jueves, 8 de noviembre de 2018

La gestión de las expectativas en la moderación de grupos de trabajo colaborativo



Hay quien directamente afirma que “uno ha de venir motivado de casa”, refiriéndose el carácter inherentemente íntimo y personal que tiene la “voluntad”, ya que, a fin de cuentas, todo depende de lo que quiera la persona, que, por ejemplo, en formación aprende quien está dispuesto a aprender y que se motiva quien es mínimamente receptivo a una razón o sensación como para convertirla en el motivo de una decisión.

Aun así, es frecuente que aquellas personas que llevan a cabo funciones de dirección se pregunten cómo ilusionar o motivar a los integrantes de sus equipos hacia un objetivo o una tarea determinada, como si la responsabilidad fuera exclusivamente suya. Lo mismo sucede con muchas personas que desempeñan roles de moderación o de coordinación de equipos de proyecto o de Comunidades de Práctica, creen necesario poseer habilidades para despertar ilusión, para generar el “querer estar” en el grupo, para que las personas que forman parte de estas comunidades estén a gusto entre ellas y encantadas con los objetivos que se han propuesto.

Lejos de ser extraña, esta actitud es, hasta cierto punto, lógica, aunque solo sea por desprenderse directamente de la infantilización a la que se ven continuamente sometidas las personas en nuestras estructuras organizativas [o sociales], una infantilización que se lleva a cabo haciendo, por ejemplo, totalmente responsable al profesor o maestro de las ganas de aprender de sus alumnos, a los directivos de la eficacia de sus equipos o a los facilitadores, moderadores y coordinadores del nivel de compromiso de las personas y de la actividad de las comunidades o grupos de trabajo colaborativo a los que pertenecen.

Esto no quiere decir que exista una total desconexión entre ejercer de directivo, maestro, facilitador o moderador y los estados motivacionales de las personas con las que se trata, no, sino que la relación que se establece entre las funciones de unos y los estados de otros tiene más a ver con cómo se gestionan, aprovechan o bloquean estas energías que con crearlas, al final, tal y como decíamos al comienzo de este artículo, la motivación es propiedad de la persona y emana del fondo de ella misma.


Tener claro cuál es nuestro papel [que nos corresponde y que no] como moderadores de grupos de trabajo colaborativo es fundamental ya que, desconocerlo, es la principal causa de desorientación respecto a cómo desempeñar este rol o, a la hora de valorar una situación determinada, malinterpretar el grado de responsabilidad que se tiene sobre la misma.

Ignorar la frontera entre lo que nos atañe directamente y lo que es responsabilidad de los demás hace difícil comunicar las expectativas que han de depositar en nosotros y no nos permite delimitar nuestro espacio para que cada cual pueda ser consciente del suyo, una función que, dicho sea de paso, es una de las responsabilidades que aportan más valor de aquellos que moderan, coordinan o dirigen un equipo de trabajo.

Como moderadores de un grupo de trabajo colaborativo, la gestión adecuada de las expectativas sobre el rol que desempeñamos es clave ya que arroja luz sobre nuestras responsabilidades, nos hace conscientes del escenario que realmente ocupamos y, desde esta posición, nos permite vislumbrar con más claridad lo que nos atañe y las posibilidades que se nos ofrecen.

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Relaciono la imagen circular, dinámica, alegre e interconectada de los corros con el espíritu de los grupos de trabajo colaborativo del tipo de las Comunidades de Práctica, de ahí las imágenes que he escogido para ilustrar este post.

La primera se titula A World y es una obra de Maximilian Lenz [1899].

La segunda lleva por título Kinderreigen y es de Hans Thoma [1872]






4 comentarios:

  1. Hola Manel. Si, vuelvo a tu casa. Tranquilo cuando salga enseñaré que solo me llevo ideas en mis bolsillos :D Llevo una semanas descubriéndome muy explícito en este terreno. Hay algo de actitud evaluadora que nos acompaña en estos otros contextos, algo haremos también nosotros... Este mismo lunes terminábamos con una ronda final y había gente que me decía... "la primera parte más aburrida pero la segunda mejor" O en este mismo grupo hace unas semanas "Espero que os expliquéis bien" o, y está reconozco que es mi preferida "Espero que esto que hagamos sea útil". He reaccionado desde el "A veces tengo la sensación que me traen para levantaros el animo. Son también mis nueve de la mañana de un lunes. A trabajar" :D "No me sirven solo devoluciones de aburrido, parado o activo" o "Si alguien piensa que voy a ser yo el que haga con lo que hemos visto en sesión la expectativa esta errada. Este espacio será útil en la medida que activemos lo que está en nuestras manos y alineado con los aprendizajes cosechados" Dicho esto. ¿De qué soy responsable yo? De estar presente, escuchar y devolver, ser franco con lo que voy percibiendo, estructurar los encuentros para dar espacio a los temas que van definiéndose como claves, recoger y devolver, aportar estructuras que puedan ayudar a ordenar lo expuesto, utilizar todas las herramientas que conozco sobre la relación que favorece cambios,... Y en esto estamos trabajando. Gracies colega

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    1. "...de estar presente, escuchar y devolver, ser franco con lo que voy percibiendo, estructurar los encuentros para dar espacio a los temas que van definiéndose como claves, recoger y devolver, aportar estructuras que puedan ayudar a ordenar lo expuesto, utilizar todas las herramientas que conozco sobre la relación que favorece cambios,..." comprobado! Nada mejor que tenerlo claro :)

      Un abrazo, Asier!

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  2. Me ha recordado lo que tantas veces comentamos sobre tener “la cabeza en las nubes y los pies en la tierra”. Supongo que delimitar ese espacio y las responsabilidades de cada cual es parte de lo que sueles abordar en las sesiones de “momento 0”.

    Pensaba en este post en una sesión preparatoria (en el ámbito de lo social, no de una organización) que tuvimos este sábado, y debo reconocer que me tentaba dejar de lado la metodología participativa y acogerme al sistema clásico que, en el fondo, la mayoría parecían demandar: “¡pero tenéis que decirnos qué vamos a hacer…!”

    Creo que voy a trasladar mi subrayado a las próximas reuniones: “delimitar nuestro espacio para que cada cual pueda ser consciente del suyo” ;))

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    1. Identifico esta sensación de la sesión preparatoria :) Participar se desea pero también cuesta ¿verdad? aunque sea porqué no deja de suponer un esfuerzo al que nos rebelamos más o menos conscientemente. Y estoy contigo, los abordajes clásicos tienen tanto sentido como los otros cuando se escogen con criterio y no por ser lo único de lo que se dispone.

      Una aperta, Isa. ;))

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