> No pretendamos deshacer en un momento lo que se lleva construyendo desde hace años. El tránsito de un modelo a otro requiere de tiempo…como diría el paisano: sin prisas pero sin pausas.
> No hay que renegar de los modelos pasados, tan útiles como otros lo puedan ser en cada momento evolutivo de las organizaciones. El tránsito no ha de convertirse en una huida. Lo anterior ha de ser comprendido, asumido y explicado antes de ser abandonado, substituido y/o complementado.
> Es fundamental confiar en las personas y en el peso que la lógica tiene en la asunción, por parte de cualquiera, de lo que es evidente.
> La resistencia al cambio se debe, fundamentalmente a la falta de información. La desinformación y la ignorancia generan incertidumbre y llevan al pensamiento supersticioso y a la paranoia, es comprensible…pero también nos orienta hacia el tipo de actuaciones para vencerla.
> Zonas de confort basadas en beneficios unilaterales, las posturas rígidas ajenas a los cambios del entorno conducen, antes o después, al aislamiento, algo totalmente insoportable para el ser humano. Hay que darle tiempo al tiempo…para que el vaso rebose hay que llenarlo primero…
> Comenzar con pequeñas intervenciones. Hay que inocular el dospuntocerismo en la organización aprovechando proyectos que no amenacen frontal y abiertamente el establishment. Hay que evidenciar ciertas cosas para vencer barreras históricas y hacer estas metodologías más accesibles. Poco a poco, como una mancha de aceite… En este sentido, la consultoría artesana tiene una filosofía de trabajo y un modelo de intervención muy concreto que puede ser utilizado como referente.