"Aquél que sabe lo que hay que ver es muy posible que no vea todo lo que hay", es la frase con la que creo que se puede sintetizar este post en el que quiero poner de relieve la importancia que en el proceso diagnóstico tiene el dejarse impresionar por cualquier detalle que nos llame la atención al margen de las razones que nos lleven a observar una determinada situación.
Me explicaré, si tan sólo se tratara de identificar signos que remitan a aquello que pueda considerarse síntoma de algo, el proceso diagnóstico sería más sencillo de lo que realmente es, ya que bastaría con superponer a cualquier situación un patrón predefinido y sacar conclusiones a partir de aquellos puntos de coincidencia y de divergencia entre la realidad y el patrón.
Tristemente esto sucede en muchos sectores [entre el que incluyo el de la consultoría] en los que se pueden encontrar marcos teóricos cuyos adeptos creen tener definida la manera de interpretar cualquier realidad posible y que sólo creen posible cualquier realidad que encaje con esa interpretación.
Ya he comentado en otra ocasión la dificultad para hacer caso omiso del relator que llevamos dentro y que nos empuja inmediatamente a elaborar teorías que concuerden con aquello con lo que nos encontramos para de este modo reducir la incertidumbre que genera una situación. Pero para aquellos que nos dedicamos a solucionar problemas o que trabajamos en sistemas complejos, en los que actúan multitud de variables, es muy importante entrenar la aptitud de frenar la tendencia a mirar para dejar impresionarse y poder ver.
Ahí reside una competencia profesional fundamental, en la capacidad de abrir un espacio de ignorancia en el que sea posible dejarse sorprender por aquello que suele camuflarse con el manto de lo irrelevante cuando es alcanzado demasiado pronto por nuestro razonamiento.
Si cedemos a la necesidad de encajar lo que percibimos con lo que queremos ver es harto probable que ninguneemos detalles relevantes de la situación que se pretende entender. Esta manera de diagnosticar lleva a hacer converger cualquier realidad con lo que ya se cree saber, a diluir los detalles en un razonamiento conveniente y es la verdadera responsable de la mediocridad de muchas valoraciones que tan sólo consiguen -más o menos conscientemente- corroborar el punto de vista del que parten, al margen de la realidad a la que dicen referirse.
Lo dicho, ningún saber sobra a la hora de entender lo que vemos pero antes de interpretar es importante abrir un espacio de silencio en el que tan sólo resuene aquello que realmente está pasando.
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En la primera fotografía Elizabeth Britton.
En la fotografía del final una obra de A. Muntadas. Mirar, ver, percibir, 2009.
Bon dia (i plujós), Manel.
ResponderEliminar"Lo dicho, ningún saber sobra a la hora de entender lo que vemos pero antes de interpretar es importante abrir un espacio de silencio en el que tan sólo resuene aquello que realmente está pasando."
Es difícil no dejarse llevar por esa idea preconcebida que esperamos encontrar previa a la observación, y en base a ella, encontramos las similitudes que queremos ver. Cuando he tenido un fiasco en este aspecto y he sido consciente a posteriori, la próxima vez que he afrontado una situación similar intento abrir mejor los ojos y la mente a aquello que no cuadra dentro de mis esquemas, pero con el tiempo, vuelvo a mis paradigmas y percepciones.
"la capacidad de abrir un espacio de ignorancia en el que sea posible dejarse sorprender por aquello que suele camuflarse con el manto de lo irrelevante cuando es alcanzado por nuestro razonamiento.". Habrá que entrenar esta capacidad y habilitarla con más frecuencia.
Excelente post y excelente forma de llevar el tema. Tens molt art per escriure i explicar temes complexes amb molta soltesa, Manel.
Una abraçada.
Cierto, Begoña, es muy difícil tanto como cuando se le pide a uno que deje la mente en blanco. Creo que a veces no se trata tanto de frenar nada como de considerar como relevante “todo”. Por eso abogo por el eclecticismo y a priori considero cualquier marco teórico como insuficiente para envolver cualquier realidad. Una práctica en la que no eres nadie en ningún sito y siempre vas como de prestado a cualquier parte pero que te permite estar siempre en carne viva y notar el roce de la mínima brisa.
EliminarMoltes gràcies pel comentari, m’agradat veure’t aquí. Bon dia Begoña:)
Son más sencillos los pasos por la senda ya trazada, marcada en la tierra alisada por todas pisadas de anteriores ocasiones. Y así perdemos la posibilidad de los caminos sin trazos aun por descubrir y conocer.
ResponderEliminarQuedarnos en lo manifiesto nos impide llegar a percibir lo latente, que es lo que da significado a lo que vemos.
Quizá por eso la belleza habita en los ojos de quien mira, para asegurarse de que acabarán por desplegarse todos sus matices, todo su sentido.
Y la prisa, siempre hay tanta prisa por saber que ya no nos damos tiempo para aprender.
EliminarUna preciosidad este vídeo! Impresionante la historia que evoca cada imagen con un leve movimiento y maravilloso el relato de la Vida que desvela la melodía con la que ha ordenado las imágenes que han sido seleccionadas. Muchas gracias Mharta :)
"La filosofía es una lucha contra el embrujamiento de nuestra inteligencia por el lenguaje" decía Wittgenstein, y el lenguaje en esta cita viene a ser una colección de imágenes e ideas preconcebidas que nos es legada por la cultura en la que nos nacen, añado yo ahora mismo y sin pudor ni vergüenza ninguna de anotar a tan ilustre personaje.
ResponderEliminarCuando hablas de "abrir un espacio de ignorancia"...entiendo que hablas de adoptar una postura filosófica, es decir, ubicarse en el presupuesto de ignorancia y, con afán de saber y comprender, volver a hacer preguntas, todas las preguntas: las ingenuas, las básicas, las audaces, las aparentemente estúpidas, las que nos permitan percibir la realidad de otro modo, fuera del embrujamiento de lo que ya creemos conocer.
Grandísimo post, Manel. Gracias, siempre.
Entiendes bien Judith, has sintentizado en este comentario lo que mal o bien he intentado transmitir en el post. Lo que dices respecto a "ubicarse en el presupuesto de ignorancia" es tal cual y complementa de manera extraordinaria [y preciosa] lo que bien podría ser el final de este post. Queda añadido pues mediante tu comentario :) Gracias a ti!
EliminarProfundamente de acuerdo con el enfoque del post, Manel. ¡Gracias! Al mismo tiempo pienso si no será una falacia aspirar a la objetividad plena del observador, limpio, desapegado de su pasado/presente, de sus formaciones/deformaciones, emociones/pasiones, experiencias construídas/deconstruídas, acontecimientos reales/proyecciones... Por otro lado el debate quizá pueda profundizarse con la pregunta de ¿a quién corresponde realmente hacer el diagnóstico de una situación? Como es sabido, una buena pregunta es la mitad de una respuesta e igualmente quizá un buen diagnóstico sea la mitad de una solución... No sé... digo yo... ;-D
ResponderEliminarNo sé si falacia [por aquel carácter intencional y manipulador con el cual suele asociarse] pero si, coincido contigo en que es un imposible pretender disociarse y “no estar” mientras se está, algo así como pensar para “dejar la mente en blanco”. No obstante seguro que también estamos de acuerdo en que el ideal no exime de ser perseguido y de que en su búsqueda se aprende y se logran nuevas capacidades que nos acercan él, de este modo, si se tiene en cuenta este aspecto, quizás nos lleve a profundizar en nuestra humildad, a evitar sacar conclusiones rápidas para ser honestos y/o respetuosos con aquello que valoramos. A introducir interrogantes en nuestras observaciones pero esta vez no dirigidos a nadie que no seamos nosotros mismos, a callar en suma para dejarnos escuchar.
EliminarLa pregunta que formulas es muy interesante en el marco de la relación, no obstante, el sujeto del diagnóstico, sea quien sea, debiera tener en cuenta este aspecto que estamos comentando si pretende iluminar el máximo de posibilidades.
Un abrazo, Azucena!
La importancia del silencio, del vacío, de la sorpresa ... a veces en un rinconcito hay algo que jamás vimos, pero está allí y es importante ...
ResponderEliminarMe gusta escuchar, y además, me gustar ver como la gente se expresa, ver como se mueve, como respira ... "abrir un espacio de silencio en el que tan sólo resuene aquello que realmente está pasando." ...
Me has hecho pensar en la conveniencia de educarnos en la contemplación, en este despositar la mirada sin buscar nada para dejarnos impresionar por el exterior. La contemplación en este contexto sería como llevar lo de fuera a dentro, mientras que mirar,en demasiados casos, suele ser más bien lo contrario, ubicar lo que está dentro en el plano exterior... [tomo nota de este apunte para añadirlo a la reflexión] Un abrazo y gracias Juana!
EliminarRealmente la primera frase es una buena síntesis del post pero sería una lástima que lo hubieras dejado ahí :-)
ResponderEliminarLo del espacio para la ignorancia me gusta pero igual la palabra también necesita revisión. Tenemos por un lado las personas a las que el gusto por el aprendizaje les lleva a maximizar la consideración de lo que no saben (la curiosidad y el aprendizaje permanente son altamente aditivos) y, por otro, a todas esas que desconocen el significado de la palabra ignorancia. Estas últimas son altamente peligrosas porque al no “entretenerse” aprendiendo, escalan a toda velocidad. Imagino que la clave debe estar en atenerse a las palabras que has seleccionado, es decir, “abrir ese espacio” en lugar de sumergirse en él. Aunque de vez en cuando también resulta liberador ese dejarse llevar por el no saber ni los límites. ¡Uf, creo que me lío!
Bona tarda! :-)
Bueno y oportuno el matiz que introduces [nada lioso] , sí, se trata de abrir ese espacio, convertir el cerebro en una cámara oscura para que la luz pueda impresionar con todos sus matices la película sensible en la que convertimos nuestra mirada.
EliminarCuando alguien se sabe ignorante deja de serlo en un alto grado, al menos para mí. El grado de consciencia sobre la propia ignorancia suelo verlo como un indicador de esta misma…una pena porque al ser inversamente proporcional no suele tener remedio…ya se sabe. Se me ocurre que, para empezar, lo mejor será empezar a aplicármelo a mí mismo…;-)
Gracias Isabel, siento haber tardado tanto en responder [y más con lo cuidadosa que eres tú en este aspecto en tu blog] pero he estado [estoy] liado, de viaje y ya sabes que es un estar y no estar :) Un abrazo.
Muy interesante Manel. Yo lo diría con otras palabras, más de mi ámbito profesional: a menudo vamos a escuchar con el cuestionario de preguntas previamente elaborado, y nuestras propias preguntas no nos dejan escuchar lo que nos quieren decir. Gracias
ResponderEliminarDicho así es más sencillo. Tus palabras también podrían ser las mías, ya ves que esta idea se halla en toda la conversación. Gracias a ti por pasarte Germán, un abrazo!
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