jueves, 18 de noviembre de 2010

Exorcismos

Por algunos es sabido que es la misma religión la que crea demonios y la que los exorciza y, curiosamente, es mayor el número de sacerdotes que, a través del miedo, los inoculan que el de aquellos que liberan los cuerpos poseídos de tan sulfúrea compañía.

Hay que añadir que de exorcistas hay muy pocos y que, contrariamente a lo manifestado por los medios más sensacionalistas, éstos son meticulosamente escogidos en crípticos cenáculos vaticanos por sus cualidades humanas entre las que se deben encontrar, sin lugar a dudas, la discreción y una extrema humildad en la que no se atisbe ni un ápice de ambición yoica. Ya se sabe que el demonio se sirve de cualquier virtud capital para convertirla en pecado y así corromper y subyugar el alma.

En consultoría las cosas no son muy distintas. Desde los albores de la profesión, abundan aquellos que han orientado su empeño en remunerar sus servicios a cambio de un lenguaje críptico, difícil e incomprensible inyectando en sus clientes el temor y la total incapacidad para entender lo que se traen entre manos al margen de las interpretaciones que, bajo una apariencia de cientifismo, complejidad y voluntad de servicio, ofrece esta oscura casta sacerdotal.

En una cultura que valora lo difícil, donde el lenguaje barroco es sinónimo de seriedad y de objetividad y donde lo que es fácil no merece la pena del esfuerzo de aprenderlo ni de pagar por ello, ha sido relativamente sencillo aupar un tipo de consultoría/formación con un fuerte componente oracular y donde diletantes han hecho su agosto trazando mágicos y extraños signos en organizaciones o entonando incomprensibles cánticos con fines protectores.

Pero, afortunadamente, de entre todas estas caras con expresión grave y austera y de todas estas mentes portentosas conocedoras de los más insondables secretos, se atisba, muy de tiempo en tiempo, el rostro fresco de alguien que con toda sencillez y humildad exorciza aquellos demonios fuertemente anclados en los pliegues de nuestro cerebro que impiden, por ejemplo, entender de una vez por todas lo que son, como se construyen y para qué sirven los indicadores. Y aquí es cuando te reconcilias con la profesión…


13 comentarios:

  1. Manel: ¿y quién es el exorcista que ha conseguido explicar lo de los indicadores? ¿Algún enlace?

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  2. Tan solo un nombre y una merecida buena reputación que te haré llegar, Eugenio.

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  3. Es cierto, la complejidad vende... pero cada vez menos. Creo que últimamente van cayendo (o vamos arrancando) las máscaras de ciertos "fantasmas" de la consultoría y también de otras disciplinas. Lo sencillo y claro va ganando campo al artificio, pero muy lentamente todavía.

    Buen post, señor exorcista. Gracias.

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  4. Dicen que el poder del diablo reside en que nadie cree en él. Como bien dices, en el caso que nos ocupa ya sabemos de su existencia y quizás por esto much@s os neguéis a prestarle oídos. De todas maneras se requiere todavía de unos cuantos pases exorcistas más para desbloquear muchas capacidades inutilizadas…
    Gracias por pasarte por aquí Mònica, ya se te echaba de menos…

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  5. Mi percepción es que el poder del "mal" o del diablo reside en que nadie quiere mirarle a los ojos, lo ven, pero hay que confrontarlo, hay que encararlo, seguramente como los problemas de las organizaciones.
    Hay un libro que se llama "El Punto Ciego" de Daniel Goleman, hace tiempo que lo leí, pero creo recordar que de algo de esto hablaba.
    Nota: De exhorcismos de verdad, podemos hablar en algún otros blog tuyo, si algún día te apetece.

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  6. Manel:
    Te escribo mientras me desplazo en tren a Sevilla. Me ha gustado tu post. Siempre escribes bien, pero esta vez te veo especialmente fino con las palabras. Las justas, y las exactas. Creo que de todas las profesiones, son los abogados los que más practican este juego tramposo de complicar las cosas para que despues los necesitemos. Seguidamente vienen los políticos, y creo que los consultores estamos en el top-ten. Pero como alguien ha dicho, la cosa está cambiando. La simplicidad o la sencillez empieza a ser un reclamo, y la gente se da cuenta que puede (y debe)exigirla. Un abrazo

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  7. @Juana,
    A veces he hecho algún post donde me pregunto dónde radica la dificultad para realizar ciertas cosas que son sencillas y he llegado a la conclusión que es el resultado de horas y horas de “endiablada” formación Juana.

    No conozco el libro Juana, pero mirando una sinopsis he visto que habla fundamentalmente del autoengaño y sí, un día de estos, en otro escenario, hablamos.
    Un abrazo,

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  8. @Amalio,
    Sí, quizás está cambiando y el “exorcista” al que me refiero al final del post junto a la cliente que me lo comentó es una prueba de ello.
    Tenemos pendiente un diccionario consultolabia-normal/ normal-consultolabia ¿te acuerdas? ;-)
    Que triunfes en Sevilla!

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  9. Mi empresa debe ser un vaticano del arverno porque cada vez hablan más raro, primero fue el inglés y luego las siglas de expresiones en inglés. Y si no las usas ya no te entiende ni el portero.
    Por favor, dadme el número del exorcista, pero que sea un Manolete del exorcismo, que tiene mucha faena.
    Muy interesante y perfectamene escrito hoy, un saludo,
    Ug

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  10. En algunos casos se impone la visita del mismísimo "padre Merrin" verdad T. Eugenio?
    :-)
    Muchas gracias y un abrazo,

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  11. Bon dia, Manel.

    Todo y que estoy desde hace unos meses "alejada" de todo lo relacionado con organización, voy leyendo.
    Coincido con Amalio, este post te ha quedado bordado, y la puntilla final es la última frase y el modo de ubicarla. Genial. Ya me estás inspirando alguna de mis frasecillas endemoniadas:-).

    Un gusto leerte. Abrazos.

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  12. @Begoña, Gracias por leerme y por tu comentario. A ver qué demonios inspiran estas frasecillas ;-)
    Un abrazo,

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  13. Coincido con la petición de Eugenio Moliní, lo de los indicadores me interesa especialmente. Muy especialmente. Agradecería la información, aunque la pida tan a destiempo. Si puede ser, claro :-)

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