Muy interesante la reflexión que aportas en tu post y agradecido que la vincules a mi artículo. Prefiero comentarte con otro post, por aquello de recobrar el diálogo cruzado entre blogs que quizás alguna vez caracterizó a la blogosfera pero que debería ser un rasgo habitual en ella.
Respecto a tu artículo, no lo veo tanto una “replica” como otro enfoque que aporta luz sobre otras sombras del mismo tema, además de enriquecer mi propia reflexión con vuestra incuestionable experiencia.
Permíteme no obstante, que incluya un par de matices que marcan una diferenciación –uno- y un acercamiento –el otro- de ambos enfoques. El primero es que el título orienta el tema de forma distinta en ambos artículos, me explico, en mi caso no identifico la “profesionalización” como una opción porque entiendo que, en todos los casos, la gestión de conocimiento ha de ser una actuación profesional [tanto en el sentido del carácter de “buen hacer” que ha de marcar cualquier expectativa respecto a una actuación, en un contexto de “trabajo”, como en el sentido de “antónimo” a lo que es amateur], creo que sustituiría este término por “especialización”.
No obstante, en mi caso, lo que quiero es reflexionar en torno a la pregunta sobre “localizar” [y dónde] o “deslocalizar” la gestión del conocimiento en la organización. Por eso tampoco me he identificado con el adjetivo “abierta” de tu título, porque se contrapone a “cerrada” y denota una colaboración/cooperación/combinación interno-externo que ya reconoce un sujeto en una posición central [interno] que decide cómo se relacionará con otros que se perciben en la periferia [externo]. Además, profesional/especializado y abierto no son necesariamente opciones opuestas, incluso pueden ser complementarias, como en vuestro caso: “Nuevos Programas” es una unidad especializada y de carácter “abierto” en tanto en cuanto, para el desarrollo de sus programas, no opera como un laboratorio aislado sino que se sirve de relaciones de colaboración y cooperación con otras unidades.
No obstante, en mi caso, lo que quiero es reflexionar en torno a la pregunta sobre “localizar” [y dónde] o “deslocalizar” la gestión del conocimiento en la organización. Por eso tampoco me he identificado con el adjetivo “abierta” de tu título, porque se contrapone a “cerrada” y denota una colaboración/cooperación/combinación interno-externo que ya reconoce un sujeto en una posición central [interno] que decide cómo se relacionará con otros que se perciben en la periferia [externo]. Además, profesional/especializado y abierto no son necesariamente opciones opuestas, incluso pueden ser complementarias, como en vuestro caso: “Nuevos Programas” es una unidad especializada y de carácter “abierto” en tanto en cuanto, para el desarrollo de sus programas, no opera como un laboratorio aislado sino que se sirve de relaciones de colaboración y cooperación con otras unidades.
Comparto contigo que esta visión anatómica que describo, se pueda aplicar a otro tipo de unidades emergentes pero, desde mi punto de vista, es menos crítico e incluso puede ser indicado en algunos casos [pongamos en un departamento de I+D ], no plantea el mismo dilema [localizar/deslocalizar] y las consecuencias para la organización, a medio largo plazo, pueden ser muy distintas. Todo depende de si el foco ha de recaer más en los valores que guían las actuaciones o en los resultados de estas actuaciones, entendiendo que valores<-->resultados son dos polos de un continuum indisociable, claro! Vuelvo a explicarme: si se trata de conocimiento o aprendizaje, el foco recae en los valores, pero si se trata de innovación o presencia en los Social Media [por utilizar uno de tus ejemplos] recaería más en los resultados que se esperan.
Mi experiencia me indica que la localización-deslocalización en el caso de los valores afecta de manera distinta. Por ejemplo, es un hecho constatado que la consciencia del rol de facilitador de aprendizajes y desarrollador del talento del equipo por parte de directivos y mandos intermedios es todavía una quimera salvo admirables excepciones [que siempre las hay]. O que departamentos de formación con actuaciones excelentes, ampliamente reconocidas y premiadas como vuestro caso y el de algún amigo común, os las seguís viendo y deseando para avivar el valor del aprendizaje, desinstalándolo del componente exclusivamente curricular, de carrera profesional que ahora mismo todavía tiene o para implicar a directivos, personas y equipos para que participen activa [no reactivamente] y se sientan copropietarios de los procesos de formación.
En el caso de la gestión del conocimiento y del aprendizaje: la responsabilidad de cada uno suele reflejar, también, la irresponsabilidad de cada cual, son funciones que se han de realizar más provocando su evaporación en la organización que por la aspersión desde una de sus unidades. En cambio y como bien indicas en los puntos que enumeras, las unidades de innovación pueden abanderar y modelar procesos de trabajo y ser un catalizador organizativo. Una buena muestra de ello es vuestra Unidad de Nuevos Programas del CEJFE y tú mismo en todos aquellos proyectos de innovación e innovadores que has impulsado a lo largo de tu vida profesional.
Para finalizar, admito que has resumido maravillosamente tres cuartas partes de mi artículo en cuatro líneas sencillas y muy claras. Pero echo de menos, en esta síntesis, la conclusión que se destila y la ampliación y matices que se reflejan en los comentarios realizados al post, los cuales centran el peso del artículo en una conclusión que no veo tan alejada de lo que tu planteas aunque hay un pequeño pero importante matiz.
Me refiero a la conveniencia de localizar el impulso de la Gestión del Conocimiento en una “prótesis” organizativa que tenga sentido durante el período de musculación de esta función en el resto de la organización pero, y eso es determinante, que también tenga una fecha de caducidad una vez conseguido su propósito que sería, principalmente, el de inocular [= responsabilizar] la gestión del conocimiento en toda la organización transformando los procesos de planificación, aprendizaje e innovación.
Esta “muerte asistida” -que decía Julen- no significa necesariamente la disolución literal de la unidad organizativa sino que puede ser su transformación explicitada como el “abandono” de proyectos que ya son maduros para que ganen en autonomía y reenfocando su actuación a otros aspectos a los que pueda añadir valor.
Es cuestión de eficacia y eficiencia, en el caso de la innovación vendría a ser como si una unidad justificase su existencia en la estructura a partir del diseño, replica constante y centralización de la gestión de una misma idea innovadora. Algo que no se pueden permitir muchas organizaciones y un planteamiento que, en el caso de la gestión del conocimiento, está muy alejados de las posibilidades de las organizaciones con las que colaboro y que ambos tan bien conocemos.
Muchísimas gracias por estimular esa conversación.. -->
Mi experiencia me indica que la localización-deslocalización en el caso de los valores afecta de manera distinta. Por ejemplo, es un hecho constatado que la consciencia del rol de facilitador de aprendizajes y desarrollador del talento del equipo por parte de directivos y mandos intermedios es todavía una quimera salvo admirables excepciones [que siempre las hay]. O que departamentos de formación con actuaciones excelentes, ampliamente reconocidas y premiadas como vuestro caso y el de algún amigo común, os las seguís viendo y deseando para avivar el valor del aprendizaje, desinstalándolo del componente exclusivamente curricular, de carrera profesional que ahora mismo todavía tiene o para implicar a directivos, personas y equipos para que participen activa [no reactivamente] y se sientan copropietarios de los procesos de formación.
En el caso de la gestión del conocimiento y del aprendizaje: la responsabilidad de cada uno suele reflejar, también, la irresponsabilidad de cada cual, son funciones que se han de realizar más provocando su evaporación en la organización que por la aspersión desde una de sus unidades. En cambio y como bien indicas en los puntos que enumeras, las unidades de innovación pueden abanderar y modelar procesos de trabajo y ser un catalizador organizativo. Una buena muestra de ello es vuestra Unidad de Nuevos Programas del CEJFE y tú mismo en todos aquellos proyectos de innovación e innovadores que has impulsado a lo largo de tu vida profesional.
Para finalizar, admito que has resumido maravillosamente tres cuartas partes de mi artículo en cuatro líneas sencillas y muy claras. Pero echo de menos, en esta síntesis, la conclusión que se destila y la ampliación y matices que se reflejan en los comentarios realizados al post, los cuales centran el peso del artículo en una conclusión que no veo tan alejada de lo que tu planteas aunque hay un pequeño pero importante matiz.
Me refiero a la conveniencia de localizar el impulso de la Gestión del Conocimiento en una “prótesis” organizativa que tenga sentido durante el período de musculación de esta función en el resto de la organización pero, y eso es determinante, que también tenga una fecha de caducidad una vez conseguido su propósito que sería, principalmente, el de inocular [= responsabilizar] la gestión del conocimiento en toda la organización transformando los procesos de planificación, aprendizaje e innovación.
Esta “muerte asistida” -que decía Julen- no significa necesariamente la disolución literal de la unidad organizativa sino que puede ser su transformación explicitada como el “abandono” de proyectos que ya son maduros para que ganen en autonomía y reenfocando su actuación a otros aspectos a los que pueda añadir valor.
Es cuestión de eficacia y eficiencia, en el caso de la innovación vendría a ser como si una unidad justificase su existencia en la estructura a partir del diseño, replica constante y centralización de la gestión de una misma idea innovadora. Algo que no se pueden permitir muchas organizaciones y un planteamiento que, en el caso de la gestión del conocimiento, está muy alejados de las posibilidades de las organizaciones con las que colaboro y que ambos tan bien conocemos.
Muchísimas gracias por estimular esa conversación.. -->