domingo, 22 de septiembre de 2013

Corsés


Junto al Enigma de Nazca, la virginidad de María o la reproducción ovípara del ornitorrinco, también podría figurar en la lista de fenómenos extraños el hecho de que algunos modelos, metodologías o herramientas concebidas para engrasar los mecanismos de desarrollo, cambio y evolución de una organización se conviertan, en no pocos casos, en su principal lastre, entorpeciendo y frenando su avance debido a la obsesión neurótica por el control que supura de los poros de aquellos que las gestionan.

Ejemplos hay muchos, quizás el más comentado sea el del lugar que acaba ocupando la planificación en algunas organizaciones debido al estrepitoso choque que se da entre su necesidad de revisión constante y aquellas actitudes consagradas a perseguir y cortar de raíz cualquier herejía que se desvíe de la concepción inicial.

Algo similar sucede también con los servicios informáticos de muchas organizaciones, principalmente públicas. No es raro que estos servicios que debieran caracterizarse por ser parte substancial del cambio organizativo y ser identificados como agentes absolutamente entregados a su instrumentalización, colisionen más o menos aparatosamente con cualquier proyecto que no emane de ellos mismos, alegando una o varias de las múltiples razones que suelen utilizarse y que normalmente están relacionadas con la incompatibilidad de las plataformas, la seguridad de los sistemas, la prioridad para la organización o las socorridas sobrecargas de trabajo.

Es una realidad conocida el que no pocos gestores del cambio organizativo opten por tirar millas, de manera más o menos subversiva, intentando pasar desapercibidos y fuera del alcance de los radares de unos servicios informáticos que actúan más como censores o inquisidores dominicos que como aquellos que debieran mantener viva, estimular y hacer posible la actualización, la innovación y el desarrollo de la organización.

Pero quizás uno de los casos más flagrantes de cómo algunos modelos pensados para el desarrollo organizativo se han convertido en verdaderos corsés, que inmovilizan y asfixian a la organización con el único objetivo de exhibir un talle esbelto, es el de la calidad.


La calidad, concebida para el bien hacer e incluso a veces, para el bien estar, ha pasado a convertirse en religión en no pocos marcos organizativos donde los responsables de gestionarlos se erigen cual sacerdotes en sus púlpitos exhortando a los feligreses a mantenerse alerta ante cualquier injerencia interna o externa que los aparte del libro sagrado en el que han convertido sus manuales de calidad.

De este modo, normas y modelos pensados para engrasar los engranajes de la organización, facilitar el trabajo y, en definitiva, favorecer la adaptación al entorno en el que ésta adquiere su sentido, pueden pasar a ser el sentido mismo de la organización, usurpando el centro de toda la atención y convertiéndose en prendas que se ciñen hasta el punto de definir curvas imposibles y ahogar en sus marcos normativos la obertura de miras, flexibilidad, tolerancia al error y libertad de movimiento que tanto requieren estos tiempos.

El porqué sucede esto sigue siendo un misterio, aunque sea fácil inferir que la necesidad de cambio y crecimiento de la organización sucumbe con cierta facilidad ante la cortedad de miras, rigidez o simple necesidad egocéntrica por figurar de aquellos responsables de gestionar esos modelos, los cuales, para más inri, suelen contar entre sus habilidades la de hipnotizar y embobar a la organización con complicados encantamientos metodológicos y promesas de modernidad capaces de ocultar la infelicidad, la simplonería y la caspa en la que se van sumergiendo poco a poco.

Ante esto poco se puede hacer, de hecho, hacer, lo que se dice hacer, no suele poderse hacer nada.



13 comentarios:

  1. :D :D :D Dice wikipedia: Un corsé (galicismo de corset) es una prenda utilizada para estilizar y moldear la figura humana de una forma deseada por razones estéticas o médicas; puede ser mientras se lleva o por un tiempo posterior

    Por lo tanto parece que su objetivo es el de "estilizar y moldear". Si seguimos leyendo esta "voz" en wikipedia nos llegan alguna perlas del estilo "reduciendo la cintura y marcando busto y cadera" :D :D :D Pensaba leyendo tu post que estas "herramientas de gestión" se parecen a los collares que usan en el cuello las mujeres Kayan. Siguen respondiendo a un criterio estético pero en este caso las toca de muerte haciendolas vulnerables y fragiles.
    Rescatar la intuición es también cuestionar la sensación de control de lo que convertimos en numeros y situamos en cuadros. Poco a poco... la energia es finita y es momento de rescatar lo importante. Abrazo

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    1. Muy buena la analogía, Asier, si me llego a acordar de los collares de las mujeres Kallan el post hubiera sido demoledor :-D

      Estuve investigando un poco sobre los corsés y, atrapados como estamos en sus resultados formales, ni imaginamos lo que suponía para los sistemas funcionales. De cómo la estrechez de la cintura desplazaba el sistema digestivo y reducía la capacidad pulmonar hasta llevar a la persona al límite con la asfixia, dejo aquí esta imagen que lo ilustra. Me pareció que los paralelismos con la vida de algunas organizaciones eran exactos y de que la obsesión por lucir un buen tipo en unas pocas salas de baile no tan sólo comportaba un grado de malestar organizativo importante sino que sumía a la organización en una especie de ilusión de éxito que la alejaba paulatinamente de su verdadera misión. La típica imagen de colocarse un corsé ya es elocuentee inspiradora.

      Sí, también creo que el cuestionamiento de la “convicción sobre el control” y los efectos de esta duda sobre la persona o sobre la organización da mucha información sobre su estado de salud. Un abrazo Asier!

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  2. En línea con lo que dice Asier, hemos de reconocer que todas esas cosas de calidad que comentas(muchos que empezamos con eso, renegamos ahora como Judas y tratamos de evitar utilizar el denostado vocablo), tuvieron unos legítimos orígenes o causas, y permitieron a las organización durante un tiempo ofrecer un cierto marco de seguridad y referencia para desenvolverse y generó valor.
    Pero estoy contigo que ahora son más lastre que impulso.
    Pero reconóceme que lo que tiene que ocupar su lugar, está aún por llegar. Y cuando lo encontremos empezará ya a estar obsoleto, me temo.
    ¿Será pues la solución eso que dicen algunos de la adaptación al cambio constante?. Y cómo "aprendemos" eso?.

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    1. Claro que te lo reconozco Jaime,tu sabes de esto. Aunque ante lo que planteas yo creo que se trata más de evolucionar que de progresar [hace un tiempo escribí sobre esto], algo tan sencillo y a la vez tan complejo como aprender algo que ya sabemos. Como quien se plantea lavarse la cara en vez de cambiar de maquillaje y encontrar otro que le favorezca más. Con este post no quiero cargarme las políticas de calidad sino la manera en como son utilizadas por algunos, algo similar ocurre con la planificación y, en general con todas las herramientas de gestión, las herramientas son sólo eso, lo que determina sus resultados es la mano que las utiliza.
      Me alegra verte por aquí, gracias por comentar, un abrazo!

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  3. Disculpad por el error, el que renegó de Jesucristo, y hasta 3 veces, no fue Judas (que ya tenía lo suyo con el papel que le dieron), fue Pedro.

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  4. Religiones hay muchas, no hay tanto problema en ello. Lo que da pánico es el fanatismo de quienes invocándolas se creen en posesión de la verdad. Sí, de la única verdad. Pánico da eso. Y en las organizaciones, cómo no, también hay fanáticos de... lo más variopinto.

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    1. Tal cual, los marcos bienvenidos sean, pero lo peligroso es convertirlos en el epicentro de toda la existencia…

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  5. " ... y frenando su avance debido a la obsesión neurótica por el control que supura de los poros de aquellos que las gestionan."

    Incluso algunos se creen que controlar más, es el cambio que debe hacerse ... y lo sé de 1ª mano XD

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    1. Es cierto Juana, eliminar toda incertidumbre suele considerarse un indicador de salud cuando realmente debería generar un mal pronóstico por revelar una negación de la naturaleza de la realidad. Ya sospechaba que sabes de lo que hablas... ;-)

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  6. Gracias Manel por tu reflexión, leyendo tus palabras me viene a la cabeza la idea de la distorsión entre medio y fin. La calidad, nació como un medio de desarrollo para las organizaciones, la búsqueda de aprovechamientos de oportunidades, y como en otras tantas cosas, esta idea se ha ido desvirtuando hasta convertirse en un fin en sí mismo. Ha perdido su razón de ser, habiéndose reducido en muchos casos en una ingente cantidad de papeleo y burocracia, que lleva a muchos quebraderos de cabeza (y hastío), sin que se le vea una utilidad real y que como bien dices, encorseta a la organización, ya que como no dice la norma tal, no se pueden optar por otras vías... aunque la situación lo pida a gritos!!

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    1. Tal cual Olaia, veo que te suena... :-D la distinción entre “medios” y “fines” es necesario refrescarla periódicamente y no creo que sea necesario hacerlo tan sólo en el marco de las organizaciones. Reflexionar en el porqué y supeditar a ello el cómo es algo que a veces se descuida. Un abrazo

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  7. "Siempre es la mano y no el puñal ..." Lo dice Fito, ese que "canta igual que sangra, porque sangra todo lo que escribe".

    He padecido varias interpretaciones de diversos sistemas de calidad en mi periplo laboral.
    Y digo bien, padecido, porque han sido herramientas manipuladas por la dirección a su servicio, en exclusiva, sin otra perspectiva que justificar el ejercicio del control sobre unas personas que no sentían sino el peso de la desconfianza sobre su dedicación e implicación en las tareas diarias.
    Y digo bien, interpretaciones, porque me constan las posibilidades del empleo de algunas de aquellas herramientas si realmente se hubieran orientado a una utilidad en otros términos.

    Me hacía especial gracia su manera de desvirtuar la coletilla que, normalmente, acompañaba: " y mejora continua" cuando se traducía en la creación de algún tipo de equipo o comisión que se suponía que se encargaría de trabajar en las áreas detectadas como "mejorables" y cuya labor se limitaba a un par de reuniones en las que se recogían sugerencias que proponían un aumento ridículo en algún porcentaje sobre un papel que lo aguantaba todo.

    Lo acaba de revivir, con tu entrada.

    Creo que hay muchos intereses ocupados en mantener algunos enigmas ... ;)

    Siempre se puede hacer algo.
    Conozco yo a un grupo de artesanos ... que me inspiran mucha confianza! :)

    Muxu potolo bi!!

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    1. Los “misterios”, en muchas religiones, justifican el poder de sus sacerdotes...sí ;-)

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