miércoles, 29 de abril de 2009

Equipos


Quisiera poner en consideración de aquell@s que lean este post, algunas anotaciones sobre la utilización o aplicación que se hace del concepto de equipo, aún corriendo el riesgo de que sea considerada una perogrullada.

· Un equipo no se crea con conjuros del tipo: ¡Hágase el equipo! Y el equipo se hizo

· Un equipo es algo más que un grupo de individuos juntos en un espacio común.

· Por compartir un mismo directivo y organizar el turno de sus vacaciones no debería creerse que se pertenece o que se tiene un equipo.

· Tampoco es un equipo por el hecho de compartir un mismo estrato organizativo y asistir a una determinada reunión (por ejemplo: algunos equipos directivos).

· Un equipo no requiere que sus miembros, además, sean amigos.

· Sólo por tener una misma meta (objetivo o como quiera que se le llame) no se supone que somos “equipo”.

· Las actividades informaleslúdicoaparentementedivertidas no necesariamente crean o mejoran el trabajo del equipo.

· Un equipo no supone la uniformidad de sus componentes, más bien lo contrario, potencia la diversidad y la singularidad de las personas que lo componen.

· El café para tod@s puede ser nocivo para el equipo. Es decir, un equipo asume como propios todos sus resultados pero también reconoce el valor añadido aportado por sus diferentes miembros.

· El equipo no es bueno o mejor que nada porque sí; tan sólo cuando para alcanzar una meta común se requiere de las capacidades interrelacionadas de sus miembros; es decir, a veces, lo mejor es no hacer equipo.

¿Creéis que se debería matizar algo o añadir más puntos?

jueves, 23 de abril de 2009

Sant Jordi


Me sugiere Dampyr que tenga un detalle por el día que es: Sant Jordi. Yo creo que lo que a él le motiva de la leyenda no es tanto el caballero como el dragón, íntimamente vinculado al apodo de Vlad III que era Draculea, también llamado El Empalador; famoso en su tierra por su particular forma de controlar el flujo migratorio y que ha llegado a nosotros como supuesta inspiración de Bram Stocker en su más famosa novela: Drácula.

Así pues, os ofrezco un libro de la medida justa para un día como este, corto y exquisito: La Muerta Enamorada de Theophile Gautier. Un clásico donde los haya, imprescindible y bello.

Es ésta una novela corta (o un cuento largo según se prefiera) que ilustra a la perfección la importancia en la toma de ciertas decisiones y cómo, a veces, es conveniente no seguir ciertos consejos alineados con los valores del momento.

En resumen, un@ ha de hacer aquello que quiere hacer y no aquello que se cree conveniente que haga, el precio pagado puede no compensar lo suficiente…

Para vosotr@s, La Muerta Enamorada (os la podeis bajar aquí).

sábado, 18 de abril de 2009

De la vanidad como herramienta para [dis]capacitar


Un comentario de Mònica Pagès en el Facebook se ha añadido a una serie de observaciones y experiencias acumuladas en estos años de rodar por el mundillo de las organizaciones y de su desarrollo.
Con el título: De cómo alguien puede explicar batallitas laborales y decir que transmite “buenas prácticas” Mònica comenta una experiencia harto conocida por tod@s aquell@s participantes en cursos de capacitación o de actualización profesional:

Hoy por la mañana, una desagradable experiencia presuntamente formativa que ha acabado con mi paciencia… …casi hora y media para presentarnos y presentarse él mismo –el sr. docente- incorporando historias personales que no venían al caso y tres horas más de repaso por su vida laboral…

Hace nada me he enterado de que un profesor (un académico) en un máster, ni corto ni perezoso descalificó a otro de los profesores ante los alumnos por no coincidir en un concepto, sembrando la confusión en el alumnado. Ante la lógica irritación por parte de los participantes sobre a quién habían de hacer caso en el trabajo de final de curso, el supuesto profesional lanzó muy graciosamente la amenaza de que escogieran ellos mismos, ya que él estaría en el tribunal de evaluación.

En mis inicios profesionales aprendí aquello tan básico de que, en la formación, hay que formularse como objetivo el que los participantes aprendan. Claro, este aspecto supone un esfuerzo, cierto grado de sensibilidad y conciencia del otro, aspectos que brillan por su ausencia en los casos anteriormente mencionados...

Pero, para muchos [pseudo]profesionales de la formación no es tan importante resolver dudas, mostrar lo difícil fácil o favorecer el aprendizaje, como enseñar la insalvable distancia que existe entre cualquiera y ellos mismos. Pasándose por el forro el tiempo de los profesionales, la credibilidad de las organizaciones que los contratan y anteponiendo sus pobres intereses a evitar la confusión entre sus usuarios.

Y es que, lamentablemente, entre tanta vaca sagrada también existe otro tanto de burros sacralizados que parecen utilizar los escenarios formativos como espejos ante los cuales lanzar el vaho de su ego.

lunes, 13 de abril de 2009

Un poco más de lo mismo


Hace poco, en una revista de historia leía: “los celtas despreciaban la escritura por considerar que era rígida y carecía de alma; para ellos, las ideas fijadas por escrito estaban destinadas a morir, pues no podían adaptarse a los imprevistos de la vida. En cambio, la palabra estaba viva y respondía mejor a los cambios.

Este fragmento me recordó las reticencias que normalmente se esgrimen contra la planificación por parte de aquell@s que la ven como un decálogo de leyes mosaicas que se han de respetar in aeternum y pase lo que pase…

Traigo esto a colación de la lectura de un magnífico post, en lletra de pal, donde se exponen delicadamente diferentes sensaciones y percepciones en torno al fenómeno de la planificación y que me ha despertado reflexiones paralelas sobre el tema.

No quiero entrar en el manido discurso de que la dificultad de un plan de objetivos no estriba tanto en elaborarlo como en desarrollarlo y que esto supone, lógicamente, dotarlo de la solidez necesaria para dirigir y de la flexibilidad suficiente como para que se adapte a los cambios imprevistos que, de seguro, surgirán. Pero, no nos engañemos, si un plan -estratégico o no- no sigue estas características es que obedece a otras finalidades por parte de la organización que lo ha elaborado (obligación, moda, maquillaje, hacer por hacer etc.)

Parto de la base de que aquello que se cuece en torno a la planificación es complejo y que, en caso que interese, vale la pena analizarlo; en vez de solucionarlo lanzando al aire un “la planificación ha muerto, viva el no sé qué, o viva nada más”, claro repito, en caso de que interese…

Personalmente opino que:

> La planificación es una herramienta al servicio de la organización, no al revés.

> Seguir y controlar lo que se ha planificado, en la práctica, “va junto”. No es una opción. El hecho de hacerlo o no, distingue claramente a aquellas organizaciones que persiguen realmente unas metas de aquellas que se formulan ideales o de aquellas que hacen como que tienen un plan de objetivos.

> De las últimas, ignoro si son las más o las menos, pero, como en muchas otras cosas, sí que sé que son las que más ruido hacen y colaboran en la percepción que existe respecto al formularse objetivos como algo inútil. Insisto, la planificación es una herramienta tan útil como las demás en el caso, claro, de ser bien utilizada.

> La planificación estratégica no es una asignatura obligatoria. Como casi todo, en el mundo, es una opción a seguir, hay otras igualmente válidas que dependen del momento, tipo, valores, madurez y ritmo de la organización, entre otras cosas… Lo que importa realmente es conocer estas opciones y poder elegir con fundamento.

> Hay quien se esfuerza en querer ver y propagar el método como si de una religión se tratase y se erige como sacerdote o como hereje; sea como fuere, el método simplemente es eso: método. Y si, por una de aquellas cosas, fuera algo más no encontrará en mí a uno de sus apóstoles.
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En el dibujo (Gulliver's travels de Mas y David Fleischer) Gulliver es prisionero de los liliputienses...

viernes, 10 de abril de 2009

Off-topics

Tres variables intervienen en que este post sea fuera de lo esperable:

> La primera es que, ayer, durante un momento, las nubes dejaron entrever una sugerente luna llena.

> La segunda es que estoy rodeado de un ambiente vacacional que invita a transgredir los parámetros habituales.

> La tercera se debe a un
post en el que se aconseja salirse, de vez en cuando, de la temática habitual del blog.

Así pues romperé momentáneamente las barreras del espacio-tiempo y estableceré un vínculo con mi
alter ego lanzando al aire una singularidad de mi ciudad, cual tenebrosa saeta, en esta folclórica época del año.

Creo que fue
Montalbán quien dijo que una ciudad, para ser considerada como tal, tenía que cumplir con tres rasgos distintivos: un buen servicio de taxi, jazz y novela negra con marca de identidad. Yo añadiría a estos rasgos el hecho de tener a su propio vampiro, y Barcelona, cumple con todos estos requisitos para ser considerada una gran ciudad según el canon anterior.

Este es el caso de
Enriqueta Martí, la vampira de la calle Poniente, que conmocionó a los barceloneses con su original manera de gestionar los recursos infantiles de la ciudad, en los tiempos de la Semana Trágica (1912). Lo más curioso de este personaje es que, aparte de ser una psicokiller comme il faut, se especuló mucho sobre su adicción al Bloody Mary versión original.

Enriqueta vuelve a estar de moda de la mano de tres novelas que, consecutivamente han aportado diferentes aproximaciones a tan pintoresco personaje:

>
El misterio de la calle poniente de Fernando Gómez: donde se exponen en clave de ficción los hechos en boca de los personajes que tuvieron algún contacto con ella. Se añade a la lectura de esta novela el placer de la visión costumbrista de una Barcelona, en color sepia, siempre atractiva para l@s amantes de la ciudad.

>
La mala mujer de Marc Pastor: en la que nos muestra la cara más oscura de la ciudad de la mano de dos inspectores de policía que nada tienen que envidiar al mitológico Callahan. Toda la obra está adobada con diálogos entre los inspectores que combinan la dureza profesional con una cultura exquisita respecto a las principales obras del género fantástico y de terror.

>
El cielo bajo los pies de Elsa Plaza: que plantea una aproximación diferente consistente, en palabras de la autora: en trazar esta historia desde el punto de vista de las mujeres, punto de vista que fue sistemáticamente obviado.... poner el acento en el sensacionalismo y la misoginia que destilaba la prensa de entonces... rendir homenaje a esa cultura popular y paralela que entonces surgía en forma de movimientos sociales: feminismo, esperantismo, vegetarianismo, sindicalismo, anarquismo, socialismo ... movimientos que intentaron poner remedio a esta situación.
Ahí queda esto...no será por lecturas...además, de aquí a poco seguro que sale una película...

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La luna que aparece en la fotografía superior, es la de ayer. Quizás esté un poco movida pero no deja de ser inquietante... a su izquierda se erige el bosque de robles y encinas del post anterior...

jueves, 9 de abril de 2009

La novela como recurso


Hace ya tiempo, mucho antes que se pusiera de moda y que incluso en Capital Humano le dedicaran un espacio, con un equipo de colegas ya utilizábamos fragmentos de películas para ilustrar aspectos relacionados con el uso de herramientas de gestión o con el desarrollo de capacidades de dirección.
Así pues Henry V, Glengarry Glen Ross, El Padrino o Doce del Patíbulo fueron objeto de visionados para reflexionar sobre, liderazgo, motivación, estrategia o trabajo en equipo respectivamente.

Hubiéramos añadido más películas a la colección si no fuera porque la mayoría de las que encontrábamos hacían referencia a aspectos bélicos o entraban dentro de la imaginería particular de la ciencia ficción. Así pues, ciertos capítulos de Star Trek hubieran encajado a la perfección para ilustrar aspectos de liderazgo que el Capitán Jean-Luc Picard desarrollaba con total naturalidad. Pero los prejuicios de muchas personas en aceptar que la ciencia ficción también es seria, nos hizo desistir de utilizar ciertas joyas y relegarlas a ocasionales conversaciones, con colegas cómplices, en ámbitos informales… (hip!).

Sirva esto como introducción porque lo que realmente quiero traer a este blog es la poderosa utilidad que también tiene la narrativa como complemento a la hora de reflexionar y obtener las propias conclusiones sobre temas de gestión, desarrollo organizativo y capacitación directiva.
Casi en los inicios de este blog, ya hice referencia a la utilidad de una obra para inducir a pensar sobre aspectos relacionados con la gestión del conocimiento. De la misma manera tengo a bien incluir, entre la bibliografía recomendada en formación y en asesoramientos personalizados, novelas que, de alguna manera u otra, desarrollan o circulan por los temas tratados.

La calidad de la escritura y el interés que despierta una historia bien desarrollada (no deja de ser un caso) son algunos de los beneficios que aporta la novela en contraposición a los textos de management al uso, generalmente tediosos…

Aquí tenéis alguno de los títulos que he utilizado:

- El Juego de Ender y La voz de los muertos (ambas de Orson Scott Card) para ilustrar aspectos relacionados con el liderazgo o con el rol del consultor respectivamente.

- Momo (Michael Ende) y, en especial, el capítulo de Los Hombres Grises, es idónea para iluminar grandes verdades sobre la interpretación que hacemos del tiempo. También puede ser utilizada para reflexionar sobre aspectos relacionados con el estrés y con todo aquello que tenga que ver con afrontar el día a día a lo slow

- Estupores y temblores (Amélie Nothomb) No soy muy amante de esta autora pero esta novelita ejemplifica a la perfección la necesidad de no ceñir la misión de la organización a las funciones que normalmente realiza sino a aquellas que realmente debería estar realizando.

- La cadena rota y La casa de Thendara (ambas de Marion Zimmer Bradley) me es útil para recrear aspectos relacionados con la igualdad y el recurrente conflicto entre géneros. Personalmente recomendaría toda la serie pero quizás no sería del todo objetivo ya que me considero uno de los admiradores de esta autora y en especial de Las Nieblas de Avalon, novela que marcó un antes y un después en mi vida…
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La fotografía corresponde a un pequeño bosque de encinas y robles que hay en mi escondite aquí, en la Tierra. En el centro se puede distinguir una gran piedra en la que hay una fuente (no se aprecia en la imagen). Mi hijo y yo le llamamos La fuente del Druida, por aquello de estar entre robles…Realmente es un bosque mágico, hay que andar con mucho cuidado para no pisar a algún elfo…


martes, 7 de abril de 2009

Esquemas cognitivos poco recomendables


En el post anterior comentaba la importancia que tiene el discurso que discurre imperceptiblemente en nuestras [aparentemente] tan amuebladas cabezas y que es tan o más responsable que el estímulo más estresante de la carga extra que notamos en las cervicales al llegar la noche [omito las horas de algun@s en el twitter…].

Aunque repita tema y me la juegue con que se me tilde de sanoalternativobudistarelajado, correré el riesgo (l@s que me conocen bien, saben que esto no es lo que me caracteriza…) inspirado por un vídeo que ha enviado un exsocioysinembargoamigo, que, simplemente, me ha gustado…mucho.

Expongo sucintamente cuáles son los esquemas cognitivos poco recomendables al uso contraponiéndolos a los más…razonables, por decirlo de algún modo:

1. Prestar atención tan sólo a un fragmento de lo que sucede en vez de desarrollar una visión amplia de los hechos.
2. Pensar polarizadamente, en blanco o negro [para entendernos] sin incorporar matices.

3. Generalizar sin considerar las evidencias.

4. Culpar a los otros sin asumir la parte que nos corresponde o sobre la que incidimos en lo que nos sucede.

5. La rigidez en las valoraciones y en la forma de entender las cosas, frente a la flexibilidad y la adaptación que claman los constantes cambios en nuestro entorno.

6. Adivinar lo que piensa el/la prójim@ en vez de escuchar activamente

7. Necesitar tener siempre la razón frente a considerar la diversidad y contemplar otras opiniones.

8. Compararnos continuamente sin invertir en auto valorarnos personalmente.

9. La falta de rigor de la calificación destructiva (antiBaloo) sin realizar el balance que contempla la globalidad.

10. Potenciar la visión catastrófica y apocalíptica de la existencia haciendo caso omiso del análisis de las oportunidades.

Me imagino que debe haber más esquemas en Matrix pero con estos creo que es suficiente para analizar y controlar nuestro discurso.

Este es el vídeo que me han enviado:


miércoles, 1 de abril de 2009

Si hubiéramos aprendido de Baloo…

Hay determinadas verbalizaciones e ideas sobre la existencia, aparentemente inofensivas y por lo visto totalmente asumidas, que en el marco de las organizaciones actúan como bombas de racimo impactando directamente en aspectos determinantes del estado de ánimo de las personas.

Desde mi punto de vista, ya está bien que urdamos metodologías y técnicas para procurar un buen ambiente y asegurar que las cosas salgan con el mejor ánimo posible, pero más valiera, primero, controlar aquello que se da en el día a día más cotidiano.

Es sabido que el fenómeno del estrés social no es tan sencillo como para eliminarlo, simplemente, con una dieta sana, ejercicio o paseos por la montaña. Es cierto que un estimulo estresante lo es más o menos en función de cómo tenemos el cuerpo pero también, y eso no es menos importante, de cómo interpretamos la existencia.

Está ampliamente aceptado [y si no, francamente, me es igual, yo estoy totalmente convencido] que el discurso que elaboramos sobre nuestra experiencia puede determinar tanto nuestro estado físico y la tolerancia a ciertos estímulos estresantes, como lo es un resfriado respecto a cómo vivimos los lunes.

Si hay que desprenderse de la carga semítica, empecemos por no abonar la idea de que este mundo es un valle de lágrimas y de que ganaremos el pan con el sudor de nuestra frente. No olvidemos que estos castigos fueron la consecuencia fulminante de la lógica ambición, en aquella primera pareja, de adquirir conocimiento, de tener perspectiva y de comprender, más o menos, la estructura organizativa y la línea de mando allá, por el Paraíso.

Pero todavía hay quien pretende ganar en influencia afirmando que trabaja duro como si la palabra “duro” significase trabajar más y mejor.

También se lleva mucho eso de ser “pragmático”. Las discusiones se cierran en aras a que uno es pragmático. Lo cual suele ser sinónimo de científico (¿¿?), y las más de las veces implica la pobre forma de elaborar discursos del tipo: qué me vas a contar, no hay que esperar lo mejor, las cosas son como son, la gente no cambia, etc. Conceptualizaciones cul de sac que no aportan valor, agotan, frustran y que no llevan a nada. Conduce a un equipo a lo largo de un proceso de planificación y verás cómo este tipo de pragmático florece por doquiera…

Ser maduro equivale a ser consciente del valle de lágrimas. Como si el hecho de serlo o no serlo interfiriese en cómo es o deja de ser el dichoso valle. Palabras como ilusión, ganas de vivir, divertirte trabajando, me siento bien… es sinónimo, en muchos círculos de inmadurez, inocencia, juventud o de ser un panoli. Si ya tienes unos años es cuando te sueltan aquello de… a tu edad

Los responsables de Recursos Antropomorfos (por romper el oxímoron de RR.HH) deberían intervenir en el discurso organizativo y volatilizar de un plumazo a estos focos de estrés que tan bien describía Machado y cantaba Serrat: pedantones al paño, que miran, callan y piensan que saben, porque no beben el vino de las tabernas.

En el día a día, las frases que hay que cauterizar son aquellas del tipo: Uf! Lunes… o no hay puente hasta el mes de…por ejemplo. ¿Alguien sabe para qué sirve este conocimiento a parte de para producir un agotamiento extra?

Oscar Wilde ya lo aconsejaba en su elogio a la mentira: no aporta ningún valor a la experiencia el limitarse a describir lo que ya vemos, habla de lo que no existe y crearás algo nuevo. Si además eres inteligente, depende de lo que hables ofrecerás algo bello…eso si eres inteligente, claro.

Echo de menos a Baloo en mi formación de base…