En un momento donde la palabra consultoría se ha extendido a tal número y diversidad de prácticas profesionales hasta el punto de estar vacía de significado, se corre el peligro de buscar la ortodoxia en el ejercicio de esta profesión, las más de las veces para diferenciar lo que sería una buena práctica de otra que no lo es tanto.
Si además buscamos esta uniformidad en aquella consultoría a la que llamamos artesana, el riesgo a equivocarnos es todavía mayor ya que la artesanía requiere de singularidad en su práctica debido, por un lado, a la excepcionalidad que en mayor o menor grado caracteriza a cada situación en un momento dado y, por otro, al giro característico e inconfundible que imprime el artesano a su obra por su manera de trabajar con los materiales de que dispone. Sea como sea, uno sabe que se halla delante de un producto artesano por la presencia y combinatoria de estos dos aspectos.
A lo largo del contacto que en estos últimos cinco años he ido manteniendo con otros colegas en el marco de #REDCA, he llegado a la conclusión de que La Consultoría Artesana es como un enorme poliedro en el que cada profesional ilumina una de sus caras, dándose la geométrica situación de que el grado de cercanía entre unos y otros respecto a su práctica profesional [ámbito, método, capacidades, experiencias] va desde compartir sus lados con otras caras hasta hallarse en las antípodas del enfoque o del ámbito de actuación que ofrecen otros artesanos. Pero que esta diversidad converge en unas señas de identidad, prácticas y valores comunes que no son otra cosa que el eje central en el que nos reconocemos en ese enorme poliedro y desde el que se dialoga, se comparte y uno se siente pertenecer.
Es por esto que el gran valor que aporta la Red de Consultoría Artesana reside en el proceso dialógico que genera. Un proceso que, a diferencia del dialéctico, no persigue enfrentar a los contrarios para obtener un producto nuevo sino que busca reconocer al otro en su singularidad y verse a uno mismo como una manera de complementarla. Ahí se halla la verdadera naturaleza del poliedro y la fuente de su contribución al conjunto de los cuerpos geométricos.
Es por esto que el gran valor que aporta la Red de Consultoría Artesana reside en el proceso dialógico que genera. Un proceso que, a diferencia del dialéctico, no persigue enfrentar a los contrarios para obtener un producto nuevo sino que busca reconocer al otro en su singularidad y verse a uno mismo como una manera de complementarla. Ahí se halla la verdadera naturaleza del poliedro y la fuente de su contribución al conjunto de los cuerpos geométricos.
Y es esto justamente lo que estuvimos debatiendo hace poco en Madrid, de qué forma puede contribuir #REDCA a dar una respuesta a necesidades concretas de nuestro tejido social, económico y organizativo desde la diversa singularidad de los artesanos que hemos decidido emprender este viaje. Encontramos una manera de hacerlo a la que iremos dándole forma a lo largo de los primeros meses de este año y que ya comentaremos en nuestros respectivos espacios a medida que vaya definiéndose.
De momento tan sólo me queda expresar mi agradecimiento a Asier Gallastegi, María Jesús Salido, Julen Iturbe, José Miguel Bolívar, Amalio Rey, Antonio José Masiá, Juanjo Brizuela y Juan Sobejano, por el buen rato que pasé “dialogicando” y compartir este vídeo que da fe de ello y del buen hacer de Asier:
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Fotografía e ilustración de [cumClavis]