No hace mucho comentaba, en relación a la creatividad, que “la diferencia entre ser creativo o no está en hacerle caso a las propias ideas”, lo cual dirige la atención al hecho de que la creatividad no es tanto una cuestión de tener buenas ideas como de considerar que cualquier idea, por disparatada que parezca, puede ser buena.
Esto que escrito así, de izquierda a derecha, parece a simple vista sencillo, es, por el contrario, harto complicado, ya que por tod@s es sabido que lo que se nos ha enseñado a lo largo de todo nuestro aprendizaje es, mayormente, a considerar como válidas aquellas ideas que partan de una experiencia ya contrastada o que sean expresadas por alguien con una cierta relevancia social, que tenga un conocimiento reconocido sobre el tema del que se trate o, en el caso de las ideas geniales, que incluya en su repertorio personal un cierto grado de excentricidad.
Respecto a este último punto, el de la excentricidad, suele haber la idea generalizada de que la creatividad es directamente proporcional a la cantidad de una serie de atributos, muy concretos, que se den cita en una misma personalidad. Así pues se suelen asociar a la persona creativa rasgos, hasta cierto punto, antisociales, imagen heredada de la rebeldía que han exhibido algunos iconos del arte. También se asocia la creatividad con el despiste, el desorden y la locura, por aquello de prestar poca atención e ignorar el orden establecido y poder remontar la fuerte corriente del “pensar y proceder como Dios manda” .
Las cosas se han llevado tan lejos que incluso se ha llegado a suponer una actividad cerebral determinada, atribuyéndoseles a aquellas personas consideradas como creativas un dominio incuestionable del hemisferio derecho, mientras que el poder del izquierdo va extendiéndose y abarcando la base de una pirámide en la que creen encontrarse la gran mayoría de las personas. Algo que, sin lugar a dudas, responde más a una necesidad tayloriana de comprender nuestro cerebro que a lo que realmente están apuntando los avances en neurociencia cuando nos hablan de que las funciones cognitivas superiores parecen ser más el resultado de una actuación holística que no localizada.
En otro orden de cosas, en los entornos en los que me muevo y trabajo he comprobado que considerarse creativo y aportar buenas ideas [útiles, posibles, sencillas y originales] no siempre está relacionado. Pudiéndose dar el paradójico caso, por otro lado tan común en este momento donde el marketing personal está en auge, de personas que se autodenominan o son consideradas creativas, como si de una característica cromosómica inherente al propio código genético se tratara, del mismo orden que lo es el ser rubio o tener los ojos verdes. O personas de las que hay evidencias de haber aportado alguna idea distinta y válida pero que, en cambio, no son rescatadas del carácter uniforme y átono del conjunto de la población.
Sin entrar en temas de personalidad, pseudocientíficos ni esotéricos, desde mi punto de vista, la persona “creativ@” ha de reunir dos elementos imprescindibles e inseparables: Por un lado la capacidad de lanzar ideas [propias o no] y hacerlas rebotar como si se tratara de aquellas pelotitas de goma que salían disparadas hacia todas direcciones, creando trayectorias imprevisibles [¿te acuerdas?] y por otro lado una estructura mental capaz de configurar cuatro paredes y un techo en las que esta pelotita vaya rebotando in aeternum, sin el peligro de que se pierda por falta de contención. En la metáfora, las paredes representarían un marco metodológico sólido. Para terminar, esta cajita ha de tener la capacidad de ensancharse y aumentar la distancia entre sus paredes para poder ofrecerle a la pelotita más posibilidades en cuanto a la longitud de sus trayectorias. Esto sería el equivalente a tener “amplitud de miras”.
Este enfoque me permite distinguir cuatro maneras de abordar el proceso creativo que identifica a distintos tipos de individuo:
1.- Tener ideas [pelota rebotando] más cuatro paredes en continua expansión: Persona creativa capaz de generar una diversidad de ideas y de desarrollarlas funcionalmente considerando un contexto determinado.
2.- Tener ideas pero sin un marco metodológico claro que las contenga, seleccione, analice, priorice y conecte con un objetivo [falta de paredes]: Dispersión mental, diarrea de ideas, desconexión con la realidad, falta de orientación al tema.
3.- Tener un marco metodológico claro [hay paredes] pero sin ideas [la pelota, en caso de haberla, se deposita en el suelo y se deja ahí, quieta]: Persona aquejada de hiperpragmatismo, rigidez mental, inflexibilidad y sumisión al método.
4.- Tener ideas rebotando pero en una cajita tan pequeña que ahoga rápidamente su movimiento: Inseguridad, desconocimiento, especialización, cortedad de miras, enfoque estrábico por aquello de hacer coincidir cualquier punto de vista con la punta de la propia nariz.
Buena metáfora, muy creativa ;-)
ResponderEliminarEsa pelota, que sea de esas bien macizas, de goma dura y gran rebote, que también las hay playeras y fofas, que rebotan apenas unos centímetros para salir rodando luego sin mayor alcance, aunque son muy vistosas...
Coincido con Miquel, una metáfora muy creativa. Y muy didáctica. :)
ResponderEliminarY supongo que en los grupos de trabajo podemos encontrar los cuatro tipos así que el objetivo debe ser el “hacer equipo”. Y esto sí que implica un buen marco metodológico presidido por el concepto de utilidad (sencillez, confianza, ilusión…).
Rompiendo tópicos e inercias…. ¡Me gusta!
Un abrazo!
Gran post Manel, claro, diferente e inspirador....
ResponderEliminarSi las paredes que propones al marco fueran de cristal y transparentes, además de la trayectoria de la pelota dispondríamos de las sombras de la misma proyectadas en el suelo.
La luminosidad del entorno influye en que las sombras pinceladas en la base sean nítidas o difusas.
Este "decorado" con acristalamiento permite tambíen hablar de las ideas disruptivas, aquellas que dotan a la pelota de una energía mecánica tal, que son capaces de romper contextos previos.
Seguiré con atención tanto las trayectorias como los sonidos que produces en tus botes y rebotes...
Un abrazo!!
En cuanto le das "cuerda" el personal se pone a imaginar .... no hay más que leer los comentarios .... somos fascinante ¿no me digas que no? ....
ResponderEliminarHay gente que ha sido muy creativa y sin embargo poco comprendida en su época, el caso más dramático el de Van Gogh.
Los hay incluso muy creativos en la "mala leche", en la historia hay uchos ejemplos .... los seres humanos que somos curiosos.
Espero que mi cerebro no sea tan "polar" como el de la foto .... ¡espero! ....
@Miguel. Exacto, de aquellas pequeñitas y, a ser posible, con imperfecciones en su superficie que al coincidir con las rugosidades del terreno las haga salir disparadas hacia direcciones imposibles. ;) [Esa pelotas playeras son aquellas que terminan flotando catatónicamente mar adentro tentando a que su dueñ@ se ahogue por ir tras ellas…es lo que tienen…]
ResponderEliminar@Isabel. Desde mi punto de vista, un equipo ideal ha de incluir entre las competencias de todos sus miembros [o de la mayoría de ellas] el estar entre el subtipo 1. Ya que, la diferente manera de abordar el proceso creativo suele corresponderse con distintos valores [en general] que suelen devenir en conflicto cuando toca abordar situaciones de manera conjunta. A mí también me tienta tu suposición y me gustaría creer qué las personas son como la uva para que sus diferencias, bien combinadas, constituyesen un “coupage” que participase de las virtudes de todos aquellos que intervienen. Pero no estoy muy convencido de ello ya que he observado que el miedo [disfrazado de prudencia, de pragmatismo o de realismo] suele ser el que “le da volumen al riesgo” que se ha de correr a la hora de actuar y este suele ser uno de los principales factores que impiden a un grupo de personas complementarse en equipo ante “determinadas” situaciones que requieren el recurso de la imaginación.
ResponderEliminar@Paulino. Con lo que dices me haces pensar en que la transparencia de estas paredes y la visión de la trayectoria de la pelota junto a sus sombras son realmente pelotitas con su propio recorrido en otros “marcos” por parte de otras personas…como puede ser que ocurra con este post y con los diferentes comentarios con los que se complementa. De ahí uno de los sentidos que debiera tener el dospuntocerismo, que no es otro que el de facilitar la transparencia a la que te refieres para de este modo potenciar la creatividad y la innovación.
ResponderEliminarGracias por esa aportación que paso a sumar a la metáfora!
Juana. Realmente estoy encantadísimo con l@s comentaristas y sus aportaciones en este post y en el blog en general. Como le comentaba a Isabel, los diferentes subtipos suelen colisionar entre ellos ya que, como en todo, las diferentes maneras de abordar el proceso creativo a las que me refiero suelen tener su origen en el sistema de valores de cada persona. Una idea original, aunque sea buena suele granjearse, inmediatamente, muchas más resistencias que apoyos. Supongo que ese debe ser un cortafuegos de la Vida que evita que evolucionemos demasiado deprisa y “nos extingamos antes” :))))…prefiero verlo así…
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, la creatividad [esto es la pelotita más el marco dinámico] se aplica en aquello que suele causar más interés a la persona y siempre hay a quien le interesan muchísimo los derivados lácteos a los que te refieres. Cosas de la diversidad… ;)
Hace poco he estado leyendo pero sin completar dos biblias de la creatividad como thinkertoys y un volumen de edward debono y... vaya, ninguno de los dos me ha gustado y supongo que por eso los abandoné. Debono tiene demasiado aire de gurú y varios de sus métodos parecen a la luz de las nuevas tecnologías algo encorsetados. Thinkertoys me parecía que tenía más de toys que de thinkers... En fin, no sé, soy escéptico tal vez con la reputación de necesidad de la creatividad (pero cómo atreverse a insinuarlo, ¿no?), y creo más en el contexto (las cuatro paredes) que en la pelotita en sí. Me gusta la imagen, desde luego.
ResponderEliminarA mí también me ha gustado mucho la metáfora. Esos dos elementos, lanzar ideas y hacerlas rebotar, me parece una buena manera de explicar cómo podemos crecer en la generación de alternativas.
ResponderEliminarEso sí, luego, a veces, del dicho al hecho hay un buen trecho ;-)
Saludos, Manel.
¡Me encanta la metáfora, aunque me parece más un enigma! ¿Será porque a menudo me rodean ideas cuadradas y marcos esféricos? Vaya usted a saber... ;-)
ResponderEliminar@Goio. Esta metáfora se me ocurrió a la vista de una serie de acontecimientos que centraban la creatividad simplemente en “desbarrar ideas”, es como aquellos que piensan que el “brainstorming” es una herramienta creativa porque se trata de decir todo aquello que se te ocurra sin censurarlo en función de si es idóneo o no. Hay muchísimas personas que no ven que el brainstorming, para que funcione realmente, requiere de un rigor metodológico que, de no seguirse, puede hacer fracasar la generación de ideas. Además, una vez tenemos una relación de ideas necesitamos clasificarlas, priorizarlas, valorarlas, decidirnos… Es por ello que la técnica y el rigor metodológico [las cuatro paredes] son necesarios, pero sin la pelotita [las ideas saliendo a tropel] sirven para poco. Este es el sentido que le quería dar.
ResponderEliminarNo me leído nunca un libro sobre creatividad, creo que no lo soportaría…;))
Julen. Sí, no se trata de asistir al “nacimiento de una idea” sino de procurar su transformación continuada…vaya, como está sucediendo con este post y con los comentarios que se van sucediendo…
ResponderEliminarCierto, del dicho al hecho hay un trecho…el mal de nuestros días es que a menudo se “vende el grano sin tenerlo antes en el saco y bien atado” ;-)
Un abrazo fuerte Julen!
@Anna. :D Me ha recordado a estos entornos barrocos donde lo cuadrado [la piedra] se retuerce en volutas y caracoleos y lo redondo [los arbustos] son podados para darles formas geométricas con múltiples aristas. Aunque Vd. de barroca no tiene nada, deben ser los aires ampurdaneses que la rodean de formas imposibles como si de una Gala se tratara ;)
ResponderEliminarHola Manel: una vision matricial de ideas vs limites, muy interesante.
ResponderEliminarAlberto
@Facility manager. Muchas gracias Alberto, un abrazo :)
ResponderEliminar¡Me encantó tu metáfora de ese equilibrio entre pasión y disciplina que se necesita para hacer cosas nuevas! Creo que la caja que se expande por la actividad de las pelotas que rebotan dentro también es bonito y útil para pensar en proyectos y organizaciones.
ResponderEliminarSí @Bianka, esta extensión que aportas de la metáfora también me gusta a mí. Gracias por el comentario y felices fiestas...:)
ResponderEliminarY la bola rebota y rebota en a través de esta caja de comentarios que se inserta en otra caja más amplia, con otros comentarios, que acaba dentro de otra caja, con otros artículos y otros comentarios, en una caja más grandes, que es la blogosfera.
ResponderEliminarLuego seguiríamos con lo del sistema solar, la vía láctea... :-) :-) :-)
¡¡Qué bien lo pasamos, Manel!!
@Julen. :-) :-) :-) ...y de alguna manera es como si cualquier idea que tengamos ahora no sea otra cosa que un rebote más de la primera idea, la originaria que generó aquel hombre o mujer primigenio...y es como si tan sólo hubiera habido una sola idea y le llamáramos evolución a las variaciones que hemos construido en torno a ella :-) :-)
ResponderEliminarEs cierto, nos lo pasamos bien, Julen. Un abrazo, fuerte.
gracias de mucha ayuda
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