domingo, 11 de mayo de 2014

La presencia


Hay a quien le molesta lo que se puede tomar por un exceso de gestualidad viendo en ello una sobreactuación, como un añadido con la finalidad de captar la atención. En cambio a mi es lo que me fascina, la danza de la cantante en la que intuyo el único propósito de convocarse a sí misma, su habilidad para materializar el tema, para salpicar cada palabra con el destello irisado de las emociones más intensas, el efecto hipnótico del movimiento hasta el punto de enredarme en el tumulto de sentimientos que está expresando, la increíble capacidad de convertir el cuerpo en voz.

Me sobrecoge también la directora, la contracción de su rostro arrebatado de emoción, sumergida en la narración, inundada por la soprano que aletea detrás en una danza asincrónica pero misteriosamente entrelazada, la vehemencia de sus movimientos, amplificando la voz y ovillándola en la de los instrumentos hasta esculpir entre todas y todos una única presencia, la del personaje afligido que se relata.

Y vuelven de nuevo aquellas palabras de D. Pennac: “Una sola certeza, la presencia de mis alumnos depende estrechamente de la mía: de mi presencia en la clase entera y en cada individuo en particular, de mi presencia también en mi materia, de mi presencia física, intelectual y mental…” [Mal de escuela]



----
Nota del vídeo: Natalie Dessay cantando "Se pietà di me non senti" del personaje de Cleopatra en el "Giulio Cesare" de Haendel. La directora es Emmanuelle Haïm y la orquesta: Le Concert d'Astrée.

2 comentarios:

  1. Sus cuerpos sienten. Y ellos permiten a sus cuerpos sentir ... y expresar.
    Al margen de quién mire.
    Estoy segura de que es exactamente así como tocan en la intimidad. Sin dejarse condicionar por nada más que por esa intención de sentir y fluir a través de la piel de la que ya has hablado por aquí.

    Me ha costado comentar.
    No es fácil acercarse siquiera a la sensación que se crea en quien mira, escucha y lee este post.
    No es fácil ese nivel de abstracción tan pleno, tan genuino.
    Ese vínculo que invita a sentir libre. Esa libertad de ser,sin temor alguno.
    Espacio protegido creado entre quienes crean y quienes se dejan envolver ...

    Ojalá fuésemos capaces de trasladarlo a nuestros espacios cotidianos!
    Ojalá!

    Lo que aun hoy puedo sentir es la sacudida de las palabras de Daniel Pennac, la primera vez que las leí aquí.

    Me recordaron las veces en las que busqué [y encontré :/] excusas para mí misma para esquivar esa presencia y me han acompañado desde entonces para arrinconarlas y permitirme sentir y disfrutar mi propia presencia en mis espacios, compartidos o no.

    De modo que comento, aun sin estar a la altura de tus palabras, al describirlo.
    Por todas las veces en las que no lo hice.
    Por aquellas muchas en las que contuve mi gestualidad por razones que no venían de dentro.
    Porque me ha encantado, al fin.

    Una delicia!
    Eskerrik asko, Manel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me apetecía mucho entrenerme en comentar este vídeo, Marta. Me llama muchísimo la atención la concentración de todas y todos en lo que hacen hasta el punto de casi desaparecer de nuestra percepción tras el espejismo de lo que producen. Encuentro fascinante esta capacidad de entrega y cuando la veo la deseo para mí en todo aquello que hago. De ahí ese breve post [la brevedad la marca la determina la misma intensidad del contenido aunque a mí me parece suficiente].

      Muchísimas gracias Mharta por este comentario tan bello. Un abrazo.

      Eliminar