miércoles, 12 de enero de 2022

Humildad

 

Comprender es un fenómeno que, lejos de lo que comúnmente se cree, se realiza en dos partes mútuamente dependientes: cerrando y abriendo o, si se prefiere,  tomando y soltando.

La primera es inevitable y se desprende de la necesidad, tan humana, de reducir cualquier incertidumbre atrapándola en nuestras palabras o sometiéndola a la melodía explicativa impuesta por nuestra lógica.

La definición de “comprender” indica precisamente esto: abrazar, ceñir, rodear, contener, incluir, entender, alcanzar, justificar.

Pero comprender, lo que se dice comprender de verdad, no se limita tan sólo a encontrar una palabra o una explicación razonable para algo determinado, implica, además, tener la clara consciencia de que se escapa algo, de que toda palabra o explicación, nunca es suficiente como para contener la totalidad de cualquier fragmento de realidad, que cada parte de lo que hemos creído atrapar es indisociable del todo al que pertenece.

Viene a ser como pretender comprender la vida silvestre de un pájaro desde la jaula en el que lo hemos encerrado y darnos cuenta de lo imposible de hacerlo, simplemente porque ya no es libre, que para comprenderla hay que soltarlo, admitir que no hay palabras suficientes, que nada se puede explicar por sí mismo desgranado del todo, este es el segundo paso y muy posiblemente, el que lleva al socrático “solo se que no se nada”, símbolo de la sabiduría.

Y es que, lejos de la arrogancia de los que creen contener al mundo en su puño por haber comprendido, la verdadera comprensión aboca inexorablemente a la humildad.

4 comentarios:

  1. La palabra en sí misma provoca esa contradicción. Por un lado “percibir” y por el otro “abarcar”. Y al hilo de tu ejemplo de la jaula, ¿sólo percibimos la libertad cuando nos falta? ¿Era libertad aquello que recordamos cuando dejamos de tenerla? En este mundo de sucedáneos, y a modo de declaración de humildad, vaya usted a saber…
    Me ha recordado a Jorge Wagensberg en El pensador intruso :-)

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    1. Con lo que respecta a los recuerdos, soy de los que piensan que ningún recuerdo coincide con la realidad que evoca, que nuestra memoria deforma los hechos pasados…No pasa nada, no es malo, aun así uno puede permitirse seguir recordando o alguna que otra nostalgia, eso sí, sabiendo…

      Lo contrario forma parte de la misma moneda, cada cara tiene su cruz, el gusto de vivir está totalmente relacionado con la posibilidad de morir, el gozo de ser libre se nutre de la posibilidad de no serlo…Personalmente disfruto de mi libertad siendo libre pero soy más sensible a los matices de la libertad cuando la hecho de menos…
      El pensador intruso, gran obra! :)

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  2. Cuanta profundidad! Al leerlo me ha venido inmediatamente a la cabeza el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, moverse entre certezas e incertidumbres para comprender....en la física cuántica está totalmente asumido, pero fuera de ese ámbito, que difícil entender que lo que vemos es sólo una parte del todo. Un auténtico ejercicio de humildad para llegar a esa conclusión, "sólo se que no se nada".
    ¡Qué preciosa tu reflexión!

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    1. Qué bien que te guste, muchas gracias por tu amable feedback, Pepa!

      Tienes razón en que hay una relación con lo que dice la cuántica de que cualquier observación sobre la realidad, altera esta realidad, estoy se suma a lo del post y, de saberlo, todavía nos debería hacer más humildes 😉

      A mí, la reflexión me conecta con un dicho que me encontré en una novela de Arthur Machen cuando era muy joven [Los tres impostores . 1895], hay un momento donde uno de los protagonistas dice que la mayoría de químicos y biólogos haría suyo el dictum escolástico, Omnia Exeunt in Mysterium que significa, que todas las ramas del saber humano, una vez rastreadas hasta sus fuentes y principios finales, se desvanecen en el misterio. Me impresionó tanto que adopte el dicho para mi exlibris…y ahí ando 😉

      Un abrazo!

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