sábado, 22 de mayo de 2010

¿Qué pasa con los objetivos?

No parece una actividad humana porque, de serlo, sería menos difícil establecer objetivos, ¡digo yo! Pero el caso es que si veo a alguien formulando bien un objetivo [así de buenas a primeras, aunque acabe de habérselo explicado al derecho y al revés] no puedo dejar de admirarme como si de un fenómeno poltergeist se tratara.

La formulación de objetivos es una de las pruebas más evidentes de presencia extraterrestre en algún momento de la vida del planeta, porque es algo que los de aquí no han pillado para nada.

Estoy convencido de que debe de existir por ahí alguna tablilla egipcia donde se ve a algún gigante que, para bien de la humanidad, dicta objetivos a un escriba que hace como que sí pero que realmente no se entera de nada o, en alguna caverna paleolítica, seguro que hay una representación de las primeras intervenciones quirúrgicas donde alguien, con algo parecido a una escafandra, modifica la estructura cerebral de algún desgraciado que, para su desesperación, se ve impelido a conseguir el imposible de que sus semejantes formulen objetivos.

También he pensado que eso de formular un objetivo comme il faut es síntoma de algún proceso infeccioso [y seguramente terminal] que te lleva a comportarte y a dedicarte a cosas raras… como esas a las que nos dedicamos algunos, porque, fuera de un puñado de colegas [hummm, ¿llega a un puñado?] no conozco a nadie más que dé muestras de que formular objetivos forme parte de sus competencias profesionales… Sí, no descarto todavía la idea de que se trate de una enfermedad vírica…

Pero ¿Cuál debe ser el mecanismo que subyace a que cueste tanto empezar con un verbo en infinitivo? ¿A redactar algo sencillo, concreto y evaluable? ¿Porqué cuando se ruega por activa y por pasiva que este verbo se refiera a algo muy concreto, que nos diga claramente la acción a llevar a cabo o el resultado a conseguir, se le ocurre al personal cosas como ‘optimizar’ o ‘facilitar’ o ‘crear sinergias’? ¿Porqué cuando se insiste en la necesidad de poder evaluar el logro del objetivo y de que, por ende, éste ha de especificar una magnitud, siempre hay alguien que [y esto es lo más pavoroso] ante la aprobación general, sale con aquello de que hay objetivos cualitativos que no se pueden [ni deben] evaluar?

Con este tema de los objetivos todo me dice que se trata de algo contranatura, de algún tema tabú que produce bloqueos, despierta rechazos y del cual huyen tod@s, bueno… menos algún que otro pervertido, que siempre tiene que haber de todo en la viña del Señor…

12 comentarios:

  1. Hay cosas que no se pueden medir ni evaluar, ¡vale! pero lo que se pueda ¡midámoslo y evaluémoslo por favor!
    (Esto va dirigido a mi misma no creáis)

    Creo que lo que nos falla (a mi la primera, lo reconozco) es la unidad de medida, a veces no termino de entenderla, pero es que me disperso por lo "Cerros de Úbeda", cuanta razón tienes, me aplicaré el cuento.

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  2. He disfrutado mucho leyendo el post, Manel. Personalmente creo que establecer objetivos SMART es bastante sencillo, sólo que requiere práctica y, sobre todo, haber entendido el concepto. Soy de los que además cree que todo es medible, aunque no lo parezca. Otra cosa es cómo de objetivas pueden llegar a ser determinadas mediciones, pero creo que es mejor medir con imperfecciones que no medir en absoluto.

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  3. La respuesta tus preguntas creo que puede estar en dos muy humanas tendencias: Comodidad y miedo.

    Comodidad: Porque formular objetivos exige un esfuerzo de síntesis y concreción, es mucho más sencillo irse por los cerros de Úbeda del "optimizar" o "facilitar" que especificar qué, cuándo y cómo. Llámalo ahorro energético.

    Miedo: Porque si concretas te expones, te "han pillao", ahí quedan, tangibles, tus apuestas. Evaluables.
    Sí, eso que tanto miedo nos da: que nos examinen y nos suspendan. A esto puedes llamarlo EEVE: Evitación de Exposiciones Vulnerable del Ego.

    Concluyendo:
    Formular objetivos no es, pues, una actividad humana, tienes razón: eres un alien ;-)

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  4. Ains, que me entran dudas sobre si los extraterrestres son los otros por no saber o querer formular objetivos "comme il faut" o nosotros por pretenderlo. Si es que es un incordio que venga alguien a evaluarte y a decirte si progresas adecuadamente o no... Mejor formulamos los objetivos con un tinte esotérico y listos. Además, así se pueden reciclar (¿es eso de los objetivos sostenibles?), que de tan elevados y rimbombantes, igual da que se utilizen en este lustro que en el siguiente. ¡Qué cruz! [ Mira que me he reído leyendo este post. ;-) ]

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  5. Hola Manel,

    Me he reído mucho leyendo tu post.

    Una gran verdad la que planteas aquí. A las personas parece que les da miedo establecer objetivos para saber evaluar y medir lo que desempeñan de forma especifica porque igual se enteran de que desaprovechan su tiempo.

    El medir y reflexionar sobre lo que hacemos y alcanzamos o no, nos ayuda a tenernos que plantear hábitos y modos nuevos de hacer las cosas, es decir, debemos de desaprender y comenzar con otro planteamiento.

    Estableciendo objetivos nos obligamos a pensar y reflexionar sobre los pasos a seguir en las tareas que acometemos.

    Saludos,

    Juan

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  6. @Juana: No te veo así [dispersa…] que conste. Con los grupos con los que trabajo no falla tanto la unidad de medida como la necesidad real de medir o de lograr algo determinado y comunicable. Creo que ahí está la madre de tanta dificultad en la formulación de objetivos… No te apliques ningún cuento Juana, este post-broma da para profundizar mucho más y seguro que, de hacerlo, encontramos tus razones para conducirte profesionalmente como lo haces. Un abrazo y gracias por tu compañía.

    @J.M. Bolívar: Totalmente de acuerdo, la práctica es fundamental y probablemente también sea uno de los motivos que dan lugar a la situación descrita en el post. Yo también creo que aquello que no se pueda medir debe ser porque no existe. Un abrazo.

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  7. @Bloom Taxo-No, Mías: He utilizado palabras como paleolítico, virus o extraterrestre, pero en un sentido muy distinto [por no decir opuesto] a como tú las utilizas. Quizás por eso no entiendo tu comentario. Un saludo.

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  8. @arati: Me quedo con el EEVE y con tu magnífica respuesta Oh! Gran Oráculo Terrícola :-) bip, bip… Aunque el tema “miedo” llama más la atención [por aquello de que es más grave] el tema “comodidad” tiene mucho a ver.

    @Anna: Y yo leyendo tu comentario!! Mira que lo de los objetivos reciclables… hummm Todavía no se habla de objetivos ecológicos ¿verdad?.. ;-))))))

    @Juan: Ahí, ahí, la dificultad en establecer objetivos relacionada con la resistencia [negación] del cambio…otra variable importante… Un abrazo.

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  9. @Chelucana, entiendo esta frustración e irritación y también este sentimiento de antipatía ante la arrogancia que establece clases sociales e impide compartir, colaborar o construir. También veo que todo esto que tan poco te gusta puede destilarse de este post pero créeme si te digo que no me gusta nada infravalorar personas o puntos de vista y que sólo he caricaturizado un fenómeno con el que me he encontrado continuamente a lo largo de todo mi ejercicio profesional, nada más. No pretendía en absoluto molestar ni ofender y siento muchísimo haberte incomodado.
    A parte de lo que se ha ido comentado aquí, yo creo que lo que incide fundamentalmente en eso de los “objetivos” surge de la necesidad versus la imposición de formularlos y del uso que se ha hecho o se pretende hacer de ellos. La incoherencia de muchos “estrategas” [entre lo que predican y lo que realmente hacen] y la ausencia de una cultura orientada al seguimiento y control riguroso de los retos marcados también influyen en la disposición a incorporar esta metodología de trabajo por parte de muchas personas.
    Muchísima gracias Araceli por pasarte otra vez por aquí y reconducir la conversación. Un fuerte abrazo!

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  10. No, no, no... Estáis todos un paso por detrás de los tiempos. Es que no os enteráis. Ninguno habéis dado en el clavo de que lo que hay que marcar hoy en día... son "objetivos 2.o". ;-)

    Nada de ser: fluir. Objetivos líquidos, adaptables... hasta el punto de etéreos, si hiciera falta. Marcar dirección y... ya se verá. Nada de empezar por infinitivos y menos aún si no se trata de "infinitivos sin significado", no sea que concretemos mucho cómo medir el logro y eso no nos permuta ser adaptativos a las condiciones emergentes de cada momento.

    En serio... Los tiempos no son propicios para entender que lo líquido no tiene que ver con el compromiso que se establece sino con la forma en que se va reconfigurando. En la magnitud, en los límites y en el plazo.

    Y la fluidez mal entendida... es tan cómoda de adoptar o de tolerar...

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  11. ¿Qué más se puede añadir a los comentarios que ya ha tenido tu genial post, Manel? Pero aparte del contendio, me encanta la foto del señor Einstein copiando cien veces "Empezar con un infinitivo"... vaya con el genio!!

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  12. @Jesús Fernandez, Pues ahora que lo dices veo claramente lo desfasadísim@s que estamos, aquí lo suyo es programar en beta :-) Totalmente de acuerdo en que hoy por hoy, el compromiso, lejos de la rigidez con el que se ha investido, está relacionado con la flexibilidad.

    @Mònica, Ya sabes lo que se dice…que realmente la genio era su mujer… y es que ya no puede fiarse uno de nada…

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