Hace poco, en una revista de historia leía: “los celtas despreciaban la escritura por considerar que era rígida y carecía de alma; para ellos, las ideas fijadas por escrito estaban destinadas a morir, pues no podían adaptarse a los imprevistos de la vida. En cambio, la palabra estaba viva y respondía mejor a los cambios.”
Este fragmento me recordó las reticencias que normalmente se esgrimen contra la planificación por parte de aquell@s que la ven como un decálogo de leyes mosaicas que se han de respetar in aeternum y pase lo que pase…
Traigo esto a colación de la lectura de un magnífico post, en lletra de pal, donde se exponen delicadamente diferentes sensaciones y percepciones en torno al fenómeno de la planificación y que me ha despertado reflexiones paralelas sobre el tema.
No quiero entrar en el manido discurso de que la dificultad de un plan de objetivos no estriba tanto en elaborarlo como en desarrollarlo y que esto supone, lógicamente, dotarlo de la solidez necesaria para dirigir y de la flexibilidad suficiente como para que se adapte a los cambios imprevistos que, de seguro, surgirán. Pero, no nos engañemos, si un plan -estratégico o no- no sigue estas características es que obedece a otras finalidades por parte de la organización que lo ha elaborado (obligación, moda, maquillaje, hacer por hacer etc.)
Parto de la base de que aquello que se cuece en torno a la planificación es complejo y que, en caso que interese, vale la pena analizarlo; en vez de solucionarlo lanzando al aire un “la planificación ha muerto, viva el no sé qué, o viva nada más”, claro repito, en caso de que interese…
Personalmente opino que:
> La planificación es una herramienta al servicio de la organización, no al revés.
> Seguir y controlar lo que se ha planificado, en la práctica, “va junto”. No es una opción. El hecho de hacerlo o no, distingue claramente a aquellas organizaciones que persiguen realmente unas metas de aquellas que se formulan ideales o de aquellas que hacen como que tienen un plan de objetivos.
> De las últimas, ignoro si son las más o las menos, pero, como en muchas otras cosas, sí que sé que son las que más ruido hacen y colaboran en la percepción que existe respecto al formularse objetivos como algo inútil. Insisto, la planificación es una herramienta tan útil como las demás en el caso, claro, de ser bien utilizada.
> La planificación estratégica no es una asignatura obligatoria. Como casi todo, en el mundo, es una opción a seguir, hay otras igualmente válidas que dependen del momento, tipo, valores, madurez y ritmo de la organización, entre otras cosas… Lo que importa realmente es conocer estas opciones y poder elegir con fundamento.
> Hay quien se esfuerza en querer ver y propagar el método como si de una religión se tratase y se erige como sacerdote o como hereje; sea como fuere, el método simplemente es eso: método. Y si, por una de aquellas cosas, fuera algo más no encontrará en mí a uno de sus apóstoles.
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En el dibujo (Gulliver's travels de Mas y David Fleischer) Gulliver es prisionero de los liliputienses...
Comparto plenamente la recopilación realizada. Personalmente, lo que más me fascina es la necesidad constante de mantener esquemas mentales flexibles y agilidad de acción y reacción. Por decirlo de otra manera más gráfica, a dormir con un ojo abierto.
ResponderEliminarUna de las cosas más complicadas de la planificación estratégica está al comienzo, cuando hay que definir qué eres, para qué existes y adónde te quieres dirigir. Sin respuestas meridianamente claras a esas preguntas no hay dirección posible y es complicado continuar.
ResponderEliminarParecen preguntas sencillas, pero que le pregunten a tantos y tantos emprendedores al cabo de un par de años, si el negocio se parece al que imaginaban. Incluso en épocas como esta es preciso tener la cintura lo suficientemente ágil para no ceñirte a ningún guión establecido (planificación) y poder evolucionar con a la vez que cambios que se producen. Perdón, me enrrollao.
Aún no sé si estoy de acuerdo contigo. Cuando me gane, te lo cuento ;-)
ResponderEliminarEn mi país, hace varios año, hubo una novela que se llamaba "Por estas calles"; no se si la pasaron en España. Había un personaje, que se hizo muy famoso, Eudomar Santos. Su eslogan era. "Como vaya viniendo, vamos viendo". Ahora lo usamos en las clases de gerencia para evidenciar la imporvisación. Dios nos libre..!!
ResponderEliminarLo que hay que hacer, es diseñar una estrategia lo suficientemente flexible que se adapte a los cambios, si no estamos muertos.
Alberto
Buen post. Podría decir que la planificación es como cuando vamos a hacer una tarta y apuntamos ingredientes y la forma de hacerlo. Si luego no vamos a comprarlos o no nos ponemos a ello, al final no tendremos la tarta. La planificación es indispensable, tanto como la acción. Si no hay acción es porque hay que revisar las motivaciones, los valores o las creencias intrinsecas al objetivo o al posible resultado (a lo mejor es que hacer tartas me aburre, o que nunca me gustaron las tartas). La mayoría de las veces no hacemos esa labor de trabajarnos las motivaciones , creencias y valores. Por eso lo fácil es decir que la planificación estratégica no sirve para nada. Eso , eso, a seguir apagando fuegos. Así nos va....
ResponderEliminar@ Anna: Al igual que tu, creo que la flexibilidad y la agilidad son las que dotan a estas herramientas de utilidad. Sino ¿de qué?
ResponderEliminar@Nacho: Cierto que definir estos aspectos es crucial y, hay que ver el maltrato que reciben. Lo dicho (@anna y por anna) hay que “dormir con un ojo abierto”.
@Anna y Nacho: Supongo que conocéis el trabajo de Maite Darceles: “Guías para la transformación”
@Odilas: Espero que en este encuentro entre tu y tu ganes tu ;-)
@Facility Manager: "Lo que hay que hacer, es diseñar una estrategia lo suficientemente flexible que se adapte a los cambios, si no estamos muertos."
Alberto, a partir de este comentario tuyo creo que el mundo está lleno de zombies… :-D
@Quique Coach: Sugieres que “bombero” es una profesión con futuro?…
Interesante post, cumClavis. Gracias. Colores y tonalidades para gustos y circunstancias.
ResponderEliminarPor cierto, la cita sobre los celtas me ha encantado: es una demostración de nuestra (humana) sabiduría, desde la intuición, y nuestra dificultad e ineficacia a la hora de explicitar ese conocimiento.
Un saludo,
Gracias a ti Maite por compartir tu magnífico trabajo y por pasarte por aquí...
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