Recientemente un grupo de consultores [colegas y amig@s] decidieron organizar unas jornadas para impulsar un proyecto que podía suponer el establecimiento de una relación de colaboración a medio, largo plazo.
Como ellos cuatro debían estar al cien por cien centrados en los objetivos de la reunión, me propusieron que fuera yo quien la condujese, a lo que accedí gustosamente simplemente por tener la ocasión de compartir este momento inicial y aprender, realmente, de la experiencia.
Se daba la situación curiosa de que todos se hallan en puntos geográficos distantes y, aunque se conocían en mayor o menor grado a partir de su actividad en la red, la gran mayoría no habían tenido, hasta esta reunión, ningún encuentro presencial. Todas las conversaciones habían sido realizadas, hasta entonces, mediante otros canales, fundamentalmente el de la teleconferencia.
Llegado el primer día y después de las presentaciones se decidió llevar a cabo una actividad que permitiese exponer las expectativas de cada uno respecto al futuro de esta relación y que además sirviera para crear una historia del proyecto a partir de la cual poder rescatar las diferentes motivaciones y hacer emerger los valores que animaban a los miembros del grupo a emprenderlo.
Para ello se pensó en dedicar un tiempo a que, cada uno de ellos, por separado, pudiera escribir un cuento que narrase la historia a largo plazo de este equipo y que proyectase un futuro tan realista o fantástico como quisieran, desde el mismo momento en que cada uno salió de su casa para dirigirse a esa reunión.
Una vez se hubieron escuchado todos las narraciones, se escogió una de ellas como base a la que incorporar las ideas que se querían resaltar de las demás y el resultado fue una historia normalita, con su principio prudente y su tensión creciente hasta que, como suele suceder, se genera un aprendizaje que determina allá, hacia el final, una resolución abierta en la que se puede oler, fresca y reconfortante, la brisa del éxito por parte de un equipo que suele llegar cansado como para poder disfrutarla en toda su plenitud.
Es muy probable que tan sólo se trate de una proyección mía, pero ante este resultado, me pareció como si las tensiones y dificultades que se predecían atrajeran e hicieran emerger viejos recuerdos y sensaciones y que una chispa de pereza por iniciar una aventura en conjunto pudiera prender y apoderase súbitamente del ánimo de cada uno.
Un tanto desconcertado por el rumbo que podía tomar la actividad y temiendo que los resultados no fueran del todo útiles a los propósitos de la reunión comenté:
- ¿Y esto?… ¿Os sirve para algo?
A lo que uno de ellos respondió:
- ¡Claro que sí! ¿Cuántas veces hemos deseado volver hacia atrás en el tiempo sabiendo lo que sabemos ahora? Pues esta vez lo podemos hacer, tenemos la oportunidad de reescribir el relato sobre nuestro futuro a partir de los aprendizajes de esta historia que acabamos de elaborar.
Y así lo hicieron, como si de un viaje en el tiempo se tratara, volvieron al principio y, a partir de los aprendizajes obtenidos en la superación de aquellas adversidades ficticias, reescribieron una magnífica historia que, estoy seguro, será contada una y otra vez: Once upon a time…
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El método en sí mismo y en su totalidad me parece muy interesante como forma alternativa, sencilla y divertida de abordar las manidas visiones a las que nos tiene acostumbrados la metodología clásica de planificación.
Que bueno. Me encantaría poder participar en una de esas reuniones algún día :-)
ResponderEliminar¡A ver cómo sigue la cosa!
:-) Tan sólo hay que desearlo...
EliminarUn abrazo Javier!
Que bueno Manel. Se me ocurre que el método puede ser útil, no sólo para desatar la creatividad y reflexión de un grupo como el de esas 4 fuerzas de la naturaleza que se reunieron, sino como herramienta personal/individual para ayudar a pensar, en general, proyectos, decisiones personales, ...
ResponderEliminarTomo nota, y con muy buena letra.
Un abrazo y gracias por tus ideas inspiradoras
Gracias Luis, la verdad sea dicha, la idea como tal no es sólo mía y eso me lleva a pensar dos cosas: una es que hay ideas tan, pero tan sencillas que hasta cuesta que a uno se le ocurran. Y la otra que, paradójicamente, la mayor parte de las veces, solitarios como nosotros tenemos las mejores ideas cuando las construimos, en conjunto, con otros solitarios…
EliminarUn abrazo fuerte Luis, me quedó un muy buen sabor de nuestro último encuentro y me supo a poco.
Jo Manel, que buena respuesta. Ya quedaremos. A mí me supo a poco también
EliminarKaixo Manel,
ResponderEliminarlos que os seguimos por twitter, pudimos ver fotos del acontecimiento que reflejas en el post. Se podía observar el lugar donde operabáis, las herramientas que empleaba cada uno para escribir los cuentos, la diversidad de edades de los miembros....
Me preguntaba, ¿qué estarán haciendo?.. Hoy nos lo has contado.
El método se parece mucho a uno que estamos empleando en nuestro equipo para definir la relación que quiere tener nuestro proyecto con los clientes, puesto que para empezar,nos queremos apoyar en narraciones o cuentos...
El viernes tenemos reunión para que cada miembro del equipo exponga su obra. Nos falta únicamente el conductor de la reunión.... por lo que si quieres...... ;-)).
Es gratificante conocer que lo que algunos novatos vemos como interesante, también lo sea para los expertos.
Gracias, por compartir vuestra experiencia y un fuerte abrazo!!!!
Me consta que en vuestro equipo contáis con excelentes soñadoras y con una soberbia narradora, de eso no tengo ninguna duda.
EliminarCon algún colega [pocos] compartimos desde hace muchos años la afición a contar historias y reivindicamos el cuento y la novela como un fondo documental de casuística y aprendizajes mucho más poderoso y duradero de lo que suele ser considerado. De hecho soy de los que piensan que una parte de los detractores de la narrativa esconden entre los pliegues de sus argumentos una terrible pereza a sacar sus propias conclusiones de aquello que ofrece en toda su complejidad la buena literatura. La potencia mnémica del cuento y su importancia en el establecimiento de visiones en la historia de la humanidad es incuestionable.
La gracia del ejercicio que se menciona en este post reside básicamente en utilizar el cuento no tanto como una narración recreativa de un futuro sino como un mecanismo indiferente al espacio-tiempo que permite, con absoluta sencillez, una segunda oportunidad. Vaya, que vendría a ser como un alambique en el que someter un historia a sucesivos destilados.
Mila esker Pau.
Así que se suponía que estábais trabajando en algo serio... y estàbais contando cuentos.
ResponderEliminarYa me parecía ya...
:-)
Esos consultores, siempre con sus cuentos :)
Eliminar...son todos unos cuentistas, ya les vale.... ;-)
EliminarCreo en el poder de las historias ....
ResponderEliminarSon poderosas,sí
EliminarYo también estoy de acuerdo con vosotros, tanto como que no creo en otra certeza que aquella que se instala en el relato continuo que de nuestra vida elabora ininterrumpidamente nuestra mente, un relato que tan sólo integra nuestro pasado y el futuro que, a partir de él, proyectamos.
EliminarEl poder de las historias reside en que son la única fuente de la que mana la esperanza.
Ojalá no nos abandone nunca la mirada embelesada del niño que escucha una historia, sin mirar, la mente perdida en otros mundos que invitan a soñar.
ResponderEliminarOjalá tengamos siempre cerca un cuentacuentos, ... o una abuelita .
No me he resistido. Es que ando fabulando mucho últimamente.
Gracias por contarlo, Manel.
Ojalá...
EliminarFabulando? Debe ser así, deshilando historias, como se contribuye a que el mundo gire sobre su eje...
Precioso el cuento de la abueltia aunque te he de confesar que en determinado momento, cuando dice aquello de “La luna enviaba sus rayos a la tumba, pero Abuelita no estaba allí…” me ha resultado un poco inquietante …;)
Un abrazo, Marta
Imaginar y relatar lo que harás (compromiso de las personas) versus planificar y detallar teóricamente lo que se debería hacer (garantía de que no se hará). Ya podemos escoger...
ResponderEliminarCom sempre, brillant, Manel ;-)
Fácil escoger, verdad?... nada como el poder de una buena narración...:)
EliminarMoltíssimes gràcies Jordi, una abraçada.
Buenos días Manel, el método que habéis empleado abre la mente y la verdad me da algo de envidia sana, pienso que a retrospectiva en el tiempo es un método útil para la creatividad y siempre te da una visión general de lo que hubiera sido si tuvieras los conocimientos que tienes ahora.
ResponderEliminarEs verdad que muchas veces pensamos que si antes hubieras sabido lo que sabemos ahora las cosas serian distintas, pero me pregunto una cosa
¿Hubiéramos adquirido la experiencia, no solo de forma intelectual sino también en la vida, si hubiéramos tenido el bagaje que nos ha dado el tiempo ante las dificultades?
Pienso que es muy bonito soñar con haber podido tener los conocimientos para cambiar algunas cosas del pasado, pero valoro que saber que lo que eres es por lo que no sabia antes es una manera de tener presente que las experiencias te forman como persona y profesional.
Tienes toda la razón, en la vida uno acaba siendo realmente el cúmulo de sus aciertos y errores. El volver a empezar, las más de las veces es para aprovechar oportunidades que se perdieron aunque, de haberlo hecho, lo más seguro es que no se hubieran dado otras que sí que aprovechamos y disfrutamos.
EliminarEn el marco del ejercicio del post, en cambio, es un ejercicio sencillo con un potencial inmenso ¿verdad?
Un abrazo José Manuel
Claro que si, Edgar!
ResponderEliminarUn saludo,