Esta pintura lleva por título “Lección de clínica en La Salpêtrière” [1887] y pertenece a Aristide Pierre André Brouillet. Representa una de las famosas clases impartidas por el Dr. Jean-Martin Charcot, padre de la neurología y creador de la primera cátedra de esta disciplina en el mundo.
Todas las figuras que aparecen son reales siendo algunos de ellos muy conocidos como el que sujeta a la paciente que no es otro que el Dr. Babinski, el mismo que identificó el reflejo cutáneo plantar o el Dr. Gilles de la Tourette, famoso por el aparatoso síndrome que lleva su nombre y que podemos encontrar con delantal y muy atento al principio de la fila de abajo por la derecha.
Por aquel entonces, Charcot estaba especialmente interesado en demostrar las diferencias entre la epilepsia y las crisis histéricas, estas últimas sin causa neurológica aparente que las pudiera justificar. La mujer sobre la que recae la atención es pues, muy probablemente, alguien diagnosticado de histeria y por lo que parece se halla bajo los efectos de un episodio convulsivo tal y como lo demuestran el desvanecimiento y la posición contraída y agarrotada de sus brazos y manos. El autor ha prestado especial atención en resaltar este aspecto incluyendo en la pintura una representación del “arco histérico” que puede verse reflejado en el dibujo que figura expuesto al fondo de la sala, en el margen izquierdo de la pintura.
El motivo por el que traigo esta obra aquí es porque para mí refleja, en cada uno de sus matices, el pensamiento que hemos heredado, una forma de explicar la realidad que se remonta al pensamiento mecanicista derivado de la Física del siglo XVII. Un enfoque basado en una ordenación lineal y lógica de relaciones de causa-efecto, que se extendió a todas las áreas de conocimiento y desconectó e invisibilizó, como en el caso de la histeria, el permanente influjo de la dimensión emocional a la hora de comprender la complejidad del comportamiento humano.
Como los doctores de la imagen, la forma racional que hemos aprendido de aproximarnos al mundo, busca reducir todo aquello que se pretende comprender a relaciones mecánicas, mensurables, previsibles y ordenables descartando cualquier variable que no pueda acreditarse en esos parámetros e infravalorando cualquier explicación alternativa que no se ajuste a este canon.
De hecho, hoy en día, siguen valorándose las decisiones por la frialdad con la que han sido tomadas, sigue considerándose la falta de empatía como un activo importante a la hora de establecer relaciones y juicios objetivos y cualquier razonamiento suele ser más cierto en la medida en que está desconectado de cualquier emoción.
Durante siglos, la razón se ha relacionado con la luz, la verdad, el poder y lo masculino relegándose la emoción al submundo de la noche, lo subjetivo, el engaño, lo débil y lo femenino. Esta lectura de género también se halla fabulosamente presente en la pintura de Brouillet donde llama la atención la siniestra cohorte de doctores que analizan y observan fríamente el exótico e incomprensible espectáculo que ofrece la mujer enferma.
Utilizo esta obra como portal a la hora de tratar temas relacionados con el factor humano [liderazgo, comunicación, conocimiento, etc], me sirve para ilustrar dónde se halla uno de los principales bloqueos a la hora de entender por qué cuando se trata de personas y de comprender lo que determina su comportamiento, pocas veces dos y dos suman cuatro.
Inevitable esa lectura de género que introduces, ciertamente representa el sesgo en esa separación razón-emoción y todo lo que de ella se deriva en cuanto a roles de poder, asistencialismo (la enfermera) y cosificación del cuerpo de la mujer objeto de estudio. El análisis con perspectiva de género en el arte, sobre todo en el que su producto es visual, resulta muy revelador.
ResponderEliminarAhora que, dicen, todo se va pudiendo reducir a un algoritmo, la realidad aparece más polarizada si cabe que en épocas precedentes. Descubrir y entender es un buen objetivo pero como hemos conversado en alguna ocasión, la demasiada luz ciega y provoca nuevas sombras. Hay algo defensivo y bíblico en esa interpretación, me ha recordado estas palabras:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía por encima de las aguas. Y dijo Dios: Hágase la luz; y la luz se hizo. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.”
Feliz semana :-)
Me has recordado lo que dice J. Wagensberg a propósito del arte como una de las formas puras de conocer la realidad.
EliminarMuy buena la cita que traes, Isabel, muy buena. Terriblemente gráfica y sintética de todo lo que quería decir en este post…
Muchas gracias y un abrazo fuerte,
Hola Manel!
ResponderEliminarM'encanten aquests posts en què utilitzes la pintura per fer reflexions interessants!
Jo m'he quedat, precisament, en la qüestió del gènere. El quadre és també un fidel reflex de la societat de l'època, ja que només apareixen dues dones: una, la malalta, i l'altra, la cuidadora. La resta, tot homes.
I pel que fa a l'exclusió sistemàtica de les emocions, totalment d'acord. Som fills de la Il·lustració! I que consti que t'ho diu un que habitualment pretén que dos i dos sempre sumin quatre!
Una abraçada i a veure si tornem a repetir per Barcelona!
Salut!
Moltes gràcies Xevi! Em satisfà moltíssim que compartim aquestes reflexions. Quan al que dius de tu...jo crec que ho pretens però que no ho vols del tot... ;-))
EliminarSí, hem de quedar un altre cop, aviat.
Una abraçada, salut!!
Los seres vivos somos mágicos, imprevisibles, misteriosos ... la Vida es mucho más que la lógica, hay espacios del universo, igual que de nosotros mismos, de los que no tenemos ni la más mínima idea ... nos falta humildad, nos falta frescura para poder siquiera observar en silencio lo que nos rodea ...
ResponderEliminarCaballero, un enorme beso
Es esta manía de poner orden en lo que ya nos viene ordenado, desordenándolo todo... Esa falta de humildad y de frescura parece como si fuera el resultado de esa amnesia inducida para olvidar realmente quienes y qué somos...
EliminarUn beso, Juana :)
Me conmovió, enormemente, en su momento.
ResponderEliminarCuando me contaron de estas mujeres y lo que pasaron en estas y otras sesiones.
Me estremecí con las imágenes. Imágenes como ésta que nos traes.
Cuando supe de cada historia. De la histeria. De cada histérica.
Quizá por eso he pasado rápido por cada rostro neutro y frío para detenerme en los que muestran otra dirección, otra expresión en sus miradas.
Y me ha atrapado la delicadeza, casi irreal en el momento, en el gesto de Babinski, sus ojos en ella, el peso de su cuerpo hacia ella, apoyando el otro pie para mantenerse firme, como si quisiera susurrarle que está segura en sus brazos, que no la dejará caer. Como el bailarín que recoge a su compañera en un momento de la danza.
Y me he detenido en las manos de la mujer a su lado, solícita, alerta, diligente, pendiente únicamente de ella, como si no hubiera nada ni nadie más en esa sala atestada.
Y me ha inquietado el gesto lejano de la mujer más joven, asomando para escudriñar el sufrimiento desde ese lugar seguro y mezquino en el que habitamos cuando es en otra piel y el eco que nos devuelve la distancia es de una voz que no podríamos nunca imaginar sentir como propia.
Me traslado a aquella sociedad conservadora y clasista, con un sentido exacerbado de lo correcto, lo decente, ... y no me creo la neutralidad de sus rostros ni la frialdad en sus miradas.
Y me llegan, en cambio, los deseos reprimidos, los miedos, las ansiedades, ...
Todo proyectado en un cuerpo de mujer.
Y puedo llegar a intuir su sufrimiento y a sentir la presión de la máscara.
Y,con ellos, sus razones para aferrarse a ese previsible, seguro y controlado caminar por la amplia, iluminada y transitada avenida de la razón, evitando las oscuras, desconcertantes y serpenteantes callejuelas de la emoción.
No me lo creo porque no hay nada emocionalmente ajeno.
Nada.
Ni los números, Manel.
¿Cuáles te son más simpáticos? ¿Pares o impares?
Era un espectáculo incomprensible desde la butaca desde la que pretendían mirar y es mucho más fácil ver lo que uno espera o desea ver.
Las emociones son, al margen de dónde las coloquemos. Creo que relegarlas a la trastienda de la casita que somos cada uno no hace sino limitar los materiales de los que nos vamos construyendo.
Claro que esto lo dice una histérica que va sabiendo de sus luces y de sus sombras y que pasea por ese submundo de la noche de la mano de la luna, en femenino singular ;)
Pon todo el comentario en cuarentena!
Petó handixe!
En el plano de lo real, las emociones actúan inevitablemente, a pesar de la razón pero es la razón la que puede optar en incluirlas o invisibilizarlas en el conocimiento que se construye, en las culturas que se elaboran y en las maneras de pensar y hacer que se transmiten. Aquí hay, sin lugar a dudas, una clave para interpretar el momento al que hemos llegado.
EliminarAlmudena Hernando dice que los hombres [en masculino] necesitan de las relaciones y mantener el vínculo emocional que las garantizan para poder sobrevivir, pero que han invisibilizado esta necesidad y la han delegado en las mujeres, sin reconocerlo abiertamente y “subordinándolas” consecuentemente [a ellas] al rol subordinado que la emoción ocupa en un pretendido imperio de la razón. Una reflexión muy fuerte que toca temas muy básicos y remueve muchos cimientos.
He disfrutado Mharta con tu mirada sobre la obra y he podido ver eso que describes en los rostros de los diferentes personajes. Me ha gustado como has descrito la tensión presente con esas “razones para aferrarse a ese previsible, seguro y controlado caminar por la amplia, iluminada y transitada avenida de la razón”.
Muchas gracias por comentar y regalar con esos retazos de la fabulosa conversación que mantienes con esa luna con la que te paseas ;)
Muxu handixe!
Llego tarde a esta entrada estupenda, pero no puedo dejar de evitar pensar que a pesar de todo, tu análisis en favor de subrayar el peso de las emociones en las decisiones (sean profesionales, sean personales), no deja de ser muy racional. O al menos esa impresión me da. Puede parecer que en realidad subrayo un artificio lingüístico, pero la 'emoción' no es algo inexplicable, no es algo impronunciable, es algo de lo que podemos saber y hablar -poniéndome wittgensteiniano), y me temo que existiendo el lenguaje, el método vendrá después. Sí, lo que dice Wagensberg es cierto, el arte es un modo de conocimiento. Pero la expresión 'el arte es un modo de conocimiento' es puro raciocinio... Eso sin entrar en que el ejercicio de la razón también puede producir grandes emociones, aunque sea otra historia.
ResponderEliminarsalud!
Grande la referencia a Wagensberg que traes, Goio [una cita "intrusa"].
EliminarNo esperaba que se leyera que la razón y la emoción estén desconectadas. De hecho siempre es la razón la que construye el relato y lo explica. No obstante, estarás de acuerdo en que "lo racional" [que no "la razón] sí que conlleva, en su sustancia, la invisibilización o la sumisión de la emoción en el orden comprensivo de las cosas. De ahí que lo racional no se explique ciertas cosas…Como para ilustrar con una imagen me viene a la cabeza el Sr Banks [Mary Poppins], caricatura de lo racional y con una cara de lelo continua sin entender en absoluto las proposiciones, indirectas y arremetidas de la institutriz sobre la necesidad de cariño de sus hijos. Me viene también como la revelación emocional que le viene al final, cuando se autodespide del banco, se representa poniéndole cara de loco… Pero esto, es tan sólo una imagen…;))
Un abrazo Goio, me ha alegrado enormemente volverte a ver aquí…