Supongo que a estas alturas ya no es una novedad afirmar que, en la mayoría de los casos y a una determinada edad, el aprendizaje no consiste en aquello que sólo se incorpora o se fija en la memoria, sino en aquello que se asimila y se transforma a partir de lo que se conoce previamente. De hecho es muy probable que, nos guste o no y preténdase lo que se pretenda, no pueda ser de otra manera ya que somos tan dueños de los procesos mentales como lo somos de los digestivos y poca cosa más se halla bajo nuestro control que decidir aquello que nos metemos dentro.
Ésta debiera ser la principal razón por la que determinados modelos formativos optan por ingeniosas metodologías didácticas, que se postulan como alternativas a la clásica exposición y que, en algunos casos, han demostrado ser mucho más efectivas cuando se trata de remover el limo de aquel conocimiento depositado en cada persona y, a partir del cual, debe extraerse el fango con el que cada uno debe modelar los nuevos aprendizajes.
Aún así, es inevitable que, ante la más hipnótica exposición, aquellas personas que atienden, filtren cada una de las ideas a través del cedazo de su propia representación del universo y lo transformen en algo muy propio, particular y distinto de lo que dice el ponente, aunque sólo sea porque las imágenes que se despiertan son las que tiene cada uno y seguramente nada tienen que ver con aquellas que evoca la imaginación de quien está impartiendo.
En algún momento en el que, exponiendo, he visto a alguien tomando apuntes, no he podido dejar de preguntarme qué debía estar apuntando y el grado de relación de lo que esta persona está escuchando con lo que pretendo transmitir. También me he cuestionado sobre la utilidad de este tipo de anotaciones en un caso, como es el del mío, donde para la formación que imparto no hay exámenes ni motivos similares que lleven a revisar unos apuntes que, a pesar de las mejores intenciones, seguro que terminarán, en un primer momento, en cualquier estantería entre la documentación debidamente archivada del curso o del máster en cuestión y, en una segunda fase, en el proceso de reciclaje del papel.
De la misma manera que en el cine hay películas que parecen proyectarse en el interior del espectador debido a las reflexión a la que inducen, en escenarios de aprendizaje, el enfoque y el tempo de la formación debiera ser aquél que permita al alumno estar atento y recrearse en aquellas resonancias que los inputs formativos estimulan en su propio pensamiento. El formador debe orientar la dinámica formativa para desviar la atención de él mismo y proyectarla hacia las ideas que eclosionan y se revelan en aquel momento en el propio alumno para que éste pueda tomar consciencia de su propio aprendizaje.
En los diferentes escenarios formativos, ya sea en cursos, charlas o conferencias, debiera estimularse a los asistentes a que anotasen, no tanto las frases o citas textuales de los ponentes como aquellas ideas que despiertan en ellos. Invitar a escribirlo no es otra cosa que disponer el alambique necesario a través del cual canalizar el vapor de las ideas para convertirlo en un destilado de conocimiento y evitar que se desvanezca o se confunda entre todo aquello que se piensa y carece de orden o propósito.
Si además se abren momentos o se procuran mecanismos para compartirlo de manera abierta, como puede ser, por ejemplo, un blog en el que los participantes deban desarrollar una breve reflexión en torno a algo de lo que se ha tratado en la sesión, se dispondrá de una poderosa herramienta para gestionar y aprovechar, en beneficio de todos, gran parte del conocimiento que se genera en el aula y que, de otra manera, suele permanecer átono para el grupo y anónimo para la propia persona, una de las condiciones por las que suele diluirse entre los rastros de todo aquello que acontece y acaba olvidándose.
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Fotografía de [cumClavis]
Bona reflexió, Manel!
ResponderEliminarLa veritat és que com a alumne tinc la tendència a prendre apunts i habitualment acostumen a quedar guardats en una llibreta. En tot cas, em sembla que agafar apunts m'ajuda a processar i ordenar la informació i els coneixements que vaig adquirint (processant).
Per contra, si estic en alguna classe i veig que la majoria dels alumnes no anoten res em sembla que no estan atents...
M'ha semblat molt interessant la proposta final de compartir les reflexions dels participants en un espai obert. Me l'anoto. Una més!
Moltes gràcies!
Cadascú té la seva manera d’afrontar els aprenentatges, confesso que jo també soc de prendre apunts. Potser per això desconfio de la utilitat que tenen, al menys per a mi. De vegades els veig com a residus d’aquella època en la que les anotacions eren la literatura que, de fet, anava a l’examen i ara continuo, mecànicament, seguint un ritual sense la finalitat que l’inspirava... vaja, com un ritual de veritat! Però crec que t’entenc en el que dius per pròpia experiència. El que si crec que hem de potenciar es el fet que els/les participants li facin cas a les idees que generen al voltant dels inputs encara que sigui per muscular competències vinculades a la iniciativa, la creativitat, l’autonomia, etc. La idea del bloc es molt útil i senzilla, jo crec que la pots desenvolupar a la uni i potser fins i tot vincular-hi un plus de l’avaluació, perquè no? L’orientació a resultats propis i el compartir coneixement prou s’ho valen, oi? Moltes gràcies a tu per passar-te i comentar Xevi. Una abraçada!
EliminarJustamente acabo de terminar un curso de cómo potenciar la creatividad con Dolors Reig y siento que en gran medida ha despertado en mi la posibilidad de ser y estar como naturalmente quiero en muchos contextos. Uno de ellos es justamente la forma de asistir a la formación, nos ha dejado tan libres para despertar, compartir, crear, unir y separar ideas que ¡ha sido maravilloso! Hemos podido compartir, darnos feedback los unos a los otros y realmente ella ha intervenido más en la tarea de hacernos reflexionar sin expectativas, intentando dejarnos ser y haciendo que muchos canales sirvieran para compartir ideas, lo que nos provocaban sus reflexiones o las de los compañeros. Tu artículo me ha venido como anillo al dedo porque es como darle palabras a una sensación que tenía sin saber explicar muy bien lo que era ¡GRACIAS! ¡Un saludo!
ResponderEliminarEn Dolors coincide la coherencia entre lo que propone y lo que practica a parte del conocimiento que comparte. Un lujo como docente, sí.
EliminarMuchas gracias a ti por el feedback Ángela. Un abrazo!
Soy de tomar apuntes. Normalmente, en papel y a lápiz, si puede ser. Anoto todo aquello que mi mente o mis tripas conectan con mi mano en cualquier sentido, aunque no tenga, aparentemente, un sentido en ese momento.
ResponderEliminarY es que soy, como los reptiles, de digestión lenta. Mi aprendizaje tiene un metabolismo "mantso" que marca otros tempos para dividir y masticar el alimento. Como esos reptiles de menor tamaño, que tragan rocas y piedras que, aunque después no supongan nutriente alguno, ayudarán en otros procesos como el de limpieza o una posterior inmersión, ...
Porque después, con el tiempo, paso esos apuntes por ese cedazo del que nos hablas para cribarlos. Y me encuentro que han cambiado de forma, de color. Incluso me divierto al apreciar los pequeños matices diferentes en mi escritura, en mis trazos, ... Y reconozco a la Marta que los escribió, en su momento, desde la Marta que lee. Solo que la lectura es otra. Y entonces me doy cuenta de que deben cambiar de forma, como lo voy haciendo yo.
Como la piel de los reptiles, Manel, que cambia porque sabe que ya no será capaz de contenerlos tras el proceso porque van a convertirse en un individuo más grande.
¿Sabes lo que no cambia, para mí, en esto? La figura del narrador. Esa se escribe con su propia tinta en una capa de la piel que no es fácil de mudar. Es más profunda, más interna y adhiere el recuerdo de una manera que ni mi papel ni mi lápiz saben captar, aún. Ahí, exactamente, es donde prenden reflexiones como ésta.
Y desde ahí, petó handi bat!
Espero que llegues a compartir alguna vez todo esto que escribes en tu libreta, Marta. Esta capacidad tuya de aprehender el pasado en el presente y de escribir tan intensamente nos remite a cada uno a lecturas muy particulares e íntimas de nuestra propia vida.
EliminarLeía estos días sobre el concepto “apofático” (lo que no se puede decir explícitamente ni describir directamente con nuestro vocabulario) y a su vinculación con lo espiritual. Me ha recordado a lo último que comentas y a que ciertos conceptos emanan como vapor o como sudor de ciertas melodías hechas de palabras sencillas.
Es cierto lo que planteas, a ciertas edades, como la mia, ya no aprendo por me empape los aputes de un tema, sino que los tengo que asimilar, por eso quizas, lo que antes tardaba en aprendemer un buen rato, ahora lo hago en un tiempo menor. pero hay veces que he de reconocer que mas que tomar apuentes uso para fijar las ideas el dibujo, dejo fluir mi mano en dibujos sin sentido que me ayudan a fijar lo que estoy escuchando.
ResponderEliminarEs verdad, José Manuel, cuando ya se posee un determinado bagaje uno aprende corroborando lo que seguramente ya sabía. De ahí que, en estos casos, sea todavía más importante aprovechar ese conocimiento y gestionarlo en los escenarios formativos. Es curioso como se suele hablar más sobre la gestión del conocimiento de lo que se lleva a cabo en la práctica. Un abrazo!
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