martes, 28 de enero de 2020

Instante



Esta pintura de Sorolla lleva por título “Carta a los Reyes Magos” y, sin ser lo más llamativo de la obra que se expone del pintor, me llama especialmente la atención debido, seguramente, a la atracción magnética que ejerce el realismo, casi fotográfico, con el que el autor captura esta escena familiar y la detiene en el tiempo.

La imagen refleja la familia del pintor la Noche de Reyes, los niños se disponen a poner sus zapatos en la ventana como recomienda la tradición. El niño [Joaquín] introduce su carta en los suyos, en el sobre puede leerse: Gaspar.

La niña que está de espaldas [María] , en tránsito ya hacia la ventana, también mete la suya en sus zapatos. No se aprecia del todo el destinatario pero parece ser que se trata de Melchor.

La pequeña Elena espera a que su madre abra la ventana y, por la postura, se la intuye, de tan concentrada en el momento, ansiosa por dejarlos fuera.

El pintor logra transmitir la excitación alegre del momento, el nerviosismo y la inocencia de los niños.

Atrae especialmente la sonrisa iluminada de la madre, a caballo entre la mujer que aviva la ilusión de sus hijos y la candidez infantil. Parece como si, a través de esta sonrisa, el pintor convocase a la niña que fue y, con ello hiciera emerger, en nuestra mirada, al niño o niña que llevamos dentro, de ahí quizás que me fascine tanto este cuadro.

Esto y que se me ofrece como portal para vivir el “instante” tal y como aconseja Luciano Concheiro en su libro Contra el tiempo: filosofía práctica del instante.

El autor exhorta a combatir la aceleración que caracteriza el tiempo actual saliendo de su dinámica. Dice que importa poco la forma cómo se haga siempre y cuando disloque la aceleración y permita experimentar el instante: Ese momento de pura presencia en el que los minutos dejan de transcurrir, en el que la velocidad es algo imposible.





4 comentarios:

  1. Delicioso este instante de lectura :-) Y me ha recordado lo que decía María Casares que desde el exilio siempre añoró y quiso recuperar “el tiempo que cuenta, el tiempo que dura, el tiempo de las mareas, el tiempo de las lunas”.

    El libro está de los primeros en mi lista de favoritos desde que me lo recomendaste. Le tocará en breve. Un abrazo Manel!

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    1. Genial cuando el comentario no sólo complementa sino que amplía y enriquece la aportación del post.

      Un abrazo, Isabel

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  2. Bello.

    Me remitió a la "paradoja de la flecha" de Zenón...aquello de que en cada instante la flecha ocupa su propio espacio y que si consideramos un periodo de tiempo lo suficientemente pequeño, entenderemos que la flecha no se mueve.. y que en ese preciso instante, en realidad, está en reposo.

    Silvia

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    1. Muy bien relacionado y muy enriquecedor, gracias, Silvia!

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