de Canet d'Adri, un lugar silencioso desde el cual disfrutar de una vista privilegiada sobre Girona y sus territorios colindantes.

    No sé qué tienen esta especie de refugios, pero consiguen que vuelvas una y otra vez en busca de sosiego. El tuyo, por lo que explicas en el blog, debe ser un lugar ciertamente bello.

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  5. @Juana, Cierto, los lugares “sagrados” y además si son antiguos, despiertan cierta energía inquietante…quizás por su quietud. Yo creo que los antiguos maestros los edificaban a sabiendas de que, con los siglos, serian habitados por todo tipo de seres susurrantes. De alguna manera, no acabas de tener la sensación de estar realmente sólo…

    @Tonapou, Cantes Sa Sibila?? Jo! quin munt de virtuts que aplegues? :-) Lo jorn del Judici/ parrà el qui haurà fet servici. Gracies pel comentari Tona.

    @ Francesca, Sinceramente creo que algunos [me refiero a mí y a los que son como yo] estamos tan ansiosos y obsesionados en vivir la vida que, por ello, no la vivimos en absoluto y vamos cardíacos. Sí creo que el día que me encuentre sintiéndome respirar tranquilo será un gran logro… Ya te iré contando ;-)

    @Anna, Has de conocer Santa María del Mar, a ver si tienes la suerte de pillarla un día sin turistas en chancletas haciendo fotos y charlando en voz alta [te imaginas Barcelona un solo día sin turistas?...parece una invasión de zombies!!] Como comentábamos con @Juana, al margen de religiones, los lugares sacros adormecen el cuerpo y vivifican al espíritu…Ya te comenté que en Girona solía pasarme un buen rato sentado en aquel banco de madera respirando serenamente ante el tapiz de la Creación…no deja de ser una variante nuestra de la meditación…oi?

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  6. Santa Maria del Mar me trae recuerdos de uno de mis primeros empleos, en la calle Argenteria, también mucho antes de la invasión de los zombies.

    Recuerdos también de infinidad de paseos cerca (y dentro) de sus muros, con mi reciente amor entonces, buscando cobijo a resguardo de las miradas ajenas... Y una foto de mi amado a las puertas del templo, acompañado de una paloma que, por azar, posó junto él.

    Gracias por despetar esos recuerdos!

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  7. Bueno, cada cual buscamos "espacios" para encontrarnos a gusto. A veces los creamos con la imaginación, a veces necesitan un espacio real. Sea como sea, disfrútalos.

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