viernes, 4 de noviembre de 2011

La sencillez

Aunque, afortunadamente, cada vez se ve menos, sigue ocurriendo que en el programa formativo de algunas profesiones o puestos de trabajo no se le da la suficiente importancia a competencias básicas sobre las que pivota gran parte de la actuación profesional.

Un ejemplo al alcance de tod@s lo tenemos en ámbito de la salud, donde el tacto o la amabilidad no se han de buscar tanto entre las competencias profesionales exigidas como en las características personales del profesional. La conocida serie televisiva sobre el Dr. House se apoyaba decididamente en este factor.

Otra competencia que se echa de menos en el ámbito de la dirección y de la gestión es la sencillez, entendida como la capacidad para hacer las cosas lo más fáciles posibles. Para no estar, esta cualidad no figura ni tan sólo en el directorio profesional de competencias más pintado. En cambio parece existir un acuerdo común en que la sencillez es básica para que algo tenga la mínima posibilidad de que se le preste atención, de que se haga o de que funcione, un acuerdo que, a la práctica, suele ser respetado poco.

La sencillez es la verdadera Cenicienta de las cualidades y, como ya sucede en el cuento, la ninguneamos en la cocina, a pesar de conocer su importancia, sucumbiendo a su encanto cuando aparece en escena ensombreciendo a la competidora más bella.

Nos guste o no, lo barroco [artificioso y pedante] se ha instalado en lo que hacemos, siendo incluso uno de los criterios a partir de los que se interpreta la calidad de un trabajo o sobre el que se decide el precio de un producto o servicio. Si alguien hace que algo se vea fácil, entendible o asequible, parece como si realmente no debiera ser tampoco muy valioso. Inconscientemente otorgamos valor a lo que no entendemos, de ahí quizás que haya tanto “palabro” y profesional críptico empeñado en consolidar su aportación de valor añadiendo cemento a los muros que protegen su ámbito “de saber” de los posibles embates externos por “saber algo de cómo lo hace”. 

En mi colaboración como tutor en proyectos de final de másteres para directivos, voy con mucho tiento en aconsejar sobre este aspecto para no restarle oportunidades a estos proyectos ante los tribunales de evaluación. De alguna manera se exige a los alumnos que elaboren documentos complejos, que pesen, donde se funda el máximo de información en el máximo de formatos posibles y en los que, sobre todo, figure oportunamente la correspondiente referencia bibliográfica, antes que documentos sencillos, eso es, completos pero directos, serios y amables a la vez, con un lenguaje entendedor que apetezca realmente ser leído, ser anotado y que facilite la elaboración de una opinión propia sobre el tema tratado. 

De este modo, desde las propias escuelas de gestión se le da valor y se dota de una cierta inercia a la dirección compleja haciendo que lleguen a ser más importante las volutas y trinos con los que adornamos el cómo lo hacemos que el porqué, el qué o el con quién lo hacemos. Algo que luego se intenta combatir con complejas teorías acerca de los múltiples y diversos modos de enfocar el liderazgo, que también suelen ser difíciles de aplicar por su falta de enfoque a las situaciones que se suelen visualizar en el plano de lo real.

Tal y como apuntaban en sus inicios algunos famosos modelos de calidad, los cuales incluían entre sus criterios de evaluación la brevedad y la sencillez, sería muy, pero que muy útil y conveniente, ante el momento de transformación del management en el que nos encontramos, revisar los programas formativos que se imparten habitualmente en torno al tema del liderazgo y de la dirección, así como adecuar a los equipos de formadores que los desarrollan para que se introduzca la sencillez como una cualidad imprescindible para el abordaje de lo que sea, ya que es difícil creer en lo que no se entiende, que la complejidad acaba cansando y que, a fin de cuentas, tan sólo lo que parece sencillo se lleva a cabo.


10 comentarios:

  1. Es que no hay cosa más difícil que convertir en sencillo algo muy complejo, se requiere una sabiduría especial ....
    ¿Cómo se mide el trato humano en un médico o en una enfermera? .... ¿cómo se mide la intuición? .... ¿cómo se mide la sabiduría? .... ¿cómo se mide ....
    A mi, a veces me parece que hay cosas que no son medibles .... al menos a simple vista.

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  2. @Juana. ¿Por qué íbamos a medir esas cosas si con notarlas tenemos suficiente? Aún así, en los directorios de competencias profesionales encontramos competencias más “esotéricas a nivel de medición” como la “empatía” o la “resiliencia” que ahora está de moda. Puestos a medir la sencillez seguro que llegaríamos a acuerdos sencillos también ;)

    Respecto al trato humano me has hecho pensar en que es un valor al que se solía [el pasado es queriendo] sensibilizar en la familia y se reforzaba en la escuela y aunque no nos pusiéramos de acuerdo en cuáles son los mínimos, seguro que coincidiríamos en lo que no lo es.

    Tienes mucha razón, tan sólo los sabios hacen el mundo visible a ojos de cualquier persona, de ahí el respeto que emanan y merecen...

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  3. m'ha agradat... igual és què si les coses no són senzilles no les entenc, i sempre he pensat què que una cosa sigui senzilla no vol dir què sigui simple o buida.

    m'ha agradat. Co-cream? =D

    Co-cream? =D

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  4. ¡Magnifico recordatorio! Es cierto, tendemos a sobrevalorar lo que se nos presenta como complejo y a caer en la trampa de disfrazar lo propio como si el valor estuviera en la extravagancia del envoltorio. Algunos de tus post me los voy quedando como de cabecera y con este, la palabra “sencillez” pasa a mi nube de tags personal junto con utilidad, impaciencia, posibilidad e ilusión.

    Dices “la sencillez es básica para que algo tenga la mínima posibilidad de que se le preste atención” ¿Cómo podemos olvidarlo cuando precisamente uno de los males que nos aquejan es el déficit de atención?: “documentos sencillos, directos, serios, amables, entendibles, que apetezca realmente ser leído, ser anotado y que facilite la elaboración de una opinión propia sobre el tema tratado” ¿Será que a veces “no interesa” que los demás se formen opinión? Quiero pensar que no.

    Gracias por traer el vídeo de Antonella, a la que por cierto veré la semana próxima en Vigo. Ya han pasado otros tres años y poco hemos avanzado. Y estupendo el ejemplo del cuento, aunque confieso que siempre me pareció envidiable la posibilidad de de evadirse del mundanal ruido. Definitivamente me apunto a tu propuesta, en el ámbito del liderazgo y de la dirección y en “lo que sea”. Y paso a disciplinarme.

    Gracias Manel. Una abraçada!

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  5. Hablando de documentos, asocias la sencillez a directo, serio,, amable... comparto tu punto de vista y añadiría palabras como transparente, honesto y armónico (con equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo y su resultado connota belleza).
    Creo que el gran referente en casi todo y también en el de la sencillez es la madre NATURALEZA.

    Bajando al terreno humano, comparto el punto de vista de Juana cuando habla de la sabiduría especial que emanan las personas que saben aplicar la sencillez a sus acciones.
    También lo podríamos llamar Talento entendiéndolo como...ese dinamismo poderoso que sabe hacer buen uso de las capacidades, elegir bien las metas y los medios y mantener el empeño en alcanzarlas.

    Un saludo de un admirador de tu talento.

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  6. @Tona. No m’estranya que t’agradi, si haguessis estat tu l’autora d’aquest post encara seria més senzill... Tu n’ets una mestra en això de la senzillesa i això ho demostra la teva escriptura oberta, intel•ligent i directa.

    Sí, no estaria malament co-crear co-njuntament co-ntinguts co-diversos per co-aprendre co-junts. ;)

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  7. @Isabel, Cierto eso que comentas Isabel. Hacer que las cosas sean sencillas supone conocer el núcleo básico de esas cosas y diferenciar lo que es clave de lo que es accesorio e irrelevante. Quizás sea este el determinante de que realmente sea “tan complicado hacer que las cosas sean sencillas”, porque se requiere un cierto detenimiento y consecuentemente tiempo en aprehender, metabolizar y simplificar…

    Tu nube de tags me ha hecho pensar en que realmente todas estas categorías están interconectadas, por ejemplo, una verdadera orientación a la utilizad implica hacer las cosas sencillas. Valorar lo artifactual, complejo o difícil suele estar reñido con apuntar hacia lo útil. De ahí que asociemos el lenguaje ininteligible con el humo.

    Desde hará unos tres años suelo referirme también a las tesis de esa magnífica obra de Gary Hamel, para apoyar la idea de la necesidad de darle un giro a las concepciones actuales del management y preparar así el camino para abordar la construcción de un modelo de trabajo[sistemas, herramientas, etc.] a partir de criterios como el de la utilidad, la sencillez y el cambio permanente. Ciertamente Hamel, como Bauman, es uno de esos autores visionarios que siguen describiendo el presente hasta el punto de no saber si es que todavía estamos igual o es que consiguen hacer como aquellos pintores que pintan retratos que parecen mirarte siempre te pongas donde te pongas…:-)

    Muchas gracias a ti, Isabel, por tu comentario. Vinga aquesta abraçada! :-)

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  8. @Paulino. Me apunto esas cualidades de lo sencillo y esculpo en la base de este post tu apunte sobre que la Naturaleza es el modelo de la sencillez,…en toda su belleza. De alguna manera me has hecho pensar que la belleza que se traduce de lo sencillo no es otra cosa que un reflejo del estupor y la fascinación que nos produce el equilibrio [armonía…me gusta también cómo has introducido este concepto] natural de las cosas.

    En cuanto a la “sabiduría” yo no la relaciono con el talento más que relaciono a éste con la capacidad potencial para llevar a cabo una tarea determinada. Y, en este sentido, conozco a personas verdaderamente talentosas para hacerlo todo muy, muy difícil…;)

    Muchísimas gracias por redondear el post con tus aportaciones, Paulino. Un abrazo fuerte!

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  9. Introduciría un matiz sobre la presencia de lo barroco en nuestra cultura, porque yo veo también la tendencia contraria, la del minimalismo que a veces parece obligado. Diría que allí donde se impone lo hace por 'argumentos barrocos', pero es indudable que en sí mismo también existe.

    Resumir, simplificar, saber lo que es importante y no equivocarse en ello, es obviamente dificilísimo. Yo a veces suelo intentar explicar esto preguntando, o pidiendo, que el equipo haga un trabajo o prepare un informe pensando en si eso es lo que a él le gustaría que le hicieran, informaran, si le es útil si gastaría su tiempo en ello. Alguna vez se lo he dicho a algún miembro de la administración, de los que preparan y administran ayudas. Sonrieron al escucharme. Algo es algo...

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  10. @Goio. Con lo del barroco me refería a afanarse en convertir lo que es redondo en cuadrado y lo que es cuadrado en redondo…como la arquitectura y la vegetación de Versalles. En complicarlo por razones pseudo-estéticas…el minimalismo que traes aquí también vendría a ser por lo mismo [como bien dices tú].

    Como ya he comentado, soy de los que piensan que una de las dificultades en hacer las cosas sencillas es desconocer realmente esas cosas o tener, como máximo, un poco más que una relación superficial con ellas. Creo que este puede ser un mal endémico ya que se apuesta poco por invertir el “poco” tiempo que se tiene en conocer algo bien cuando hay, paradójicamente, tantas cosas por conocer y que, por la misma razón, no llegaran a conocerse bien jamás… Conocer algo muy bien quizás no será suficiente pero seguro que es necesario y ayuda mucho a la hora de transmitir…

    La idea que ha comentado @Paulino de que la sencillez consiste en hacerlo “natural” me parece clave en este tema, ¿verdad?

    Un abrazo Goio!

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