Quizás la creencia más generalizada es que esculpir no es otra cosa que dar forma a un material a partir de una idea previa de lo que se quiere obtener de él.
La escultura sería pues el resultado de un sueño capaz de inspirar a la mano hasta convertirse en realidad.
Pero hay puntos de vista que ofrecen una visión ligeramente distinta, como la de aquel niño que viendo a su padre esculpiendo un caballo le preguntó que cómo había sabido que dentro del bloque de piedra se hallaba aquel animal. Un enfoque basado en que la realidad incluye cualquier sueño posible y donde esculpir es una de las maneras de descubrirlo si se tiene especial habilidad en despojarla de lo sobrante hasta liberar la forma de todo aquello que la oculta.
La escultura vista como transformación de la realidad o como el descubrimiento visionario, casi arqueológico, de lo que esta realidad esconde lleva a otra asociación, esta vez relacionada con la escena de una película en la que un detective experimentado se dispone a registrar el escenario de un crimen acompañado por su ayudante menos experto que, llegado el momento, le pregunta al detective por lo que están buscando, a lo que este último responde que “no lo saben pero que cuando lo encuentren lo reconocerán sin ninguna duda”.
Suele asociarse la innovación con la necesidad de gestionar ciertas dosis de incertidumbre, normalmente pequeñas y muy relacionadas con el parecido que los resultados llegarán a tener con aquella idea que los inspira. Suele tratarse, en este caso, de una innovación de taller, donde cualquier sospecha recae en la utilidad de los resultados, en la habilidad de la persona para poder materializar la idea que se propone o en ambas cosas a la vez. Es muy importante en este tipo de innovación, tener clara la idea que se persigue para tomarla como modelo al cual recurrir a la hora de controlar y corregir posibles desviaciones en el proceso de concreción para, de este modo, gestionar la incertidumbre.
Pero no siempre es así, últimamente estoy colaborando con Jesús Martínez en un proyecto relacionado con la definición de un perfil que estimule y facilite el aprendizaje en el puesto de trabajo vehiculizando el conocimiento experto que circula por la organización de manera ininterrumpida. Se trata de un proyecto donde la complejidad no reside tanto en su diseño metodológico como en la necesidad de dar forma a una figura capaz de superar el lógico rechazo al trasplante que cabe esperar de algunas culturas corporativas.
En este tipo de proyectos, la innovación requiere que las personas se sumerjan en escenarios muy parecidos a los de nuestro detective, situaciones en las que la respuesta a una determinada necesidad exigen zambullirse en la complejidad e indagar con la absoluta convicción de que reconoceremos lo que buscamos una vez lo encontremos. Se trata de proyectos basados en fuertes dosis de esperanza y en la creencia de que la escultura irá emergiendo poco a poco de la piedra mientras retiramos y barremos pacientemente, de su superficie, todo aquello que la mantiene oculta.
Entre aquellos aspectos que considero más importantes para innovar desde la incertidumbre tomo especial nota de estos tres:
> Tener claro y creer en el propósito para persistir y hacer frente al lógico desasosiego que resulta de la duda que asalta constantemente.
> Inhibir la mirada evitando anclarla en nada concreto para -de este modo- “ver más” permitiendo que sea la realidad la que se acerque al ojo.
> Elaborar el relato de tal modo que sean los hitos a los que vamos llegando el que lo vaya dictando ya que, sin duda alguna, las respuestas que aguardan son mucho más interesantes y poderosas que las preguntas con que, a menudo, pretendemos invocarlas.
--
En la foto superior Camille Claudel en su taller (1887).
A veces "encontrar" tiene que ver con experimentar. Algo así como "siempre estuvo ahí dentro", pero solo al darnos la libertad de toquetearlo resultó que apareció ante nuestros ojos. Bonito post :-)
ResponderEliminarCierto Julen. E incluso ese encontrar tiene más que ver con no buscar y con “contemplar”. Como cuando ordenamos una habitación y, sin ánimo de buscar nada, se revelan ante nosotros objetos que creíamos perdidos. Gracias, un abrazo!
EliminarJamás habría utilizado la palabra "contemplar" con "ordenar una habitación" ... pero es muy acertado ... mucho ...
EliminarY no es nada fácil evitar anclar la mirada, sobre todo en estos tiempos ubicuos en que la (aparente) posibilidad de observar tanto termina inhibiendo la capacidad de hacer, de experimentar como dice Julen.
ResponderEliminarBella forma de introducir la esencia del post Manel, situándonos en esa maravillosa triple capacidad del niño: la de mirar, la de preguntar-se y la de preguntar. Creo que este es el tipo de innovación que necesitamos para dar la vuelta a algunas cosas porque la otra, la que deriva de la tecnología, tiende a nublarnos el sentir y el comprender esas nuevas realidades que ya existen.
Un abrazo :)
Coincido Isa, creo que hay que evitar las respuestas y las aseveraciones que emergen para pasar a cuestionarse continuamente y generar continuas preguntas. Partir de creer conocer a un desconocido siempre ha sido un mal comienzo para una relación.
EliminarUn abrazo!!
Me gustan esas historias en que se encuentra sin buscar, o se encuentra lo que jamás se imagino ... me gusta la paradoja que es buscar sin quien busca ... dice alguno de mis Maestros favoritos que si estás muy atento, la Vida te va dando lo que necesitas, sin esfuerzo ...
ResponderEliminarUn enorme abrazo caballero
De hecho todo està ahí, tan solo hay que creerlo para poder verlo. Como siempre lo sencillo tan difícil...
EliminarVenga ese abrazo, Juana :)
Muy buen post Manel. Totalmente a favor de la incertidumbre y de los terrenos pantanosos en los que desenvolverse a ciegas. También me gustaría hablar de la importancia de dejarnos fracasar para poder ser realmente disruptivos y aportar más allá de la mejora contínua. La aceptación del fracaso es la mejor manera de seguir motivado e indagando en escenarios por confeccionar.
ResponderEliminarP.D.: Aunque lo tenga aceptado de momento no fracasamos ;)
Y como dice J. Wagensberg, el error causa frustración pero se extraen lecciones que conducen al cambio o a la transformación. El éxito no suele mover al cambio, no se aprende nada nuevo.
EliminarPD: me lo creo… ;)
Y para dejarnos llenar por la sorpresa de lo inesperado quizás deberíamos vaciarnos de algunas certezas inútiles. Eso que ahora llamamos desaprendizajes y que siempre he pensado que tiene mucho que ver con una virtud caída en desgracia en nuestro mundo competitivo como es la humildad. Quien ya lo sabe todo, ¿qué más puede aprender? Quien tiene todas las claves, ¿cómo va a descubrir otras posibilidades?
ResponderEliminarMe encanta escribir estas líneas mientras observo la fotografía de Camille Claudel. También para hacer presente con delicadeza a mujeres invisibles para ojos distraídos se necesita una especial capacidad de contemplación. Gracias por hacerlo, Manel.
La humildad quizás sea el concepto más adecuado para describir la actitud necesaria en todos los tiempos pero que ahora se requiere más que nunca ante los retos de autocrítica y transformación que se plantean. Muchas gracias a ti Elena por aportar siempre valor al blog con estos matices. Encantado con estas conversaciones…
EliminarContemplar ...
ResponderEliminarLlevo días contemplando. A saltos. A ratos. A momentos robados a mi caótico día a día que se empeña en explorar el mundo fuera de los límites de mi agenda y sus colores.
Contemplando tu escultura en forma de post.
Contemplando su nueva apariencia después de las caricias, golpes, ... de cada uno de los cinceles que han querido dejar su huella en aquello que veías, intuías, soñabas en la piedra? ...
Nunca he bailado cómoda con la certeza. Siempre sentía que le pisaba los pies, en mi torpeza. Entre la música, las voces firmes, certeras, seguras. Esperando tus pasos firmes, certeros, seguros, ... que no llegaban. Y dejas de bailar ...
... por un tiempo.
Un día, te reconcilias con tu duda. Reconoces todo lo que ha quedado prendido en tu piel de aquello que, en otros momentos, te hizo ganarte calificativos como soñadora, idealista, indecisa, insegura, ... y observas el lugar seguro y cómodo en el que la certidumbre colocó a aquellos que medían tus pasos, ... y ves el valor que ha tenido y tiene en lo que eres hoy. El increíble mundo de posibilidades que te ha ofrecido y te ofrece esa lejanía de la certeza, final del camino.
No hablamos de tomar decisiones, verdad?
Ni de actuar.
Hablamos de innovar. Cuando menos, implica algo nuevo. Y adecuado, quizá?
¿Cómo, desde lo conocido?
¿Cómo, desde la firme adhesión de la mente a algo?
¿Cómo, si en su definición se matiza "sin temor de errar"?
La innovación habita la otra orilla.
Puedo ser firme y certera.
Simplemente, no quiero.
No, si hablamos de "escuchar a la piedra", como leí una vez contar a un escultor.
Creo que no es la incertidumbre lo que debemos aprender a gestionar. Sino las emociones que nos asaltan cuando invade nuestro mundo ... a diario, por fortuna!
Si. Soy una maldita soñadora ... pero sé pisar tierra firme. Como muchos. Como muchas. Por momentos.
Porque, en realidad, creo que hay una única realidad: hay tantas realidades como miradas y ahí está la riqueza. Las distintas melodías, la paleta de colores, ... ¿tu azul, ... es mi azul? ... espero que no! ;) Deseo que no!
Si yo fuera la innovación, vendría por aquí. A contemplar y maravillarme en un espacio en el que el autor permite a su obra la exposición a otras manos ... mientras escucha.
Parece como si te mantuvieras en continuo movimiento para evitar, justamente, posar los dos pies en el suelo y, de este modo, impedir que la rotación de la tierra te traslade a algún sitio en el que tú no has elegido estar. Eres firme y certera cuando afirmas que no quieres serlo.
Eliminar"No es la incertidumbre lo que debemos aprender a gestionar. Sino las emociones que nos asaltan cuando invade nuestro mundo"...[añado esto a les tres puntos finales del post.]
Gracias, Marta :)