A estas alturas ya me siento con la suficiente autoridad como para afirmar con cierta propiedad que hay [muchas] cosas que no entiendo. De la misma manera que el conocimiento sobre mi mismo que me han dado unos cuantos años me eximen de algunas responsabilidades al respecto, tantas como para considerar seriamente que hay unas cuantas cosas que no se entienden.
Una de estas cosas, quizás una menudencia, es este concepto grandilocuente y desgastado hasta el punto de ser casi transparente de que la finalidad de los blogs reside en la conversación.
No voy a negar que alguna vez he visto algo parecido a una conversación en algún post, pero, para ser sincero y dejándome de e-entusiasmos, la mayor parte de las veces he visto opiniones aisladas con más o menos gusto, que se refieren más o menos al motivo del post en cuestión y que son más, menos o nada comentadas dependiendo del grado de #gurubloguía en el que se considere instalado el/la autor@. Porque, todo sea dicho de paso, parece darse la curiosa paradoja de que la relación entre contestar a un comentario y el estatus [es decir, el número de seguidores] del blog suele ser inversamente proporcional. Es más, si se es un #gurublog la respuesta a un comentario, de darse, ha de ser escrita como de lado o mirando desde arriba, casi siempre como una coletilla de ilustrado agradecimiento y, demasiadas veces, con una cierta sorna despectiva como para dejar bien claro que “entre tú y yo NO es natural que puedan saltar chispas”.
Yo creo que, así como cada uno tiene absoluta libertad para leer lo que le venga en gana, la finalidad de un blog la dicta la voluntad del autor o autora y de que ésta voluntad es una u otra dependiendo de la volubilidad de quien escribe respecto al porqué escribe o respecto del tema que se trate en el post.
Como en casi todo lo humano, el éxito de una relación reside en el trabajo empático que se realice respecto a las intenciones del otro. Desplegar un punto de vista sobre el otro a partir de lo que uno considera para sí mismo lleva, la mayor parte de las veces, cuando no a la confusión, al estupor que produce el toparse de repente con una reacción del prójimo que uno no esperaba. En estas situaciones, echarle la culpa al otro me suena a culpar a la farola por haberme dado en los morros con ella.
La existencia o el tipo de conversación en un post está íntimamente relacionado con la voluntad de su autor o con la gracia que tenga quien comenta para entablar relaciones basadas en el diálogo. Así pues, cuando alguien está tan interesado en los contenidos de un post como para dejar un comentario con pretensiones de conversación es crucial que, primero, tenga en cuenta las posibles intenciones del autor y, segundo, procurar en el diálogo un registro cómodo para ambos. Pretender que un post, por el mero hecho de serlo, ha de admitir cualquier forma de comentario es no contemplar las reglas elementales de convivencia, ignorar el difícil equilibrio entre la libertad de escucha que, afortunadamente, lleva siempre pareja la libertad de expresión o pasar de las mínimas normas de urbanidad que exige el comportarse en casa de otro.
No es tan difícil: a partir del grado de complejidad, erudición, profundización en la idea o calidad literaria del post uno puede intuir las intenciones del autor, las cuales pueden oscilar desde el compartir una idea hasta abrir un debate que enriquezca con capas de aportaciones la idea principal. Aplicando la definición que de la variación musical hizo en su día Glenn Gould un post viene a ser, a veces, “una curva melódica que suplica a gritos ser ornamentada”…insisto y es importante, “a veces”…
Respecto a encontrar un registro cómodo no voy a entrar en sutilezas entre lo que es debatir o dialogar, pero sí incidir en la necesidad de sintonizar el dial del comentario con la señal emitida por el autor en el post, con la sana intención de eliminar ruidos que compliquen la comunicación y generen disgusto por parte de los presentes, incluyendo no solo al comentarista y al comentado sino a todos los que pueden estar a la escucha.
A veces es importante tener en cuenta lo que es obvio, es decir, que cualquier idea escrita ya ha sufrido un proceso de elaboración en la que el autor ha dejado tiras de piel. De alguna manera cualquier opinión lleva consigo en mayor o menor grado el aval de la vida de quien la formula. Considerar este aspecto y actuar en consecuencia es uno de los factores principales que distinguen al buen conversador. Ignorarlo me parece propio de personalidades insensibles, inflexibles, egocéntricas o las tres cosas a la vez.
Dicen que en una conversación no se sale jamás igual que se ha entrado. Sin pretender ignorar a quienes puedan considerar que la unidad mínima de conversación consiste en dos emisiones producidas de manera secuencial cada una de ellas por dos personas distintas [ex. Hola/hola, qué hora es/las dos y cuarto, parece que va a llover/pues sí…] a mí siempre me ha parecido que la conversación era algo más que un intercambio corto de frases más o menos amables y que requiere necesariamente de una mínima dosis de complicidad interpersonal respecto al interés en intercambiar impresiones sobre el tema en cuestión.
En un post normal, escrito por alguien normal, una interacción también normal suele contemplar tres emisiones: la que inicia el/la autor/a con el post, el posible comentario del visitante y la respuesta/cierre por parte del autor/a. Que exista un comentario a esta respuesta/cierre suele sorprender hasta el punto de la osadía […o de la herejía, según el blog] y que el autor re-comente a un re-comentario supone ya una subida de tensión arterial fuera de lugar.
Al final, lo que se suele ver es que uno suele ser afín a las ideas que más o menos conscientemente ya tenía y que la mayoría de las respuestas a comentarios, suelen ser extensiones, argumentaciones, contra-argumentaciones o matizaciones a lo expuesto en el post. Vaya, que todo queda igual pero eso, sí, ahora somos más amigos, o no…
Y es que da como para pensar que la verdadera finalidad de este tipo de escenarios radica, cuando no en compartir, en identificar afinidades simplemente para crear red.
Soy una comentadora "profesional" jajajajaja partamos de esa base ....
ResponderEliminarMi opinión es que para hacer comentarios "críticos" hay que leer mucho el blog, pero mucho, mucho .... y tener en cuenta que cuando solo hay palabras escritas, hay mucho de ti en lo que interpretas, porque el lenguaje es muy subjetivo.
Y esta también es mi opinión:
"la verdadera finalidad de este tipo de escenarios radica, cuando no en compartir, en identificar afinidades simplemente para crear red."
Pero admito otras posibilidades ....
Es ese punto magnífico “tras el proceso de elaboración de la idea reflejada en el post” el que aporta y permite interiorizar un punto de vista, apreciar matices, explorar nuevos caminos.
ResponderEliminarDejar comentario en un blog es decir “Me estado aquí y he compartido tus reflexiones”. Puede que esté de acuerdo, o puede que no. En cualquiera de los dos casos, no pasa nada si se dice, pero en el tono adecuado y no ocupando más espacio del que la propia corrección indica.
Observo que la mayor parte de las personas que comentamos tenemos también blog así que ahí es dónde cada cual puede continuar su propia divagación, enlazando el origen, si lo considera conveniente.
Pero no comprendo dos tipos de posturas, la que entra a rebatir o la que pretende dar lecciones. Personalmente, si no me aporta, me voy. Ni molesto, ni me molesto. Anda los minutos muy escasos para desperdiciarlos y tiene la vida muchos alicientes.
Comparto la opinión que expresas y enlazas entre dialogar y debatir. Aunque yo diría incluso se confunde debatir con rebatir. Gracias Manel.
Manel:
ResponderEliminarMuy buen post. Iba a comentártelo aquí, pero al final me fue quedando muy largo, y me decidí a continuar la conversación desde mi blog.
He escrito una entrada sobre este tema, aportando mi punto de vista. Permíteme aportar el enlace aqui: http://www.amaliorey.com/2011/04/03/%C2%BFpara-que-tengo-un-blog-post-226/
un abrazo
@Juana, Doy fe de tu profesionalidad como comentadora. Normalmente haces comentarios que complementan la aportación o expones otro propio punto de vista considerando la realidad poliédrica de cualquier experiencia. Esto es, que diferentes puntos de vista reflejan diferentes caras de una misma realidad.
ResponderEliminarQuiero añadir, Juana, el valor añadido que supone para este blog la limpieza de tu mirada y la calidez de tu palabra, algo que al autor le da energía y ganas de seguir adelante con este proyecto.
@Isabel, Comparto al 100% el punto de vista práctico que reflejas en tu comentario. Podría recoger cada una de tus líneas e insertarlas entre las mías ya que lo que precisas lo echo de menos en el post.
ResponderEliminarReinvindico esta frase: “dejar comentario en un blog es decir He estado aquí y he compartido tus reflexiones”, ya que alguna vez he oído decir que fuera del debate el resto es “enjabonarse”. Lo cual, añadiría yo, lejos de ser inútil es básico para reforzar las relaciones humanas. A veces nos olvidamos de que la emoción no se genera en el cortex cerebral.
Buena distinción esta de debatir y rebatir y añado que, a veces, uno está cansado de “batirse” tanto y lo que realmente apetece es construir sin destruir previamente.
@Amalio, Me parece de lo más natural la mayoría de lo que cuentas en tu comentario Amalio pero echo de menos al menos un par de cosas que te comento aquí mismo:
ResponderEliminarUna es que para que le escuchen a uno se ha de tener algún interés en lo que uno tenga que decir. Me pregunto de qué sirve debatir o discrepar cuando al supuesto receptor no le interesa mi aportación o mi estilo… Me dirás que entonces ¿para qué se tiene un blog?, pero se puede dar el caso de que ciertas aportaciones sean mejor aceptadas que otras quizás porque están estructuradas de una manera aditiva y no competitiva. En comunicación es importante tener en cuenta el estilo del interlocutor. No hacerlo lleva a resultados que todos conocemos. Me suscribo a la idea de Isabel: para ciertas manifestaciones en determinados espacios [que no en todos] tiene cada uno la opción de su propio blog. Vaya, lo que tú has hecho con este post.
La otra es que no todo lo que se escribe son ideas de última hora que pueden ser puestas en cuestión por una buena argumentación puesta sobre la mesa por una mente ingeniosa. Existen casos diferentes al que expones al final de tu post, donde las ideas son el destilado de la experiencia profesional de años de una determinada persona. Contraponer a estos puntos de vista el destilado de la propia experiencia a veces [muchas] viene a ser lo mismo que comparar las guindas con los melones por el hecho de que todos sabemos lo que son las frutas. Ante ciertas cicatrices ajenas uno también puede mostrar con orgullo las suyas, guardando el debido respeto por las del otro ya que son el resultado de distintas batalla...algo obvio.
La contención no ha de ser sinónimo de represión y es una capacidad encomiable.
Por último, tan solo no coincido en un pequeño detalle de tu comentario ya que, personalmente, no respondo a los comentarios porque sea “mi deber”. Este es un tema muy personal ya que soy contrario a imponerme como deber cualquier cosa directamente relacionada con la arbitrariedad conductual de alguien a quien, además, probablemente no conozco.
Yo respondo a los comentarios por la misma razón que escribo un post, porque “quiero” hacerlo. Cuando se dé el caso contrario seguramente me plantearé qué hacer...
Yo lo recibo como un acto de generosidad.
ResponderEliminarPor contar mi experiencia.
Podría estar en la cama de un hospital antes o despues de un proceso grave, podría estar en la sierra con un destino alejado, podría estar con muchos hijos pequeños, en un piso pequeño, en una empresa sin ventanas, sin puertas, en una buhardilla...o en un penthouse, donde, como y cuando quisiera que estuviera... Manel, en este caso, me da la oportunidad de escucharle y tengo el pleno convencimiento de que me escucha.
Está claro que hay cientos de millones pinchados en la red, o no tantos...pero quien me da la oportunidad, quien me habla y quien me escucha, en abierto desde luego, en este caso, es Manel que es alguien que lo que dice me interesa.
No es mi tema teorizar sobre la cuestión, es algo personal, intimo , pero en abierto,sobre lo profesional, sin secretos...me gusta, me enriquece(los de mi generación diríamos "tiene su punto...su puntito") y cuando el jet lag / editores lag / ave lag / niños lag / elecciones lag ... bueno, todo eso , me permite estar en sintonía, "coger la onda", pues me paso por aquí y suena como un bajo "...blue moon......." y resulta así, muy interesante y divertido, sin que sea preciso el merlot del somontano y más pacífico que el padel.
Gracias Manel.
@lgtomas. Gracias a ti por esas palabras. Ante lo minúsculo que se ve uno, en el transcurso de su propia vida, y el espejismo de la vida de los demás, no puedo dejar de mostrarte mi agradecimiento por la generosidad de hacerme sentir grande.
ResponderEliminarNo me gusta resolver comentarios elaborados con salidas estándar. Yo también comento en blogs y me produce cierta disonancia cuando alguien me despide con una frivolidad, afortunadamente, esto sucede poco. De momento me considero alguien con suerte ya que estoy topando con personas de gran calidad humana tanto en este espacio como en otros que visito.
Un fuerte abrazo,
Manel: Como soy de los que creen en el diálogo/debate, lo continúo, sigo la conversación. Aunque el texto al que te refieres está publicado en mi blog, y quizás era ahí donde correspondía comentar sobre él, regreso aquí a compartir contigo mi punto de vista.
ResponderEliminarDe acuerdo con lo primero: “para que le escuchen a uno se ha de tener algún interés en lo que uno tenga que decir”. OK, yo las veces que escribo un comentario en un blog lo hago pensando que eso es así, que están interesados en escucharme. Una vez que descubro que no soy bienvenido, me piro con la cabeza bien alta, y no vuelvo.
Por supuesto que cualquiera puede tener un blog y preferir o incluso rechazar ciertas aportaciones. Ya lo he dicho, cada maestro con su librito. Y en cuanto a la dicotomía “aditiva/competitiva” que comentas, debo reconocer que a mí eso me importa poco. Yo voy a la idea, al interés intrínseco de la idea, y lo que puedo aprender de ella. Si me hace pensar, si me enriquece, no me importa lo demás. Presuponer las intenciones (competitivas) del escribiente es un ejercicio que desgasta el coco, y refleja en buena medida una actitud defensiva por parte del receptor. Puedo entender que haya gente que se estrese por eso, pero yo prefiero centrarme en el contenido, en el valor de la idea. Mientras no me ofendan, cualquier persona que se esfuerce por ir a mi blog a dejarme unas ideas bien pensadas serán recibidas con un plas, plas. Agradezco un montón que alguien se moleste en pensar seriamente sobre algo que he escrito, y para mí eso es lo más importante. Lo demás pertenece al subjetivísimo reino de las percepciones, e incluso de las paranoias.
Hay posts que puedes contestar con entradas desde tu blog, porque dan juego para eso. Es lo que hice en tu caso. Pero la mayoría no es así. Lees una entrada, y la comentas ahí mismo. Si cada vez que vamos a discrepar o matizar un texto de alguien tenemos que irnos fuera de “su” casa, pues los comentarios serían una cadena de elogios y palmaditas. Esa sí que sería una (no) conversación, y bastante aburrida.
El segundo punto que comentas. Cuando un bloguero expone una idea que es el resultado del “destilado de la experiencia profesional de años”. ¿Por qué hablas de “contraponer”? es que no es eso. ¿Y por qué no piensas que otros puntos de vista o “experiencias” pueden ser “aditivos”? ¿Y si ese destilado tuviera sesgos, eso no es posible? ¿Por qué no se pueden intercambiar “destilados” si el que comenta el post también tiene “sus” experiencias sobre el mismo tema? No sé, Manel, no veo heridas, ni cicatrices, ni nada de eso. Es solo “conversación”, colega… es que no sé por qué tanta sensibilidad hacia la diferencia. Ya lo comenté en mi post: hablamos de ideas, y no de personas.
Me parece bien que tú respondas a los comentarios (solo) porque “quieras” hacerlo. Añado un matiz en mi caso: yo lo veo como un “deber” que “quiero” hacerlo. Tengo un fuerte sentido del deber en ciertas cosas, y una de ellas es responder a alguien que se ha molestado en escribir un comentario en mi blog. Y como no me cuesta nada hacerlo, ni me planteo dejar un comentario sin respuesta. Por cierto, compañero, que conste que todos sabemos contenernos, y lo hacemos.
@Amalio, sobre el papel, tu perspectiva sobre las ideas y las personas me parece tan plausible como cualquier otra, no tengo nada que decir, pero yo no estaba hablando de ti, sino sobre la conversación en los blogs en general. En tu post te refieres a porqué tienes [tu] un blog. No voy a entrar en tus razones.
ResponderEliminarMe es difícil [por no decir imposible] no ser sensible a las diferencias sencillamente porque existen. No creo necesario extenderme en este punto porque has podido comprobarlo recientemente.
Muchas gracias por tus aportaciones Amalio, Un abrazo.
Lamento llegar tarde a este "debate". El diàlogo que han manetnido Manel y Amalio, demuestra para que son buenos los blogs. Y aunque no sea asi, siempre seràn una buena plataforma para opinar u para ordenar las ideas propias.
ResponderEliminarDe este blog pasarè al de Amalio a leer lo que de tu blog escribe, y asì, se forma una de los intereses mayores: la formaciòn de redes.
¿Para què sirven los blogs? Pues para tejer redes de conocimiento.
Alberto