Dos años que se me antojan larguísimos si atiendo a todos los detalles de la transformación que he vivido y me comparo entre el punto de partida y el momento en el que me encuentro actualmente.
Supongo que será difícil no repetirme en algunas manifestaciones que ya he hecho sobre el giro en la forma de abordar los proyectos y la reorientación de mi metodología de trabajo, así como de la revisión de mis criterios y valores profesionales y la influencia que ejercen, no tan sólo en mí sino en mi entorno, todos estos cambios. Pero lo intentaré siendo coherente con el espíritu de esta valoración, no centrándome tanto en el detalle y desplegando una visión global que permita apreciarlo todo en su conjunto.
Este año no ha sido tanto la continuidad del primero como una segunda fase muy diferenciada de un cambio que está derivando en una reinvención de mi mismo sujeta a criterios y valores en los que, como diría San Pedro, quiero edificar mi proyecto profesional y personal.
Así como el año pasado fue un año caracterizado, como todos los inicios, por la excitación por la novedad, el descubrimiento de maneras distintas de hacer y una cierta necesidad de buscar apoyo y de hacer un millón de amigos, este año se caracteriza por la seguridad en cuanto al camino a seguir, el dominio de cierta tecnología que se está incorporando a mi adn y el distinguir entre lo que tiene valor y los cantos de sirenas que se escuchan, sobre todo, en este mundo dospuntocerista donde se puede entrever, por qué no decirlo, bajo una apariencia “abierta” y “social” algunos de los rasgos más ignominiosos y clásicos que arrastramos desde los albores de la humanidad [competitividad, yoismo y fraude...]
A nivel de proyectos, este ha sido un año especial marcado por el súbito estupor en el que cayó el País debido a los recortes presupuestarios y a la amenaza que suponen para el futuro más inmediato. Como quien roza la antena a un caracol, a mediados de año una cantidad de propuestas que tenía en danza se encogieron con un movimiento rápido y retráctil sembrando en mi ánimo la peor de las incertidumbres. No obstante y debido a que siempre he pensado que cualquier situación es relativa y que me falta [#yoconfieso] el lóbulo cerebral para proyectar dramas apocalípticos, me he mantenido lo suficientemente sereno como para ajustar las propuestas a los tiempos y buscar la manera de contribuir a impulsar proyectos que, en su mayoría, responden a verdaderas necesidades por parte de aquellos con quien colaboro.
Al final, el balance es muy parecido al del año pasado ya que he colaborado en 25 proyectos de distinto tamaño, 14 de los cuales han sido de formación y 11 de consultoría. Entre los proyectos de formación destaca principalmente todo aquello relacionado con la gestión por competencias [diseño, desarrollo y evaluación] y, en lo que se refiere a consultoría las actuaciones han girado en torno al acompañamiento directivo global, asesoramiento a la reflexión estratégica, desarrollo de equipos y personas y comunicación interna entre otras.
Por lo que hace al capítulo clientes, aunque este año han aparecido nuevas colaboraciones, lo que quiero destacar es la sensibilidad que han expresado la gran mayoría de ellos por ayudarme a superar los inconvenientes derivados de aprobar proyectos más tarde de lo previsto, modificando los periodos y las condiciones de facturación o fraccionando proyectos para poder iniciarlos lo antes posible. Independientemente de los beneficios que supone este tipo de actuaciones y de la posibilidad de que puedan repetirse en un futuro que se derrite entre los dedos cuando se intenta atrapar, quiero destacar mi satisfacción por estos vínculos establecidos ya que reflejan el contrato tácito de colaboración que tiene la acción de consultoría cuando ésta adquiere el sentido más puramente artesano.
Respecto a las colaboraciones y a mis relaciones en la red, he dado una vuelta de tuerca más y ahora me incorporo a grupos o añado a personas siguiendo criterios menos alegres y más afines con los aspectos más concretos del proyecto [cumClavis]. La verdad es que estoy encantadísimo de haber conocido a ciertas personas con las que auguro colaboraciones muy especiales e interesantes para este año que viene.
Quiero destacar en el apartado anterior el privilegio de contar con el soporte técnico de Magda [pura iniciativa, discreción y gusto por el trabajo bien hecho], la cual me permite llegar más lejos y añadir valor a las colaboraciones …en fin, que como decía en la anterior valoración trimestral: No me puedo quejar!