Y, cuando me he dado cuenta de dónde me gustaría estar, resulta que ya llevo más de cuarenta años navegando en otras direcciones de tal manera que me resulta verdaderamente difícil corregir el rumbo y llegar a un lugar donde, a consciencia, quiera llegar en el tiempo que creo que me queda. Y es que esta vida que tanto me gusta vivir cada vez se me antoja más corta…justo cuando vislumbro una intención de lo que realmente quiero hacer con ella…
No hace mucho tuve la oportunidad de volver al Atlántico, marco en el que transcurrió gran parte de mi niñez y lo mejor de mi juventud…recuerdo que una noche, después de más de veinte años, contemplando la luna reflejarse en la oscuridad oceánica, me llegó el aroma salado de mi niñez y me vi a mi mismo feliz, en un tiempo en el que no tenía compromisos y donde, es curioso, tenía más consciencia de mí mismo que no ahora, que a veces no reconozco como realmente mías partes de quien ahora soy…
Y me pareció como si en algún momento empezara a desmontarme lentamente a mí mismo y volviera a encajar mis piezas siguiendo las expectativas que creía que los otros tenían de mí, y como si, a medida que maduraba y me hacía mayor, fuera desmontándome y construyéndome una y otra vez hasta terminar así, como soy ahora, un hombre desencajado y de movimientos tristes…que no recuerda quien fue…
Todo esto pensé en una fracción de tiempo mínima que ahora se me antoja como eterna…en un momento en el que olfateé la felicidad y volví a gozar de mi infantil compañía.
Me ha conmovido, es hermoso. Recuperar lo que una vez fuimos y, aunque no lo parezca, seguimos siendo, la inocencia, la capacidad para disfrutar, sin objetivos, porque si.
ResponderEliminarRecupera ese segundo "eterno" en el que está la felicidad, la tuya, la mia, la de todos nosotros .... es importante.
Sólo decir que he pasado, he leído y me he estremecido.
ResponderEliminarQuería decírtelo, pero casi me da reparo escribir nada, por miedo a chapotear y enturbiar la perfección de lo que has expresado.
Puede que esa de la que hablas sea la principal labor de la madurez: repasar y desechar, des-coleccionar, depurar, reconstruir, quedarse con lo esencial... oler el Atlántico, respirar, tal vez.
Saps? Crec que és la mar... La força de la mar.
ResponderEliminarJo, rodejada sempre d'aigua, vaig tenir la sensació que mai havia vist la mar quan vaig veure la platja de Gijón. Aquella aigua viva, que va, que vé, que es menja la platja, que s'enfada sovint i passa per damunt el passeig, que alimenta d'energia a la gent que (hivern de ple) és prou valenta com per ficar-s'hi... Estic tan enamorada del nord com del Mediterrani... Són tan diferents...
I no ets un home desencaixat... vine d'una puta vegada i mira't amb els meus ulls! :P
Una abraçada
Emociones, recuerdos, esperanzas. Las tuyas y las mías ¡vaya forma de estremecerme! Gracias
ResponderEliminarTengo un amigo, de tierra adentro, que se sorprendía cuando le hablaba de la melancolia y los paseos por la playa en invierno. Él se imaginaba a los hombre y mujeres de mar como gente abierta al mundo y nada encerrada. Para mi movimientos tristes es una imagen que me resuena muchisimo y ahora cuando escribo me sugiere a las olas yendo y viniendo. Ahora estás disfrutando del Cantabrico, también se parace a tu atlantico-mediterraneo.
ResponderEliminarUn abrazo
Realmente me he sentido 'touché' al pasar por aquí y ver con que cuidado lenguaje lanzas directos a la (mi) mandíbula. Yo también ando más allá de los cuarenta y ando desesperado por encontrar el modo que me permita ese "difícil corregir el rumbo" y ando sintiendome "desencajado y de movimientos tristes". Sólo que tú sí sabes expresarlo (ahora yo también, que supongo que no me demandarás cual Ramoncín por usar tus ideas) y lo haces de manera que consigues que tus lectores sintamos 'algo' que nos recorre el espinazo. Unos más que otros, seguro.
ResponderEliminarPero más allá del shock producido por tus certeros dardos, más allá, está el aprendizaje de que aún hay tiempo para desmontarse y volver a encajar las piezas apoyándonos en aquella infancia que nos acercó a la felicidad y cuyos recuerdos (fundidos con emociones) perduran y nos animan a seguir buscando.
Este post, quizás por inesperado, me ha impactado y te lo agradezco no sabes cómo. Es bueno que de vez en cuando alguien te zarandee y te recuerde que, aún habitando un triste presente, existe un futuro y que vale la pena luchar por construirlo a nuestro antojo partiendo de aquella infancia que nos resultó feliz de uno u otro modo.
Gracias por el post. Leerlo me ha llenado de alegría... encontrar gente como tú en este loco mundo es, además de un placer, una suerte enorme.
ResponderEliminarCréeme si te digo que te entiendo, cuando dices que no sabes si te quedará tiempo para llevar tu vida al puerto que deseas, a la que seguro que no le queda es a mí... y eso, a veces, me hace estar como perdida, sin saber si me dirijo a algún sitio o a un espejismo autoimpuesto... pero, ¿sabes?, al final da igual si Ítaca (la del gran Ulises) existe o no, ni siquiera es relevante si entramos a la plaza del mercado o nos detenemos a sus puertas, ¡lo importante es el camino!
¡Disfruta de la navegación!
Un abrazo,
Felicidades y gracias por este Bello post. Yo también he tenido algún encuentro con aquélla niña, y la verdad que es una experiencia demoledora. Toda una vida luchando contra prejuicios para luego no reconocerte. No esperaba encontrarlo expresado con tanta fuerza. Ha sido conmovedor.
ResponderEliminarGracias!
Somos mayores, pero nos seguimos cultivando la infancia. Desde luego que sí.
ResponderEliminar@Juana: Gracias! En mi caso perdí los planos y, la verdad a veces me sobran o me faltan piezas…De todas formas, ya es algo el intentarlo ¿verdad?
ResponderEliminar@Arati: Sí, tal y como dices, quizás sea esta la principal labor…cerrar el círculo... Gràcies Judith :-)
@Tonapou: Sí, aquest cap de setmana he tingut l’oportunitat de badar davant del Cantàbric i és molt diferent del nostre Mediterrani...esfereïdor i fosc, d’una bellesa singular... Gràcies Tona.
@Iboisset: Muchísimas gracias a ti por hacerlo y comentarlo. Es una pasada escribir y recibir a cambio un abrazo como el tuyo ;-)
@gallas: …y qué Cantábrico Assier!!!...Además con el viento que hacía ya te puedes imaginar el espectáculo que me ha ofrecido. Me ha ido bien, de hecho este post lo he escrito después de estarme un buen rato en una playa viendo romperse las olas contra unos farallones fabulosos…me ha ido bien para recordar y centrar ideas… Gracias por pasarte por aquí!
@Joanka: Pues es un touché compartido Joan, pero es una sensación refrescante reconocerte en el tiempo y, no sé, es como si te hiciera sentir más digno. ..en mi caso, llegar a reconstruirme puede llegar a ser una tarea ingente [estoy despedazado y recosido como Frankestein] pero sé que estoy ahí y da como…calor… Merci!
@Francesca: Comparto tu comentario. Lo importante es el camino, poner rumbo y navegar…si se llega a o no... hummm…¿por qué no iba a quedarte tiempo a ti?
@Juana Corbalan: Muchísimas gracias a ti por pasarte y comentar…
@Julen: Buena idea esa de que la infancia hay que currársela incluso de mayor…claro que sí!
A pesar de que hace ya mucho tiempo que nos conocemos, no deja de maravillarme tu capacidad para describir tus estados de ánimo, tu facilidad para poner en palabras tus emociones. Y también tu forma de diseccionarlas y de diseccionarte.
ResponderEliminarDesde la proximidad, desde a lejanía, gracias por este precioso momento de nostalgia y de lucidez.
Mònica
@Mònica: Pues es para mí todo un orgullo continuar sorprendiéndote...como dices, después del tiempo que hace que nos conocemos. Gracias a ti por comentar.
ResponderEliminarHola Manel:
ResponderEliminarComo siempre, un placer leerte. Coincido con Francesca en que es un placer y un honor el conocerte.
El texto es perfecto, casi como un cuento de quien narra desde su interior, pero como un observador de la escena.
Hace unos años tuve una reflexión similar, igual frente al mar Caribe que hubiera de acompañarme toda mi niñez.
Gracias Manel, por recordármelo.,
Alberto
Precioso el texto, epro creo que aun más bonitos serían tus recuerdos (lo infiero porqué, aunque no se muy bien el contenido, conozco mucho el entorno del que creo que hablas)
ResponderEliminarYo no veo el hacerte mayor como una desestruccturación de tu feliz infancia, sino como un rumbo que tiene que tomar la vida, inevitáblemente. Puedes interpretar el crecer como madurar y tomar decisiones a veces incorrectas, pero que a veces te llevarán a descubrir nuevas fuentes de felicidad. Tambié el crecer nos permite ponernos frente al mar, y poder evocar esos recuerdos de la infancia que nos devuelven a la felicidad por unos momentos y nos renuevan para seguir adelante con el día a día.
Que bonito el poder recordar, diría yo!
Petoooons :)
Sara.