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viernes, 18 de enero de 2019

La evolución involutiva



Hace poco un buen amigo me dijo que deberíamos quedar en breve, para hablar y que, entre otras cosas, quería que le explicase mi “evolución conceptual”, refiriéndose, me imagino yo, a la tipología de artículos que estaba subiendo últimamente en este blog.

Esto me llevó a mirar alguno de los últimos títulos [La importancia de la voluntad, La transmisión del saber oculto, La gestión de las expectativas en la moderación de grupos de trabajo colaborativo, actualizaciones del conocimiento, etc.] y, la verdad es que, según cómo, desprenden unos vapores con ciertos matices esotéricos que los hacen blanco fácil para ser tildados de filosóficos, como mínimo, o de espirituales, como máximo, por parte de aquellas personas que se sienten incómodas con cualquier temática que no esté sujeta a los mecanismos de valoración a los que nos tiene acostumbrados la Física clásica.

Pero mi verdad es que, a más me sumerjo en la comprensión de la dinámica de funcionamiento de aquellas organizaciones con las que colaboro, dejando atrás las capas superficiales e iluminadas donde flota todo aquello que nuestra cultura industrial considera realmente importante [como los planes, la producción, las metodologías, los procesos o las tecnologías]; cuanto más me sumerjo -decía- y me adentro en las oscuras profundidades abisales de las organizaciones humanas, más me encuentro con aspectos fundamentales que, quizás por ser básicos, han sido diluidos e invisibilizados, pero son clave para comprender lo que sucede en la superficie.


Así pues, con los años, uno se da perfecta cuenta de cosas tan evidentes como que la comunicación interpersonal está fuertemente condicionada por la calidad de la atención que presta quien escucha, que la transferencia del saber experto de una persona se produce de manera efectiva a través de un contacto continuado, sin que necesariamente hayan de mediar palabras o que el motor de cualquier cambio, no se halla tanto en aspectos de diseño o en una correcta formulación de objetivos como en la voluntad real y sincera de cambiar.

Pero, lo más curioso es que la simplicidad de estos hallazgos hace que, más que de un descubrimiento, se trate de un reencuentro con algo muy conocido y de lo que nos hemos ido alejando progresivamente, a lo largo de la vida, buscando en teorías y constructos explicativos racionales y complejos lo que hemos tenido siempre ante nosotros, invisible en su desnudez natural.

En este sentido, el progreso, en cualquiera de sus modalidades, parece que está sirviendo fundamentalmente para orientarnos y poder encontrar el camino de retorno; puede que, el origen del que partimos sea la meta que buscamos, como si llegar a ser no fuera otra cosa que volver a ser.


En noviembre del año pasado, este blog cumplió 10 años y su evolución es paralela a la de su autor, una manera de crecer a la que denomino evolucionar involutivamente porque a medida que avanzo me doy perfecta cuenta de que evolucionar es acercarse al origen del que partimos, como si ahí residiese la verdad fundamental que dota de sentido a la existencia y conocerla fuera el objetivo de toda evolución.

Metafóricamente es como ir abandonando la respiración agitada que hemos ido adquiriendo, de manera progresiva, a lo largo de los años para ir recobrando la respiración calmada y profunda que caracterizaba los primeros estadios de nuestra existencia o, al menos, darse perfecta cuenta de que ahí residía el sosiego tan anhelado que hemos estado buscando, a lo largo de toda una vida, en los sitios menos indicados.

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Conocí a Andrew Wyeth con El Mundo de Cristina y, desde entonces es, para mí, un pintor de silencios y vacíos inquietantes en los que reposan personas u objetos sencillos que aportan, al conjunto, serenidad y equilibrio, me ha parecido ideal para ilustrar la idea que pretendo trasladar con este artículo.

Las imágenes corresponden a love in the afternoon, Rum Runner y Teel's island.


jueves, 7 de enero de 2016

Cómo aprendo

Con motivo de la celebración de los 10 años del programa Compartim, Jesús Martínez me invitó a participar en una mesa redonda con el fin de “compartir” aquellos mecanismos mediante los cuales me “actualizo” y “aprendo”.

Esta es una de aquellas preguntas que crees siempre poder responder hasta que te enfrentas a la dificultad de tener que hacerlo. En mi caso, me he dado cuenta de que doy por supuestas cosas [como, por ejemplo, estar actualizado] que realmente no tengo muy claras o de que tampoco soy consciente de los mecanismos que, se supone, utilizo para capturar aquella información clave e imprescindible para mantenerme en los límites de la actualidad.

Tampoco es fácil responder a “Cómo Aprendo” si por aprendizaje se entiende algo más que lo que voy adquiriendo y comprende aquello que, una vez incorporado, incide en mi percepción del mundo, en mi toma de decisiones y, consecuentemente, cambia mi manera de enfocar y hacer las cosas. Además, relacionando actualización y aprendizaje, me doy cuenta de que ambos conceptos no van siempre de la mano y que aprender no supone, en muchos casos, una actualización si esto significa estar a la última de lo que considero que debiera ser mi campo de especialidad.

Así pues, la invitación de Jesús ha sido todo un reto y una magnífica oportunidad para engrasar los mecanismos del autoconocimiento e iniciar lo que es tan sólo una primera aproximación a cómo creo funcionar en estos dos aspectos.

La aportación que sigue es muy sencilla y no dudo que, salvando las particularidades de cada cual, tendrá puntos de coincidencia con quien la lea, no obstante la relataré en primera persona ya que no se trata de una descripción científica ni de nada que pretenda ir más allá de aquello que todavía está en construcción en el terreno de lo personal.

Las ilustraciones que hay a lo largo del artículo corresponden a los diferentes bloques de una infografía que lo sintetiza. Aquí tienes el enlace para acceder a ella.

Con el fin de enmarcar la reflexión empezaré diciendo que sostengo que la consultoría y todas aquellas profesiones directamente relacionadas con la ayuda y el asesoramiento profesional o personal, además de experiencia, requieren de un conocimiento humanístico y científico amplio y ecléctico, que vaya mucho más allá de la teoría o metodología especializada, que añada criterio, amplitud de miras y, en definitiva, favorezca la comprensión y estimule la empatía con las personas con las que se trabaja y en las que incide nuestra intervención.


Partiendo de esto, ante la pregunta de Cómo aprendo y me mantengo al día, lo primero que se me pasó por la cabeza fue responder con una relación de todas aquellas fuentes documentales a las que acudo y que me ofrecen la información que abona mis discurso. Así que elaboré una relación de inputs en los que figuraban los blogs que sigo, aquellas redes sociales en las que participo, revistas a las que estoy suscrito; el ensayo que habitualmente leo [generalmente temas relacionados con la antropología, filosofía, politología o neurociencia], aquellas charlas y eventos a los que acudo; el teatro, cine y series de televisión que veo y la narrativa, novela gráfica o cómics que sigo habitualmente.

La esperanza de zanjar el tema, llegado a este punto, fue desapareciendo a medida que iba elaborando la relación. La reflexión era la siguiente: Es cierto que estoy atento a lo que se va publicando en mi blogosfera [comprende unos 85 blogs] pero ni mucho menos leo la mayoría de lo que se publica, digamos que sigo fielmente tan sólo unos 5 blogs y con el resto lo que hago es un repaso de titulares llegando a leer algún post si coincide con lo que me interesa en un momento dado.

Lo mismo hago con las revistas a las que estoy suscrito, normalmente repaso sus índices y marco aquellos artículos que debieran interesarme pero que suelo postergar hasta que llegue el momento oportuno [en mi estudio hay multitud de artículos de este tipo que seguramente jamás leeré por creer que ya están caducados]. Con la prensa, con las redes sociales, cuando miro el programa de un evento o cuando voy a una librería lo que hago generalmente es eso: leer titulares, con el objetivo de detectar aquello que llama especialmente mi atención, que conecta directamente con mi curiosidad y a lo que me apetece dedicarle atención en aquel momento.

La primera idea de la que partía, aquella de que el seguimiento y ampliación sistemática de estas fuentes era la principal responsable de mi actualización y aprendizaje, no se correspondía con mi realidad. Es cierto que este entorno de información no es inocuo y vierte una lluvia fina y constante que me orienta y me mantiene alerta sobre las tendencias y sobre lo que sucede, pero en absoluto es suficiente para estimular, por sí sólo, mi interés por seguir los avances o por asimilar los modelos comprensivos que necesito para interpretar y operar sobre mi actualidad.


Llegado a este punto, cuando relacioné actualización con actualidad, es cuando me di cuenta de que es la contemplación de mi entorno, de esta actualidad en la que estoy inmerso, lo que estimula mi curiosidad y determina gran parte de mi reflexión y aprendizaje. Yo prefiero llamarle contemplación porque contemplando es cuando se aprecian detalles y novedades que normalmente pasan desapercibidos si sólo se mira y se reduce la visión al objeto sobre el que recae la mirada; “mirar” es acercar la vista a las cosas, “contemplar” es acercar el mundo a los ojos.

Así pues, un mecanismo importantísimo para mi actualización y aprendizaje es la contemplación de la dinámica social, de los hechos cotidianos y de los comportamientos de las personas en su quehacer habitual. Este hábito no tan sólo me mantiene al día de aquello que es contingente en mi entorno y repercute de manera fractal en aquellas organizaciones con las que colaboro, sino que, además, es uno de los factores a través de los cuales detecto, selecciono, me detengo y profundizo en aquella información a la que me refería en el primer punto; es entonces cuando un determinado título me llama especialmente la atención ya sea: al pasear por la librería, al repasar mi blogroll, al revisar el índice de una revista especializada o cuando miro el programa de un evento.


Pero esto no es todo, evidentemente otro de los principales factores de actualización y aprendizaje es el que se desprende directamente de mi práctica profesional. Pero aquí quisiera añadir un matiz que creo importante. Durante mucho tiempo he pensado que el trabajo entendido como el desarrollo de la tarea [el proceso de elaborar, de hacer…], era la fuente principal a través de la cual aprendo pero, con el tiempo, me he dado cuenta de que esto no es del todo cierto.

No negaré que el diálogo continuado entre la mirada y la mano aporta un feedback que se traduce inevitablemente en experiencia, en la mejora de las habilidades, en un aumento del éxito y en intervenciones más eficientes, pero no es la principal fuente de la que obtengo conocimiento experto. De hecho, se da la curiosa relación de que las épocas más pobres en conocimiento, aquellas en las que siento que aprendo poco, coinciden con períodos en los que tengo mucho trabajo y estoy absolutamente confinado en la tarea.

Aprendo de mi trabajo cuando hay posibilidad de establecer conversaciones en torno a él. Es en la conversación que mantengo con mis clientes, con alumnos y con colegas donde reflexiono sobre lo que hago, lo ordeno en un discurso y aprendo, no tan sólo de lo que me aportan, sino de las conclusiones a las que llego con mi propio relato. Ya lo he comentado alguna otra vez, una buena conversación suele convertirnos en nuestros propios maestros.

Además, estas conversaciones son otro de los mecanismos que me motivan a buscar información o hacen que me detenga y preste atención a determinados títulos que me encuentro en la diversidad de fuentes a las que me he referido en el primer punto.


Para finalizar, toda esta reflexión acerca de cómo inciden en mi actualización y aprendizaje profesional las fuentes documentales [1] de las que me proveo, la contemplación “activa” de mi entorno social  [2] y las conversaciones [3] que se desprenden de mi práctica profesional quedaría incompleta sin un cuarto elemento que considero de los más importantes en mi aprendizaje: escribir en el blog.

Escribir es una de las principales maneras a partir de las cuales empaqueto mi pensamiento, construyo mi propio conocimiento y reenfoco mi percepción del mundo.

Escribir para trasladar una idea a otra persona es, junto a preparar una clase o una conferencia, uno de los modos más intensos de aprender porque el proceso conlleva la conversación íntima con uno mismo: cotejando la alineación de las palabras con las ideas que se quieren expresar, valorando la adecuación de cada premisa, descubriendo las conclusiones a las que llevan aquella reflexión, escuchándonos y asintiendo [o no] a aquello que nos vamos diciendo. Ya lo dice R. Bartra subrayando la importancia de la narración en la creación del propio conocimiento: “Para pensar se necesita un cerebro pero para conocer se necesitan dos, aunque sea el mismo”.

El blog es pues, para mí, una herramienta decisiva de aprendizaje porque me empuja a escribir de manera rigurosa y sistemática; es el crisol en el que acabo relacionando y fundiendo mis lecturas, visionados, experiencias y conversaciones hasta transformarlas en aquel conocimiento en el que se inspiran y articulan muchas de mis actuaciones profesionales.

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> La foto del principio corresponde a los 10 años del programa Compartim.

> Enlace para acceder a la infografía




sábado, 1 de noviembre de 2014

Este blog cumple 6 años.

Dice Béla Hamvas que “el orden es la clave del Universo. Cuando pongo orden en las cosas, cuando cada una está en su sitio, restituyo el sentido del mundo”. En cambio, no puedo dejar de pensar que cualquier sentido posible hay que buscarlo en el orden natural en el que se hallan las cosas antes de que cualquier humano las reordene con el único propósito de contener su ansiedad y alimentar el sueño de tenerlo todo bajo control.

Comentaba hace un tiempo que establezco una clara y particular distinción entre progresar y evolucionar. El progreso es, para mí, esa sensación vertiginosa de avance que sentimos cuando controlamos nuestro entorno y aseguramos nuestro confort.

Este afán de progreso está directamente relacionado con la necesidad de reducir la incertidumbre y ello conlleva, generalmente, poner orden y ya se sabe que, el orden humano, suele traducirse en puro desorden en un mundo que ya nos ha venido dado de fábrica con sus equilibrios resueltos.

El afán de progreso nos lleva pues a imponer un orden que suele ser causa inevitable del desorden natural que provocamos y del que tan sólo podemos sacar provecho si vemos en él la oportunidad de aprender alguna cosa: generalmente aquello que realmente somos y lo que jamás debimos hacer.

Evolucionamos en la medida que aprendemos de nuestros errores, de ahí que en el algún momento haya afirmado que el progreso viene a ser, las más de las veces, una avanzadilla alocada de la evolución y que ésta, de realizarse, lo hace muy lentamente, si es que se llega alguna vez a realizar. Ya se sabe que hay quien puede progresar de manera ininterrumpida. De hecho, se puede vivir toda una vida progresando muchísimo sin aprender nada.

Como un boomerang que impacta en nuestra propia frente, evolucionar está pues muy relacionado con el recorrido de ida y vuelta de nuestros progresos. Si no nos concedemos con cierta frecuencia el tiempo necesario para recapacitar y vernos en perspectiva, menos oportunidades nos damos para aprender aquellas lecciones que vamos adquiriendo y, por lo tanto, de crecer.

Estoy cada vez más convencido que la sabiduría tiene que ver con reconocerse en el crío que alguna vez fuimos y del cual buscamos apartarnos obsesivamente mediante este ansia por progresar que, paradójicamente, también es ingrediente fundamental para poder llegar de vuelta a él. 


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Este blog es una pieza importante en mi proceso evolutivo ya que se ha transformado en algo más que en un espacio en el que proyectar y compartir mis ideas. A lo largo de este tiempo, escribir aquí se ha convertido en el andamiaje a través del cual empaqueto mi pensamiento y construyo mi propio conocimiento. Hoy cumple seis años y he querido celebrarlo con esta reflexión.

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Las fotografías son de Sebastião Salgado.


viernes, 15 de noviembre de 2013

Este blog ha cumplido 5 años

Hace muy poco surgió una nueva colaboración. Al indagar cómo habían llegado hasta mí me dijeron que hacía un año que seguían el blog: Queríamos traerte y que nos contases en persona sobre lo que escribes, me dijeron. Al punto me hallé pensando en que quizás debiera orientar el blog y enfocar sus contenidos a las expectativas que sospechaba en este tipo de entornos, no sé…, eliminar aspectos personales, añadir más densidad a las especificaciones técnicas, en definitiva, volverlo más serio. Casi al instante volví a caer en la cuenta de que el error en muchos de mis planteamientos está en perseguir aquello que deseo e infravalorar el peso que tiene la espontaneidad en aquello que consigo. Éste es uno de los grandes aprendizajes a los que he llegado.

Este blog es para mí un portal que tan sólo he decidido cruzar, pero que me está llevando a parajes maravillosos e inesperados con la intensidad y a la velocidad que sólo poseen los verdaderos portales.

No sólo me ha llevado a conectar con el mundo mundial y, en definitiva, a la riqueza de la red de relaciones con la que me manejo actualmente sino también a muchas de las principales personas que me están acompañando con su amistad a lo largo de estos últimos años.

Pero sobre todo ha abierto la posibilidad de indagar en mis intersticios, de observarme en la perspectiva de mi deambular, siguiendo las pistas de aquello que voy conociendo para capturarlo en una instantánea que, en cada post, ha hecho las veces de aquella clavija con la que el escalador afianza su recorrido por la pared y que deja ahí para aquellas otras personas a las que le pueda ser útil en su propia escalada.

Éste está siendo uno de los mejores viajes, el más inesperado y el de más valor ya que me lleva a conectar y a meditar sobre aspectos fundamentales de mi trabajo y que, de otra manera, hubieran quedado ahí, asilvestrados, expuestos a la intemperie y al más que probable olvido que conlleva la atención ininterrumpida que reclama un presente demasiado celoso del pasado inmediato en el que se convierte a cada instante.


jueves, 1 de noviembre de 2012

Este blog cumple hoy cuatro años

Poco a poco se va complicando un poco más eso de escribir, el día del aniversario del blog, sin repetirse con lo dicho otros años, pero supone siempre una buena oportunidad para revisar motivos, resultados, estilos, sensaciones y, al final, siempre se encuentra algo nuevo que rescatar y sacar a la luz.

Mientras reflexionaba sobre ello y miraba hacia atrás, hacia el pasado, me ha parecido como si éste se esfumara y se diluyese hasta casi desaparecer, como ocurriera con el reino de Fantasía cuando era consumido por la Nada en La Historia Interminable de Michael Ende, ¿Os acordáis de esta novela? Solo que, en mi caso, esa Nada no es otra cosa que los cambios que ha sufrido el escenario profesional en el que me desenvuelvo porque, la verdad es que, en cuatro años, el mundo, mi mundo, ha cambiado muchísimo y casi no se reconoce aquello que una vez fue. Y ha sido entonces cuando he visto este blog como una fabulosa nave capaz de atravesar, como un dardo, esta tormenta temporosituacional transportando mis ilusiones desde aquel pasado difuso hasta el ahora más inmediato, arropándolas y protegiéndolas de todas aquellas causas que continuamente las amenazan, algo así -por aquello de añadir volumen con una imagen- como la nave espacial que transportaba al bebé Superman desde el planeta Krypton hasta la Tierra pero, en este caso, sin súper-poderes y devolviéndolas igual de frágiles a mis brazos.

Trabajar en el blog es, hoy por hoy, una tarea más en mi quehacer profesional. De hecho, no me imagino ya mi vida sin el blog como tampoco tendría mucho sentido este blog sin mi trabajo. Escribir sobre aquello que se agita mientras desarrollo mi oficio me ha llevado también a hablar de aquello sobre lo que escribo, de tal manera que, a lo largo de estos cuatro años, he ido sustituyendo el discurso que tenía por otro absolutamente nuevo y propio, incorporando la verdadera esencia de mi manera de hacer y de aquellos valores que considero que debo trasladar a través de lo que hago. En este sentido, este blog se ha convertido no tan sólo en un lienzo donde esbozar y dar color a lo que pienso, sino en mi tarjeta de presentación y en el depósito al que acudo en busca de mi propio conocimiento ya que, una vez liberado, parece como si desapareciese por completo de mi cabeza. Quizás sea por eso que al "leerme" coincida con lo que digo pero me cueste, con el tiempo, identificarlo como mío.

Pasando a otro orden de cosas, también me doy cuenta del giro que han dado los temas tratados en este último año, disminuyendo progresivamente la tecnicidad de algunos post hasta mezclarse casi a partes iguales con el off topic más personal y, pese que en algún momento pude creer que esto se debía básicamente a la pérdida de novedad o de singularidad de los proyectos que me ocupaban e incluso llegué a pensar en otros motivos como la falta de innovación en tecnología o en la metodología que aplico a mi manera de trabajar, ahora me doy perfecta cuenta de que, lejos de ser así, lo que realmente sucede es que simplemente vivo mi recorrido como un paseo en el que describo, sin distinción, aquello que veo y estoy viviendo, ya que voy madurando y me doy perfecta cuenta de que todo guarda una relación entre sí, de que no hay que sustraerle a la sencillez la complejidad que la hace posible y de que es un grave error empeñarse en querer cuadrar, separando, categorizando y clasificando, un mundo que es redondo, en el que todo está interconectado y en el que mostramos, en todo momento, aquello que somos.

Para acabar, el gran valor del blog sigue siendo el de mantenerme activo en esa red de la que tanto aprendo y de la que obtengo la suficiente perspectiva como para no dejarme asimilar por ese tornado monotemático y arrollador que está arremetiendo contra todo aquel que ignore, no quiera saber o haya olvidado que el conocimiento, la capacidad y, en definitiva, cualquier posibilidad reside en las personas. Sí…, tan sólo eso, quizás sea suficiente motivo como para celebrar el seguir estando aquí.

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La foto corresponde a una iniciativa en la que persiste Magda para animarme a escribir, algún día, un libro. Magda colabora conmigo desde el principio del proyecto añadiendo a mi estatura la suya y, en consecuencia, aumentando exponencialmente, la capacidad de intervención, todo un lujo.


martes, 1 de noviembre de 2011

Este blog cumple 3 años

Y aunque quizás debiera parecerme que fue ayer, se me hacen pocos estos tres años comparados con la intensidad con la que este espacio se ha instalado en mi vida. Tengo la sensación de que hace mucho más, que me ha acompañado desde siempre y quizás sea realmente cierto, me refiero a que me ha acompañado siempre desde que soy así. Y es que en tres años, mi gran transformación profesional ha sido la de pasar de ser el vehículo de conocimientos de otros a compartir realmente lo que extraigo y acabo pensando a partir de mi propia experiencia. Es por esto que quizás uno de los activos de este blog sea el de contribuir de manera importante a la valoración que hago de mi mismo y, por ende, al orgullo que siento por lo que hago.

Se suele utilizar a menudo la metáfora del lienzo para los blogs, centrando en uno mismo la intención y capacidad de plasmar con mano experta el propio discurso, pero en mi caso, este blog actúa como un imán, atrayendo mis ideas como si de limaduras de hierro se tratara y separándolas de los montones de pensamientos en los que andaban confundidas, de tal manera que me las encuentro aquí pegadas sorprendiéndome incluso a mí mismo al verlas así, una detrás de la otra. No es nada extraño pues que me haya encontrado alguna vez leyéndome concentrado ante algunas reflexiones que, se supone, debieran parecerme familiares. Es por esa razón por la que abogo la idea de que escribir es una forma muy potente de aprender de uno mismo.

Poco convencido por el más impecable de los argumentos, he de confesar que me aburre sobremanera la mal llamada dialéctica en los blogs, aunque mi carácter apasionado y mi curiosidad me hacen un amante del diálogo y de la conversación, sin importarme lo más mínimo que se hile lo subjetivo con lo objetivo, mientras contribuya a construir un nuevo montículo al que poder subirme para volver a asombrarme una y otra vez por la maravilla de estar aquí. Para mí, sigue sin haber nada como un cuento bien contado

Así como alguna vez he afirmado que mi actuación profesional es la fuente de la que emanan las ideas para los post, creo que no es tan cierto como que la verdadera fuente está en los diálogos que establezco en el día a día, hasta el punto de que una gran mayoría de los artículos han nacido a raíz de una conversación. He de reconocer pues el rastro de aquellas personas con las que he conversado en cada una de las líneas que he escrito.

Voy a abreviar y no me voy a referir a la complicidad profesional que he encontrado en el blog para mantener permanentemente activa mi presencia compartiendo y difundiendo pensamientos, métodos y experiencias. Siempre he dicho que, en este sentido, el blog trabaja para mí al margen de lo que esté haciendo en aquel momento. 

Pero sí quiero felicitarme por el resultado de todo lo que os he dicho, que no es otro que el de teneros aquí, conmigo.

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La foto corresponde a hoy. Amaneciendo estaba…



lunes, 1 de noviembre de 2010

Aniversario en verde

Cuál ha sido mi sorpresa esta mañana cuando me he encontrado con la agradable y siempre bienvenida visita del reportero más dicharachero del Barrio el cual, atento como siempre, ha cubierto el segundo cumpleaños de este blog.

Kermit: Parece que fue ayer ¿verdad?

CumClavis: Pues no tengo esa sensación. Realmente me parece como si hubiera pasado mucho más tiempo… Estos dos años han sido muy intensos y el blog ha tenido un papel importante en ello. Supongo que me parece increíble que todo quepa en tan poco tiempo…

K: El año pasado, por esas fechas, no decías lo mismo, ¿quizás estamos un poco cansados?

CClv: ¡En absoluto!, más bien todo lo contrario, sólo que en un año tengo la sensación de que este blog ha crecido cinco. Quizás sólo se trate del impacto que la expresión de las ideas tienen en su propio autor…hoy por hoy es uno de los mejores espacios que he encontrado para aprender de mí mismo…

K: ¿Aprender de ti mismo?

CClv: Sí, creo que nuestras opiniones no se generan espontáneamente. Por ejemplo, si te dejo un libro quizás al devolvérmelo me dices que te ha gustado, pero si te pregunto por qué te obligo, como mínimo, a agrupar y dar nombre a sensaciones y a estructurarlo todo sintácticamente hasta crear lo que sería una unidad de conocimiento que ni tú mismo tenías hasta entonces. Muchas veces, por la misma razón, aprendemos de nosotros mismos mientras explicamos alguna cosa. Es lo que tiene, para bien o para mal, convertir lo tácito en explícito.

K: Y… ¿De dónde sacas materiales de los que aprender?

CClv: De mi trabajo fundamentalmente. He comprobado que hay una relación directa entre mi actividad profesional y el despertar de ideas que desarrollar en el blog. En contra de lo que se suele inferir, en mi caso, a más trabajo más escribo. En cambio, me cuesta encontrar temas que desarrollar en periodos de descanso, entonces he de recurrir al ingenio…

K: ¿Y es eso lo que más valoras del blog en este momento?

CClv: Bueno, este es uno de los aspectos que al principio no creí que llegaría a valorar. En cierta manera uno se plantea escribir para compartir con los demás, parece un poco de locos pensar que uno también llega a escribir para descubrirse cosas a sí mismo, pero en mi caso ha llegado a ser así. No obstante, hay otros aspectos que valoro muchísimo de estos dos años de la vida del blog.

K: ¿Como cuáles?

CClv: El blog me ha permitido exponer sinceramente, a aquellos con los que colaboro, mi manera de pensar sobre temas que no suelen salir espontáneamente en el seno de los proyectos. En este sentido, puedo añadir valor al mismo tiempo que fortalezco la relación. Este aspecto también me ha permitido establecer relaciones más o menos intensas con personas a las que no conocía.

K: Vaya que has hecho un millón de amigos…

CClv: Como diría Z. Bauman, cuando te mueves en una red te hallas en una matriz de conexiones y desconexiones aleatorias y de un número infinito de permutaciones. Se van creando en torno a ti diferentes coronas de personas a las que crees conocer de una manera especial porque suelen escribir y que crees que te conocen porque te leen. Pero el subsuelo de la red parece estar lleno de movimientos corredizos que van desplazando a las personas hacia la periferia, llegando algunas a sumergirse de nuevo en el total anonimato. A diferencia de lo que pensaba hace un año, las relaciones que se establecen a partir del blog [y de la web social en general…] son más lábiles de lo que llega a parecer en un primer momento. Aún así he hecho algunas muy buenas amistades y he conocido a personas muy interesantes… Sólo por esto vale la pena…

K: ¿Tendremos Blog [cumClavis] por un año más?

CClv: Hay quienes piensan que los blogs están emprendiendo la curva de la decadencia, tanto por la calidad como por la cantidad de lo que se escribe. Quizás sea eso cierto, no sé… a veces me parece que una cantidad ingente de personas han encontrado lo que realmente necesitan en otros espacios más ligeros y menos costosos de llevar a cabo de lo que supone escribir o comentar un post y que esto ha contribuido de alguna manera a bajar la música y ensombrecer la fiesta de los blogs. En mi caso sucede lo contrario, me gusta escribir y el blog es, de momento, el espacio en el que me encuentro más cómodo. Además, Blog.[cumClavis] está íntimamente vinculado a mi proyecto profesional, del cual es una pieza importante. Un proyecto que refrescante e inesperadamente ha adquirido matices de reinvención personal que me hace muchísima ilusión impulsar. Al menos por mi parte, habrá un año más.

K: ¡Feliz cumpleaños!

CClv: Muchas gracias Kermit por estar ahí… pero antes de despedir esta entrevista, déjame incluir en esta felicitación a aquellas personas que han contribuido, mediante su participación en el blog, a hacerlo posible y darme ánimos para seguir conversando, a tod@s ell@s, muchas gracias!