- ¿Por qué costará tanto aplicar estos métodos?
Planteaba no hace mucho una buena amiga ante las dificultades habituales para trabajar por objetivos.
- Porque no se desea lo suficiente aquello que, teóricamente, se persigue. Contesté…
Y es que, tal y como he expuesto otras muchas veces en este blog, la madre de toda acción, la fuerza que genera el movimiento de todas las piezas para que remonten cualquier corriente por impetuosa que esa sea, es la voluntad de conseguir algo que se desea enormemente.
No desear lo suficiente es una de las causas más importantes para entretenerse en la dificultad que presentan los medios, en el tiempo que les dedicamos y en los recursos que estos consumen. De todos es sabido que el deseo es una luz cegadora que cautiva toda la atención y que, en caso de apagarse, aunque sea tan sólo un poco, deja a la vista todo aquello que se interpone entre nosotros y este objeto: las dificultades, nuestra pereza, la recurrente y estéril sospecha de que pueden haber otras cosas deseables.
El deseo no nace siempre de una necesidad, al menos de una necesidad básica, como muchas veces nos empeñamos en creer. De hecho, deseamos cosas que no necesitamos y seguiremos necesitando muchas otras cosas por la sencilla razón de no desearlas lo suficiente. El deseo anida en las profundidades más abisales de nuestra mente y su relación con la razón suele ser inestable y caprichosa, algo que deberemos tener en cuenta siempre que intentemos despertarlo o reprimirlo mediante potentes argumentos.
Para manejarse en el deseo conviene no olvidar que ese anhelo se proyecta hacia objetos que son presentes en el entorno del individuo, que no se poseen y que, por remota que sea, tienen alguna posibilidad de poderse alcanzar. No es habitual que se desee lo que ya se tiene y no se puede desear aquello que no se conoce o que resulta a todas luces imposible de obtener.
No está de más pues que, ante aquellas dificultades relacionadas con las actitudes de los equipos en su empeño y su persistencia hacia la consecución de un objetivo, se revisen estos aspectos [conocimiento, presencia, atractivo y posibilidad de la meta] y, lo que es crucial, se inviertan recursos [tiempo] en atizar el verdadero anhelo de cada persona por el logro perseguido.
Y si se le hace una montaña o cree que es demasiado difícil ponerlo en práctica, plantéese usted que la causa quizás se encuentre en que realmente no desea hacerlo.
El deseo, enfocado al ámbito de los objetivos profesionales-laborales es el pilar básico de la motivación.
ResponderEliminarBuscando definiciones de deseo, me ha gustado,"la agradabilidad que conmueve nuestros sentidos".
Comparto la tésis que desarrollas en la entrada. La mayor parte de los esfuerzos que empleamos en la motivación de las personas para enfocarlas al logro, las argumentamos con datos racionales.
El deseo y el anhelo juegan otra liga, la liga de los sentidos, en la que en muchas ocasiones el razocinio no es más que un jugador de banquillo.
Las últimas fotos que has compartido en twitter también tienen la capacidad de conmover sentidos y sentimientos. Esó sí, no sé si se trata de envídia o deseo...:))!!
Un saludo, Manel!!
Tu comentario me recuerda esta charla que seguro que ya conoces, Paulino. Explica fabulosamente como no tan sólo las razones y las emociones ya juegan en la misma liga sino que lo hacen en el mismo equipo y que conviene poner a las emociones de “delantero” [:)]
EliminarSi que la conocía. La he refrescado con tu invitación, y al igual que la primera vez me ha encantado.
Eliminar¡¡ Qué difícil y valiosa es la simplificación de conceptos aparentemente inabordables!!
Si, es cierto! :)
EliminarEl antepenúltimo párrafo me parece especialmente revelador, sobre todo lo que se refiere al entorno del individuo, que a menudo puede ser un des-incentivo poderoso. Yo esto lo relaciono con el orden, considerado como ventaja competitiva, en cuanto a la importancia del relato y el contexto. El deseo es una fuerza poderosa pero a veces confusa ya que puede funcionar como válvula de escape para no enfrentar situaciones o posibilidades que es necesario construir. Y para eso hace falta el conocimiento que comentas y, como dices en el post que enlazas, no olvidar que el auténtico resorte de la ilusión reside en la posibilidad”. Algo que he adoptado como referencia de primer nivel entre mis herramientas y conjuros.
ResponderEliminarTal vez el primer objetivo es cambiar la propia pasividad hacia el entorno (no me refiero a las grandes cuestiones sino a lo inmediato y cotidiano) y, “tomando cada fase como un nuevo inicio”, dejar que aflore lo que de verdad nos apasiona para que el deseo trabaje siempre en nuestro favor. Tampoco debe ser preocupante que alguno vaya quedando por el camino, no deja de ser parte del necesario proceso de ensayo y error sobre lo que de verdad debe resultarnos apasionante: el aprendizaje vital.
Me gusta también lo que apunta Paulino, hay que hacer que todo "juegue en la misma liga". Tu reflexión me ha ayudado a “ordenar” algunas ideas. Muchas gracias Manel! :)
Sí, como le comentaba a Paulino, las emociones y las razones ya juegan en la misma liga, no tenerlo en cuenta es como ver el partido a medias y no enterarse de nada…;).
EliminarDespertar a la pasión y no sacarla atándole un lazo de razones al cuello. También es conveniente que los deseos emanen de cada persona y no se construyan estándares para un equipo. Normalmente no se desea lo mismo y, caso de hacerlo, nunca es de la misma manera. Cada uno que persiga lo suyo yendo hacia la misma meta…parece que esa sea la historia de la Humanidad…
Me alegro de que te sirva, un abrazo.
Es que en un equipo, a veces, no todos desean lo mismo .... como bien decias en una entrada anterior ¿cuál es tu motivación? .... una pregunta que deberíamos hacernos solos y en silencio, y si no "encaja" buscar un buen asesor, a veces, el autoengaño puede jugárnosla ....
ResponderEliminarEn mi trabajo, lo tengo clarisimo (y siguiendo la reflexión de Isabel) ni por lo más remoto jugamos todos en la misma liga .... ni en sueños ....
Como puedes ver en mis comentarios anteriores, estoy absolutamente de acuerdo con lo que dices Juana. En motivación, no se ha de pensar del todo hacia sus partes [concepciones sociales del liderazgo] sino de las partes al todo. Hay que contemplar a cada persona en su propia individualidad, trayectoria, tiempo, historia y sentido de la vida para entender que por muy parecidos que seamos, cada uno tiene sus propios motivos. Quizás sí que juguemos en la misma liga, con un mismo balón, en un mismo campo, en un mismo equipo y para ganar pero no todos lo hacemos por lo mismo.
EliminarEl deseo es codiciado hasta su logro. Y una vez logrado, qué sucede?. Pierde gran parte de su encanto, de ahí que no se desee lo que ya uno tiene.
ResponderEliminarUn saludo, Manel! .
..e incluso hay quien tiene el placer ligado al deseo de tal manera que sólo disfruta deseando y no cuando obtiene el objeto deseado [el cual suele pasar a ser substituido por otro objeto de deseo…], complejo pero aún así, muy común…
EliminarUn saludo Begoña
O sea, que es verdad aquello que ya decía mi abuela "Querer es poder"...
ResponderEliminarMe gusta tu reflexión, en el fondo y en la forma (bueno, como siempre);-))
Un abrazo
Sí, parece ser que eso ya lo sabía la abuela. Curioso como “aprendemos lo que ya sabíamos”. Tener que invertir una vida para llegar a saber tantas cosas que ya nos enseñaron… quizás no deje de ser una suerte y el motivo de que la evolución vaya a un ritmo sostenible. Seguramente, si aprendiéramos “a la primera”, ya nos habríamos extinguido ;)
EliminarUn abrazo José Antonio!
"el deseo es una luz cegadora que cautiva toda la atención y que, en caso de apagarse, aunque sea tan sólo un poco, deja a la vista todo aquello que se interpone entre nosotros y este objeto: las dificultades, nuestra pereza, la recurrente y estéril sospecha de que pueden haber otras cosas deseables."
ResponderEliminarY serà que se puede aplicar tambien a la vida en pareja? Dejar a la vista cosas...
Saludos,
Alberto
PD brillante como siempre
Sí, parece ser que el límbico
Eliminarno distingue entre situaciones… Un abrazo Alberto!
Brillante Manel. Y tras leerlo me acuerdo con pena de todas las veces que he conseguido lo que deseaba pero no lo que necesitaba.
ResponderEliminarY yo también, amigo, yo también...
EliminarInteresante, el deseo como motor de cambios. Evidentemente sin desear poderosamente algo es difícil que ese algo ocurra, pero ¿no hace falta algo más que deseo? ¿no falta la voluntad para pasar a la acción?
ResponderEliminarDesear es anhelar con vehemencia, pero hay que actuar y para ello hay que poner intención, empeño y ganas.
La voluntad entendida como la capacidad que nos lleva a hacer algo anticipando sus consecuencias, mirando al futuro.
Lo dicho, muy interesante ¡enhorabuena!
Hola Pau! Tienes razón en apuntar en que, aparte de “deseo”, hace falta todo aquello necesario para llevarlo a cabo. Esta parte de voluntad a la que te refieres la he incluido, a efectos de ese post, en una de las consecuencias directas de este deseo: Un deseo a medias supone una voluntad variable, cuando se desea de verdad se hace todo lo posible por alcanzarlo [vengo a decir aunque pueda tener sus matices dependiendo de lo que atribuyamos por deseo, claro]. Mi reflexión parte de que, en las organizaciones con las que me encuentro suele haber de todo [empeño, técnica, instrumentos,…] pero a veces faltan ganas, aquellas derivadas de querer realmente aquello que se persigue. No porque no guste, no. Sino que la mayor parte de las veces es por indefinición. Aunque el lenguaje sea un poco así, creo fervientemente en la necesidad de mantener un idilio con la idea que se persigue para así atizar esa voluntad que demanda el conseguirla.
EliminarGracias Pau. Un abrazo.
Que piensas de cuando el deseo tan anhelado se convierte en realidad y con el paso del tiempo ya no es deseo sino costumbre y el deseo aflora de nuevo en la piel pero por otra nueva persona o emoción, quiere decir que el deseo era capricho y autosafisfacción del ego, y no comunión. Como mantner vivo el deseo por continuar con una sola persona sin caer en el comun y cotidiana busqueda de algo mejor??
ResponderEliminarMi opinión es que, aunque parezca una paradoja, el deseo suele llevar incorporado el dispositivo de su propio final ya que aleja de la búsqueda de la homeostasis tan propia de los organismos vivos. Así pues, esa voluntad que se le supone al deseo se debe a la “necesidad urgente” de incorporar al objeto y así “poder dejar de desear”, ya que, por decirlo de algún modo, “cansa”. En el caso de que el objeto “se haga de rogar” demasiado, es probable que el cansancio también acabe con ese deseo o lo merme de manera significativa. Eso, probablemente significa que si queremos que el deseo sea algo más que una expresión natural que viene y se va lo hemos de gestionar y las claves para hacerlo están en manejar delicadamente conceptos como “poseer” [no se desea lo que ya se posee] y “renovar” [buscar motivos nuevos para nuevos deseos]. A partir de aquí, es fácil deducir que gestionarse a sí mismo como “objeto del deseo” [desear y ser deseado] exige, por pequeño que sea, un esfuerzo continuado en recrearse, mantener a ralla la posesión [poseer y ser poseído], valorar la individualidad del otro y ser capaz de estar a solas con uno mismo. Esto es contrario a lo que nos han enseñado y personalmente creo que es difícil de entender para muchas personas.
EliminarEn una frase atribuida a Einstein se habla de la voluntad como una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica. Estoy de acuerdo con él. Y contigo.
ResponderEliminarSe me ocurre que hay que prestar especial atención (Paulino ya nos ilustró sobre ésto en su blog) en el momento en el que se definen los objetivos. Deberíamos ser capaces de plantearlos de manera que se perciban como ambiciosos y alcanzables para que el DESEO de conseguirlos ponga en marcha la VOLUNTAD necesaria para que se realice un determinado ESFUERZO en ese sentido.
Se me ocurre, además, que es importante que recordemos que, como personas, tenemos una voluntad individual y que, como seres sociales, nos puede mover también una voluntad colectiva. Al establecer objetivos para un equipo, el reto está en responder a ambas o, en su defecto, determinar la predominante en cada caso para darle respuesta.
Preciosa la aportación sobre cómo "aprendemos lo que ya sabíamos".
Gracias también por acercar por aquí a las abuelas. En mi caso, su sabiduría sin escuela me permite seguir aprendiendo de ella sin tenerla.
Ella me dijo por primera vez la frase: "cuidado con lo que deseas, podría hacerse realidad". No lo entendí entonces, claro, pero ahora creo que la consecución de una meta, un deseo cumplido, debe ser la mecha para buscar un nuevo reto, proyecto, ilusión, ... algo que vuelva a agitar nuestra voluntad. Sé que puede haber decepción, frustración, sensación de vacío, ¿y ahora, qué? ... pero también puede venir con el perfume de la satisfacción, el sabor de la confianza renovada, la grandeza de un logro, ... Individual o colectiva, otra gran fuerza motriz.
Eskerrik asko, Manel, por la invitación a la charla.
Otra cosa que he aprendido. Resulta que no vengo por tí. Vengo por mí.
Así que volveré.
Muy importante este buscar el “punto de tensión” entre lo ambicioso y lo alcanzable en la formulación de los objetivos. La reflexión que conlleva es el ánima misma del proceso de planificación, la que insufla la vida a un plan y lo hace posible y deseable. Parece que se trate de algo obvio [curioso como todo lo que es natural no se toma en consideración por obvio] pero puede ser una de las causas fundamentales de que tanto plan nazca “muerto”, por la falta de esa tensión entre el ambicionar y el hacer posible lo que sin empeño sería inalcanzable.
EliminarRespecto a nuestros mayores ya me referí de una manera parecida en este post. Hace tiempo que me he dado cuenta de que, sin ser consciente de ello, mis mayores [abuelos, mi madre, mi padre…] trazaron a modo de surcos unas enseñanzas en la que me he desenvuelto como hombre y que he transitado a lo largo de años para darme cuenta, un buen día, que estoy aprendiendo justo aquello que me enseñaron. Esta toma de consciencia es, para mí, muy agradable y me anuda de una manera entrañable a estas personas a las cuales, es curioso, respeto y admiro cada vez más a medida que me hago mayor… ¿Será que la vida transcurre como un círculo en el cual uno va oyendo más nítidamente las voces de aquellos que están en su inicio a medida que se va acercando al momento de cerrarlo?
…y serás bienvenida…
Muy buen post y excelentes comentarios que me recuerdan la importancia del interés como motor.
ResponderEliminarCuando estoy interesada escucho hasta con las uñas de los pies, nada es más prioritario que lo que estoy escuchando y tengo tiempo y atención de calidad para escuchar.
Las personas solo nos involucramos al 100% si queremos. Obligados e influídos por terceros nuestras acciones no son ni en calidad ni en sostenibilidad lo queserían movidas por el deseo.
Un abrazo.
A partir de lo que nos cuentas en tu blog y de cómo lo cuentas, no me cabe la menor duda de que te dedicas al 100% a lo que realmente te gusta.
EliminarUn abrazo, Visi!
Es importante dedicarte a lo que degusta, porque provoca que tu deseo sea capaz de acaparar las funciones que haces y las realizas con pasión, sabiendo que ello es parte de ti. Si no puedes dedicarte a los que te gusta puedes orientar tu dedicación a hacer posible aquello que crees para no sentirte vacío con lo que realizas.
ResponderEliminarEs esta una muy buena orientación José Manuel! Ahí hay una clave importante...
EliminarUn abrazo, fuerte.