sábado, 8 de diciembre de 2012

Metáforas…

Quizás sólo se trate de una regresión a los ocho años, que es, aproximadamente, la edad en la que quedé, por primera vez, maravillosamente fascinado ante la capacidad de la bolsa de viaje de la protagonista y prendado de la facilidad con la que se desplazaba de la realidad al fantástico mundo de los dibujos animados. O puede que sólo sea un efecto psicodélico colateral debido a la cantidad de veces que la he llegado a ver, con mi hija primero y con mi hijo después, pero, sea por lo que sea, en Mary Poppins veo una metáfora de la consultoría de a pié, que me atrevo a compartir con todas aquellas personas capaces de superar el posible prejuicio ante la versión caramelizada que la factoría Disney realizó del maravilloso personaje creado por Pamela Lyndon Travers.

Un padre tradicional, absolutamente obcecado en su carrera profesional, y una madre poco convencional, enredada en batallas sufragistas, subrogan el cuidado y educación de sus hijos a profesionales externas, las cuales fracasan una y otra vez ante la tentativa de disciplinar a los niños.

En una de estas, el padre, en un subidón patriarcal, decide tomar cartas en el asunto y contrata a alguien un poco particular que, y eso es importante, se compromete a dar respuesta al problema, acatando su autoridad pero sin subordinar, por ello, ni la relación laboral ni el método y transformando la demanda formulada por esa familia en un proyecto de intervención, con un principio y un final.

A partir de aquí, la profesional se desenvuelve de una guisa muy particular y para nosotros algo conocida, evaluando, introduciendo y formando en nuevas metodologías de trabajo totalmente orientadas a las personas y a la mejora de sus condiciones de vida, influyendo en la percepción de su entorno y fomentando valores basados en la responsabilidad social y en la cooperación, facilitando soluciones a medida, implicando a todos en el cambio para que éste pueda darse en cada una de sus partes y echando mano de la consultolabia, aunque sea un poco.

El resultado podría ser un ejemplo de trabajo bien hecho en la gestión del cambio organizativo; de cómo la demanda suele ser, tan sólo, la punta del iceberg de lo que se requiere, de cómo el proyecto ha de concluir con la independencia del cliente respecto del consultor y de que éste ha de partir a la búsqueda de nuevos proyectos donde aportar valor.

Si tuviera que elegir una patrona para la consultoría creo que sería Mary Poppins la que llamaría a mi puerta después de haber barrido, de un soplo, la cola de posibles candidatas al puesto y haberse empolvado graciosamente la nariz.




15 comentarios:

  1. Maravillosa película. Me encanta la parte de las "soluciones a medida"! :D

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    1. La verdad es que la película es un encanto y según se mire, un manual! ;-)

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  2. Estupendo y divertidísimo, Manel. Y con la profusión de visionados al que obliga la paternidad, no me cabe duda de que la habrás visto las suficientes veces para defender esta tesis, que, cuidado, seguro que responde a una cuestión deliberada, porque en los guiones Disney los valores a enseñar a los niños son escrupulosamente buscados (y, por lo que veo, mejores hace 50 años que hoy mismo).

    Siempre he pensado que se infrautiliza el cine para enseñar valores empresariales o de trabajo. Y no, no me refiero a las que actualmente pueden hablar de la crisis, al estilo de El fraude, o Margin Call o El Capital, o muchas que aparecerán. Me refiero por un lado a ejemplos como el que das, que ciertamente encaja bien en lo que dices (aunque jamás lo había pensado, supongo que de crío cuando la vi también me quedé con la magia, y luego de mayor con la visión camp que ha acercado a Mary Poppins y 'su diferencia en el conjunto social' tanto al mundo gay y ha convertido a Julie Andrews en una diva), como al propio hecho de que una película, como producto, supone un trabajo de management per se a reflexionar con profundidad en todas sus fases. Imposible no traer a colación por ambas cosas al Proxecto Máscaras (http://proxectomascaras.enpalabras.com/doku.php), ¿no?

    Ahora sólo hace falta la 'Misión imposible' de conseguir convencer con Mary Poppins a una buena cantidad de directivos de que... ¿se quiten el hollín?, ;-)

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    1. Muchas gracias, Goio.

      Hace unos poco años, con un buen amigo y colega, tuvimos la intención de organizar un encuentro de consultores inspirado en el que hubo en su día en Villa Diodati, con el único fin de transferirnos películas [enteras o fragmentos] que ilustrasen aspectos o conceptos con los que trabajamos. En pleno discurso sobre la innovación y sobre la necesidad de estimular el pensamiento lateral sigue siendo muy difícil utilizar determinado material y más si éste está clasificado en la categoría de “cuentos de hadas”, “fantástico”, “ficción” o “para niños”. Los adultos siguen considerando serio aquello que lo parece, que es concluyente y en el que es posible reconocer la realidad más inmediata de su día a día. Lo otro es, directamente, poco serio. Con este amigo tenemos capítulos y capítulos de Star-Trek que ilustran a la perfección importantes páginas sobre liderazgo y que en cambio no nos atrevemos a utilizar por temor a ser tildados de “poco serios” o de fantasiosos”. Las cosas son así, por un lado invocamos a la imaginación y por el otro contenemos y marginamos la fantasía. Supongo que lo mismo pasa, como bien sabes, con el considerar “seria” a la literatura de ciencia-ficción, al cine de terror o, en otro plano, a la novela gráfica. Ya nos avisaba Michel Ende, en su Historia Interminable, de que la fantasía estaba desapareciendo y de que en su lugar se estaba instalando la Nada…

      Un abrazo,Goio! :-)

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    2. He recordado que en el Festival de San Sebastián recogí información sobre unos que hacían precisamente esto de usar el cine para desarrollar organizaciones. No he profundizado, pero creo que se trata más bien de hacer cortos para ayudar en ese desarrollo (espero que no como terapia o psicodrama!) Te dejo el enlace, que nunca se sabe y además son de tu tierra... http://www.cookiebox.es/

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  3. Muy buena elección de Patrona y fantásticos los paralelismos que has dibujado entre la película y tu quehacer en consultoría. Comprensible y divertido. Felicidades

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    1. Gracias Judith! Ya hace tiempo que quería ponerlo en negro sobre blanco. Y eso que me he dejado fragmentos realmente buenos, por temor a que el post quedase pelo edulcorado.

      Un abrazo!

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  4. Manel:
    Te confieso que he prestado poca atención a Mary Poppins, y voy a parecer un ignorante por eso, pero es lo que hay. Después de leerte, es algo que pasa a interesarme porque estamos necesitados de "patronas" que nos guíen en consultoría :-)
    Sabes que soy un apasionado de las metáforas como instrumento para pensar y transmitir ideas. Son muy potentes por su poder sintético y su capacidad para inspirar. Es un "molde creativo" al que solo tienes que meterle tu plastilina, y ver lo que sale.
    Pos'nada, colega, tenemos que crear MaryPoppins Consulting SL... ¿a que no está mal el nombre?
    un abrazo :-)

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    1. Es cierto Amalio, este tipo de materiales son muy buenos porque actúan como caricaturas que subrayan los rasgos principales de determinadas ideas. Si no fuera porque esté tan extendido este valor tan poco práctico de desvincular toda realidad de cualquier fantasía [en detrimento de esta última], los utilizaría más abiertamente para aligerar camino en muchos temas.

      Por mi, ¡adelante! El nombre me gusta y la chica, aunque un pelo remilgada, también, ¿crees que inspiraría a aquellos que nos contratan? ;-))

      Un abrazo, colega. Una alegría tenerte por aquí.

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  5. Ya el título me cautivó. Estoy enamorada de las metáforas desde las carpetas con pegatinas y mensajes reivindicativos del instituto. Y no es una fase avanzada del proceso de enamoramiento, no. Me mantienen en la primera fase, la de la idealización, el ensoñamiento y la imbecilidad transitoria, tan fascinante.

    En ese estado he recorrido tu post. Cada escala. Una delicia!!

    Me encuentro en el camino tu mirada artesana trasladando tu conocimiento, experiencias, reflexiones, análisis, ... a esa fantasía. Y me encuentro esa fantasía hecha realidad en tus palabras.

    Los jirones que nos has invitado a ver me han llevado a otros ... Creo que he vuelto a ver la peli casi completa ;) ... eso sí, con otros ojos.

    Me he quedado enganchada en la mirada de Mary Poppins desde la ventana, ya al final .
    La reconozco. La vivo a menudo. Cada año, cuando recojo mis cosas tras la última clase. Cuando les miro mientras van saliendo de clase, hasta desaparecer. Cuando pienso en lo que queda de ellos en mí. En el trabajo y esfuerzos realizados, por ambas partes. En lo que quedará de mí, en ellos. Si la huella permanecerá o se borrará pronto ...

    En esa mirada hay satisfacción, orgullo y una nostalgia prematura que me lleva a añorar, desde ese momento, cada minuto compartido.

    Eskerrik asko, Manel. Gozamena!! :)

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    1. A partir de ahora no podrás verla de otro modo. Mary Poppins tiene una fuerza increíble: los valores que realmente transmite, la forma de llevar al Sr. Banks, la elasticidad de su sentido común, la profesionalidad en el gesto, la combinación seriedad-juego,…. Lo dicho, un buen ejemplo de intervención y toda una clase de valores que se siguen necesitando [a pesar de lo que se diga hay verdaderas lecciones como el diálogo entre el deshollinador y el Sr Banks que enlazo.]

      Sí, te veo tal cual en el “final” al que te refieres, incluso no me cuesta imaginarte, un poco más tarde, cerrándole el pico a loro de tu paraguas [por cierto, ¿tienes un paraguas con un loro, verdad?] disculpando el que salgan de tu clase “hasta desaparecer”. Puede que esa añoranza a la que te refieres no sea otra cosa que un hilo de plata a través del cual seguís compartiendo el echaros de menos…

      Gracias a ti, Marta.

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