En su famosa charla TED, Benjamin Zander relata la historia de una superviviente del campo de concentración de Auschwitz cuando, con sólo 15 años, viajaba camino del campo junto a su hermano pequeño de 8 años de edad. Cuenta cómo, durante el trayecto vio que su hermano había perdido los zapatos e iba descalzo, entonces, desbordada por la situación, le riñó diciéndole: "Eres un niño estúpido fíjate, has perdido tus zapatos,… ¿cuándo vas a aprender a cuidar de tus cosas?”
Por desgracia, eso fue de lo último que le dijo ya que no volvió a verle nunca más, en aquel momento ella no podía imaginar que los separarían y que su hermano no sobreviviría a la dureza de la situación. Cuando salió del campo hacia la libertad, la mujer lo hizo con el firme propósito de que “nunca diría nada a nadie que no pudiera quedar como lo último que hubiera querido decir.”
El impacto de esta historia que nos cuenta Zander reside, en gran parte, en poner en evidencia la irracionalidad, de creer en la realidad de que tendremos siempre un tiempo futuro, de la temeridad con la que dejamos para más adelante todo tipo de asuntos, desde proyectos que requieren de años para poder materializarse en un resultado concreto, hasta la posibilidad de reparar el desajuste relacional que genera la necesidad inmediata de no reprimir un gruñido, como el que le dedica la chica de la historia a su hermano pequeño.
Tanto es así que, prácticamente, hemos dejado de vivir en el momento presente para tener la cabeza perennemente ocupada en nuestros objetivos, deseos o preocupaciones, todos ellos situados en un futuro que estamos convencidas y convencidos de que vamos a vivir.
La historia de Zander nos choca por la crudeza con la que nos muestra la realidad, cómo el dejar para más adelante la posibilidad de rehacer el presente, es pura especulación, fruto de la negación inconsciente de la finitud de nuestro tiempo, de sabernos mortales pero, a la vez, considerando que cada día que queda por venir estará tan preñado de posibilidades como el que vivimos hoy. Quizás por esto hay quien piensa que esta historia es triste, sí, pero una excepción por darse en un momento especialmente sórdido de la historia humana, que ahora es distinto, que no estamos continuamente viajando en el vagón de un tren camino de un campo de concentración, que la placidez de nuestra cotidianeidad nos garantiza el tiempo necesario para enmendar nuestros exabruptos emocionales, que nuestro futuro estará siempre ahí, esperándonos al día siguiente, en fin, algo parecido a lo que debía pensar también la chica de la historia, de ahí la lección aprendida que nos traslada y la firmeza del propósito con el que decide abordar, en adelante, su presente continuo.
Pero esta historia desvela otros aspectos muy relevantes y quizás con los que podemos identificarnos mejor, como el lastre vital que conlleva acarrear con una deuda emocional que sabes que has de saldar en un momento u otro, no tener en cuenta este sutil aspecto es una de las causas de autotoxicidad más frecuentes,
A menudo pensamos que lo que caracteriza al estratega es, principalmente, su capacidad para proyectar la mirada a largo plazo, su capacidad de despegarse de lo inmediato para vislumbrarse en el futuro, pero una de las grandes características de la personalidad estratégica es la importancia y consideración que para ella tiene el presente, ya que es el trato que se hace del presente lo que determina la posibilidad de alcanzar cualquier futuro que se pueda desear; en palabras de J.A Marina: inteligencia no es sólo capacidad intelectual, es el uso que se hace de ella.
#Ideaclave: No dejes para mañana lo que puedes decir hoy.
- No dejes que tus emociones tomen el control de tus palabras, ejercítate en reconocer como propia la frustración en la que se originan y desprovee a quien sea de la culpa de generártelas.
- Arrastrar una deuda emocional tiene siempre un coste personal y relacional, repara inmediatamente cualquier exabrupto que sabes que vas a tener que arreglar tarde o temprano.
- Cualquier de nuestras decisiones viene dada en un contexto determinado, juzgar nuestro pasado fuera de este contexto es tremendamente injusto, hay que limitarse simplemente a aprender de ello.
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Imagen de BhanuKhan obtenida en Pixabay