Supongo que de las diferentes acepciones de la palabra “descansar”, a la que quiero hacer referencia en este post es a la de: cesar en el trabajo para reparar fuerzas. Y, mientras tanto, me pregunto yo que a qué "fuerzas" se referirá y si, mientras se reparan estas “fuerzas” no perderé, por una extraña ley de la compensación, “otras” como quien pierde para un tiempo ignoto la conexión que tenía a la wifi por aquello de darle un respiro al ordenador y apagarlo…
Tranquilos, que no voy a entrar en la vapuleada reflexión sobre la conveniencia o no de desconectar para no estropear fantasías, poner a prueba frágiles equilibrios ni estresar a nadie, que ya me pasó aquello de sembrar vientos y recoger tempestades y no me apetece nada que me manteen otra vez ;-)
Y dicho esto, se me ocurre pensar en cómo nos hemos vuelto y lo que nos hemos apartado de las concepciones religiosas dominantes de antaño, porque cuando nos predicaban que Dios descansó al séptimo día, en realidad lo que parece que hizo fue dejar de dar palo al agua hasta la fecha, de ahí que todo esté como lo tenemos, hecho unos zorros. Nada parecido a lo nuestro, donde nuestros períodos de descanso son, como quien dice, entre creación y creación, una ínfima parte del global de nuestro tiempo. Pero quizás se deba, ahora que lo pienso, a que los tiempos divinos se dimensionan de forma distinta, como los tiempos de aquellos que realmente fueron hechos a la imagen y semejanza de nuestras divinidades, pongamos por ejemplo los reyes y algunos altos cargos…y no tan altos…
Pero volviendo al tema, me pregunto si estos días en que, disciplinadamente, me he cogido unos días de descanso, pues eso…si realmente estoy descansando, y he llegado a las siguientes conclusiones que podrían ser traducidas a concluestiones ya que, con la tontería estival, todavía tengo menos cosas claras. Así pues, para mí:
- Hay una clara relación entre el descanso y los temas pendientes. A más temas pendientes menos intensidad de descanso, lo cual puede empeorar si, además, estos compromisos están fuera de tiempo o al límite del timming comprometido. Afortunadamente este no es mi caso ahora, pero podría…
- Existe alguna conexión entre la intensidad del descanso y la cantidad de trabajo que le espere a uno a la vuelta, al final viene a ser como dormir con un reloj [de los de antes] en el estomago, tic-tac-tic-tac. A este cuadro de ansiedad difusa le llamo el Síndrome del Capitán Garfio. No me trago que nadie descanse realmente en este estado…y este sí que es mi caso.
- Los puntos anteriores me llevan irremediablemente a pensar en la posible relación que existe entre la solvencia económica, digamos a medio plazo, y el descanso. Y es que, relajar la vista mirando al horizonte cuando no está nada claro este tema sólo lo pueden hacer los auténticos profesionales, los resignados o los más absolutos negligentes. ¿Es el descanso de los asalariados distinto del de los que no lo son?
- Se descansa muchísimo mejor cuando alguien por encima de ti asume todo lo dicho anteriormente y te da permiso para descansar. De no ser así puede suceder que el descansar pase a ser lo que un ex socio y sin embargo amigo le llamaría La Penúltima Idea, siempre susceptible de ser cambiada por otra una vez se nos ha ocurrido. ¿Se puede realmente descansar estando uno en beta?
- Como pasa con la felicidad, el descanso es altamente sensible a la autoconsciencia de estar descansando. Cuando uno cae en la cuenta, así de repente, y se sorprende, por lo anormal de la situación, de que está descansando, de alguna manera libera anticuerpos contra este estado tan extraño al habitual al que tenemos acostumbrado el cuerpo. Vaya, que mejor lo dejo aquí…;-)
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Ah, el de la foto es un servidor, ¡hoy mismo! mientras le daba vueltas a este post…descansando que estaba…;-)
Ah, el de la foto es un servidor, ¡hoy mismo! mientras le daba vueltas a este post…descansando que estaba…;-)