Hace ahora más de 20 años, cuando atendía a pacientes protegiéndome con la capa de una ciencia en ciernes, recuerdo que, para mantenerme inexpresivo ante el dolor ajeno, jugaba con el pié con un cajón de mi mesa, el auténtico recurso para que no se me partiera el alma.
Hoy mi actividad es muy distinta, pero una parte importante de mi trabajo como consultor es contener el problema de mi cliente. He tardado tiempo en darme cuenta de que asumir la búsqueda de la solución a una situación determinada, ya de por sí supone un tanto por ciento muy elevado del alivio de quien requiere de mi colaboración…un alivio que casi se puede tocar.
Siempre había pensado que eran las metodologías, las técnicas que conocía o el saber que tenía lo que contaba pero, hoy por hoy, sé que lo que ofrezco a aquellos con quien trabajo es, básicamente, el tiempo que no tienen para concentrase en determinados temas, la casuística [mi gran acervo] de la que dispongo y, sobre todo, el contener su demanda, sobre todo eso… liberarlos del monto de ansiedad relacionado con buscar la solución a un problema… eso me lo quedo yo.
No me quejo de ello ya que, me guste o no, he orientado mi vida a hacer eso, y aunque la cualidad de la ansiedad es muy distinta de aquella que respiraba en mis comienzos profesionales, a veces… muy pocas veces, trabajando con algunas organizaciones me veo expuesto a ese dolor de las personas que cada vez me cuesta más digerir y… echo tanto de menos aquel cajón…
Una cosa te dic. Tú ofereixes tot això que dius. Bien. En saps molt. Mola. Ets bon professional. Fabulós.
ResponderEliminarLo que aportes, de veres, és la teva humanitat i la teva forma de veure les coses. I sí, necessites un caixonet, què hi farem. Quan no el necessitis, preocupa't que deixaras de ser el professional que ets...
Ah! I de la resposta al post de l'altre dia: no, ni per ser tu ni per ningú s'escriu massa de butza. Però clar, jo som tot butza, què t'he de dir? =P
Muás!
El cajón... ¿o una varita mágica?.
ResponderEliminarTremenda sensibilidad la tuya, Manel, lo cual hace doblemente encomiable tu trabajo de "contenedor" de la ansiedad ajena.
ResponderEliminarPero, luego, ¿cómo drenas, cómo licuas esa angustia y permites que salga sin que te dañe excesivamente? ¿Qué técnica utilizas para ello, si es que la hay? ¿Cómo consigues limpiar tu alma de ese desasosiego... sin tu cajón?
Gracias por este post valiente, en el que casi se puede llegar a tocar tu alma.
¿Puedes creer que he sentido cierto pudor leyendo este post, cómo si al no conocerte, estuviera asomándome a una parcela demasiado privada, sin ningún derecho? (aunque este sea un espacio abierto, lo sé…)
ResponderEliminarTe felicito por tener la capacidad de conmoverte ante el dolor ajeno y optar por aligerarlo.
Y una cosa más, ¿este blog no podría hacer las funciones de tu antiguo cajón?… no sé… es una idea… que, por otra parte, no se basa en nada... ¡yo qué sé!
Sospecho que esa capacidad tuya para actuar como contenedor de ansiedades es, precisamente, lo que hace que aquellos para los que trabajas [con quienes trabajas] te distingan de otros profesionales. No es fácil encontrar personas -ni dentro ni fuera de las organizaciones- que sean confiables, ¿verdad?. Saber que puedes poner tu cabeza en su regazo y dejarte llevar, abandonarte sin riesgo. Gracias por este magnífico post!
ResponderEliminarAbrir ventanas para que los demás puedan respirar, abrir puertas para que los demás puedan salir o entrar. Es que muchas veces no las ven, no porque no quieran, es que no pueden.
ResponderEliminarUn rinconcito para ti, que también necesitas puertas, ventanas y aire que respirar ....
En algún momento de mi vida creí que podría ser psicólogo, descubrí que soy incapaz, en mi caso no puedo separarme lo suficiente del "otro" como para poderle ayudar.
Gracias por ser capaz de hacerlo.
Me ha conmovido tu post.. y también los comentarios de los que lo han leído... Felicidades por escribir así y saber transmitir esa emoción :)
ResponderEliminar@Tona Pou: Gracies Tona, amb comentaris com els teus no hi trobo a faltar el calaixet, “para nada” :-P
ResponderEliminar@arati: O una pastilla de cianuro que masticar rápidamente si llega el momento…
@Mònica Pagès: Lo que sí que hago es repasar continuamente que se ha dicho, que he dicho…pero eso no creo que ayude mucho, más bien al contrario ¿no? Por otro lado tanto en mi vida profesional como personal estoy mayoritariamente con personas que me transmiten mucha alegría, fuerza y reconocimiento. Esto es un buen sistema de drenaje apara aquellos casos esporádicos… ¿verdad? :-D
@Francesca: El post era mucho más largo. De hecho se deriva de una experiencia de las poco frecuentes del día anterior. Llegué de noche y me puse a escribir… Al día siguiente, cuando me levanté le eché un vistazo al post y lo encontré demasiado íntimo, no tanto porque no se pudiera contar sino porque hay cosas que se hacen difíciles de escuchar. Decidí recortarlo y dejarlo en su estado actual pero creo que se ha quedado impregnado del aroma de las otras partes y esto es lo que has notado… Es decir, sí, me lo puedo creer.
Este blog hace la función del cajón y la supera, mira vuestros comentarios…:-)
@Anna: Gracias!! Sí, creo que estos aspectos son los que permiten establecer relaciones de confianza con las personas con quien trabajamos. Deshacerse de la mochila de responsabilidad y pasársela a otro es un gran alivio y genera a la fuerza agradecimiento. Contener no sólo es escuchar o aceptar una carga, es además generar la confianza de que está en buenas manos. El cliente no tan sólo quiere deshacerse de un paquete, sino que tampoco quiere estar vigilando para ver lo que se hace con él. En este sentido somos Sherpas organizativos :-D
@Juana: Gracias a ti Juana por ofrecerme este rinconcito y abrirme continuamente puertas y ventanas.
@Mónica: Gracias a ti Mónica por pasarte por aquí, leer y comentar…no dejes de hacerlo por favor! :-D
Hola Manel:
ResponderEliminarA menudo me asomo a este blog tuyo, pero lo hago tímidamente, como con miedo, en silencio, de puntillas, para no molestar, tal que un intruso,casi de forma clandestina, como el voyeur que mira por el ojo de la cerradura.....pero hoy me descubro y escribo, para decirte que me encanta lo que escribes y cómo lo escribes.
No sé si te lo creerás, pero consigues que lea, relea, piense, te adivine detrás de las teclas....como intentando escudriñar qué es lo que te lleva a escribir sobre estos asuntos, muchas veces tan personales y con una visión tan profunda y desgarradora.
Tu post titulado "el legado" de hace un tiempo, me "tocó"..., me hizo llorar, me hizo pensar en mi padre (al que perdí hace ya más de 10 años)y en lo que aprendí de él. El de ahora, del dolor, me parece igualmente tremendo. En el fondo siempre he pensado que no es tan distinto el papel de coach al del terapeuta; todos sabemos que la línea entre lo profesional y lo personal es delgadísima, si es que se percibe. Por eso vuestro papel como consultores artesanos es (tiene que ser) a veces tan comprometido.
Bueno, pues eso, mi enhorabuena por cómo escribes y mi deseo de que no dejes de hacerlo....yo seguiré espiando...aunque no diga nada...sin hacer ruido...para aprender, pues cuando sea mayor también querré tener mi blog, ja, ja...
Un abrazo:
José A. Latorre
@J. A. Latorre: Seguramente estas reflexiones o sentimientos son tan tuyos como míos y de ahí esta reacción…y la verdad es que no me extraña porque conociéndote como te conozco se la importancia que le das al impacto sobre las personas en los proyectos que desarrollas.
ResponderEliminarCito a Ralph W. Emerson: “En toda obra que nos gusta reconocemos ideas propias que no hemos construido o que quizás hemos desechado y que vuelven a nosotros con un cierto aire de majestad expropiada”.
Muchísimas gracias por tu comentario José Antonio no sabes cómo me ha alegrado saber que nuestra conversación no se ha interrumpido. Un abrazo
Escric mentre escolto la música. Un gran bàlsam per a les ferides.
ResponderEliminarEndavant!
@Carme: i més aquesta música, amb la veu d'aquest contratenor...fa que flueixi tot a bategades dolces i rítmiques... Merci.
ResponderEliminarhummm. Dentrolejos, Cercafuera,... Escribía el otro día sobre esto. Es como estar atento a nuestras tripas, algo vital para realizar nuestro trabajo y a veces tenemos que volver al cajón, golpearlo como en una especie de mantra para coger distancia y quitar de nosotros para que en el vacío pueda resonar las apalabras de a quien le pertenece el espacio.
ResponderEliminar@gallas: ¿Sabes? No sé en ti, pero en mi caso se va acentuando con la edad… soy como más sensible a lo que pasa a mi alrededor. Aspectos que me dejaban igual hace unos años, ahora me escuecen como si tuviera la piel en carne viva…No se trata de que sea especialmente sensible, es que todo me golpea de manera más directa, incluso aquello que yo mismo he causado…
ResponderEliminarEn nuestro trabajo, donde el proyecto más seco ha de ser impulsado siempre por una persona, es fácil que se pueda abrir algún poro donde se entrevea algo que sea demasiado crudo como para masticarlo con facilidad…
Afortunadamente eso no pasa tanto… Gracias por comentar Asier.
Buen método este del cajón! Lo usaré en un futuro.
ResponderEliminarcon respecto a tu trabajo de ahora, no creo que se base en dedicar tu tiempo a lo que los demás no le pueen dedicar! No es ese el trabajo de un consultor, sino ayudar a organizar, planificar e idear todos aquellos temas que los demás no saben ni por donde empezar a abordar! Tu mejor que nadie sabrás que esto no es nada fácil, entre otras cosas por el dolor ese que comentas al que a veces te ves expuesto y que durante tantos años se supone que has tenio que aprender a cómo afrontarlo y aun no tenemos ni idea. No debe ser fácil, yo de hecho me planteo muchas veces si sabré o no afrontar ese sufrimiento y creo que también desearé tener un cajón.
Pero como dicen por aquí, tu eres un gran profesional al que no le hacen falta cajones porqué piensas tan rápido que te puedes anteponer a cualquier expresión de sufrimiento, siempre sabes qué decir y cómo actuar ante situaciones nada agradables. Por eso te tendrías que sentir orgulloso. Sabes que puedes digerir cualquier dolor, ¿por qué no el que vendrá mañana?
Un beso.
Sara!
PD: La pieza de Handel me trae muy buenos recuerdos, de desayunos de domingos delante de un vaso de leche con madalenas que duraban horas, y horas... o ambientando una música de fondo mientras fumanchú jugaba contra mí al parchís o al "llibre dels jocs".
Probablemente sea uno de esos temas de los que se huye porque nadie quiere sentirlo. Pero sentirlo es la mejor forma de tratarlo. Paradoja irresoluble.
ResponderEliminarAdemás, nuestros clientes no quieren sentir dolor. Vamos, un imposible.
Bonito tema el de tu post, Manel.
@sara: Supongo que trabajar con personas, aunque sea en el marco de las organizaciones siempre conlleva eso… Creo que es importante ser sensible a este tipo de variables personales aunque no tengas que trabajar con ellas, pues están ahí y de alguna manera actúan y explican lo que hay… Llevas la razón cuando describes cual es mi trabajo y no sabes lo que me encanta que seas tú quien me lo diga…
ResponderEliminarRespecto al cajón guardo uno para ti. ¿Prefieres algún color? Ya sabes, el mío es amarillo [por lo de Fu-Man-Chu :D]
@Julen: Las emociones en su estado puro suelen generar mucho rechazo. Estallan demasiadas cosas al sentirlas y uno corre el peligro de que se le caiga aquella máscara que le hace “persona”[en el sentido griego de la palabra…;-)]. Justo le comentaba a Sara cuando has llegado tu oportunamente. El tema es bonito… y complicado. Gracias Julen.
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