miércoles, 22 de septiembre de 2010

La singularidad de cada enfoque

Últimamente me encuentro metido en un bucle reflexivo, de aquellos que surgen recurrentes en diferentes contextos de conversación y que me niego supersticiosamente a abandonar, por si encierran una clave importante que me ayude a descifrar los enigmas que me depara el día a día en el desarrollo de mi oficio.

Me imagino que la formación de base en la que un@ se ha mecido en una etapa crítica de la vida, fundamentalmente aquella que se ha recibido, pongamos…, hasta los primeros veinte y pico años de vida, es determinante para configurar un enfoque y el consecuente sistema comprensivo sobre la realidad en la que estamos sumergidos.

De este modo, creo que podemos coincidir en que la visión pragmática y llana de las formaciones técnicas y/o científicas dista de parecerse y contrasta bastante con la poliédrica y a veces huidiza de aquellas personas que se han sumergido en el vasto campo de las humanidades [Gregorio Luri ha posteado algo gracioso que viene a cuento].

Evidentemente, como ya sabemos, otros aspectos como la familia, el país, etc., también determinan unos grados del ángulo a partir del cual observamos y decidimos nuestras actuaciones, pero lo que creo que incide mucho más, a lo largo de los años, en esta forma de observar y responder a la realidad de cada momento es la tipología y cultura de aquella organización en la que hemos estado sumergid@s más tiempo…

El ámbito de actuación, público o privado, el sector en el que se inscribe la organización, la forma de vestir, el corte de pelo, el género de sus fundadores y su incidencia en el equilibrio hombre/mujer, la manera de seleccionar, de reconocer, de premiar, la forma de despedir, el circuito y los criterios para promocionar, etc., etc. y etc., tiñen el cristal con que se mira de una tonalidad propia y sugieren un abanico de decisiones que van desde las aprendidas a las que se derivan más o menos sutilmente de éstas.

Tomando como ejemplo el campo de la consultoría, ante una misma demanda es difícil que un consultor de los que denominamos artesanos, otro procedente de una mega-consultora de 2000 empleados distribuidos por todo el mundo y clasificados en mamuts, seniors, juniors, guripas y conejitos y, por último, otro asociado a una pyme o micro consultora vean, interpreten lo mismo y, en consecuencia, orienten en un mismo sentido. De hecho ya es impensable que la metodología de trabajo y, sobre todo, el tipo de contacto con el cliente sean parecidos…

Y como os decía, últimamente me encuentro escuchando con los ojos, haciendo rebotar cada detalle de mi interlocutor [ya sea consultor o directivo] en las paredes de mi mente e imaginando su punto de vista sobre el tema del que estamos hablando, sobre lo que digo e incluso sobre mí mismo y, de este modo, desvelar el origen de su perspectiva para, en definitiva, entenderla y decidir mejor qué hacer con ella…

6 comentarios:

  1. Mi experiencia es que lo que define nuestra visión de la Vida es, sobre todo, la estirpe a la que pertenecemos, es decir, el grupo más poderoso e influyente de nuestra vida "La Familia" .... pero acepto otras propuestas.

    ResponderEliminar
  2. Tambien artesano es, saberse colocar en el lugar del otro. Algo así, que con la experiencia que tenemos, tratar de convivir con las iguldades y con las diferencias. El punto de encuentro será al final, una vía para poder ayudar a otros a encontrar el camino adecuado, eso pienso
    Un abrazo,
    Alberto

    ResponderEliminar
  3. @Juana, Si, qué duda cabe de que la familia determina aquellos fundamentos sobre los que nos construimos posteriormente. Aún así, creo que estos fundamentos son compatibles con multitud de valores que son considerados lógicos y deseables en el marco de cómo enfocar las transacciones laborales. Lo que constato es que algunos de esos valores que, muchos creen “edificantes” se dan de palos con otros no menos encomiables pero que pueden llegar a ser totalmente contrarios. Esta disparidad de abordajes ha de suponer a la fuerza diferentes formas de ver y actuar. En el caso de la consultoría da como resultado consultorías distintas. De hecho., el cliente [no todos claro] podría escoger al consultor en función del grado de coincidencia consigo mismo, no en virtud de que le ofrezca una visión distinta a la que ya tiene…no sé si me explico…

    ResponderEliminar
  4. @Facility Manager, Coincido en que, la empatía es una cualidad básica en consultoría y fundamental, sobre todo, para poder establecer un contrato de colaboración adecuado y auténtico con el cliente. Un abrazo Alberto.

    ResponderEliminar
  5. Se nota que estas metido en las entrañas más profundas de un bucle reflexivo, con fuerte aroma artesano. Daba por hecho, conociéndote un poquillo, que la "singularidad de cada enfoque" era una práctica habitual en tu vida. Tambien la de escuchar con los ojos...

    ResponderEliminar
  6. @Amalio A. Rey, Aún así creo que la práctivca artesana requiere escuchar todavía más de lo que yo hago. Quizás debiera hablar menos...:)) Gracias colega por acompañarme en el post.

    ResponderEliminar