A lo largo de los años que vengo haciendo tripijuegos en este ámbito, me he dado cuenta de que cualquier teoría sobre la motivación quizás sirva para explicar de qué se trata, pero pocas veces sirve para motivar a aquella determinada persona en la que cada un@ piensa cuando se saca el tema.
Y es que hay quien milita en la insatisfacción y el enroque obteniendo de ello vete a saber tú qué placer. Es mucho más fácil quejarse que proponer alternativas. De hecho, si no recuerdo mal, la primera posición corresponde a un estadio evolutivo anterior a la otra. Alerta, no digo que siempre se trate de eso, pero a veces SI que se sólo se trata de eso.
No siempre recae todo en la falta de habilidades directivas. A cada uno le toca lo suyo, a un@s facilitar y abrir canales, pero a otr@s les toca aprovecharlos o proponerlos orientándolos claramente a beneficios para todas las partes implicadas.
No se nos escapa [creo] a nadie que entre tanto colaborador/a y proveedor/a interno también hay mucho palo que busca cómo instalarse en la rueda de la organización, ya sea poniendo una cara de tres al cuarto o emulando póbre y diluidamente a cuaquiera de los protagonistas de la revolución bolchevique.
Ya lo comenté en su día, reivindico el papel higiénico de la Reina de Corazones, aunque soy consciente de que, en ciertos entornos, no es tan fácil llevarlo a cabo (me refiero a la Administración...).
Ahí van una serie de ideas para salir del paso en situaciones de este tipo:
1- Inténtalo: reconoce, escucha, implica, deja claras las expectativas, alinea [si puedes] los distintos intereses, etc, etc, etc...
2- Reflexiona: Determina claramente qué parte del problema te compete a ti y qué parte le toca al otr@.
3- Formúlate objetivos posibles: es decir, dedícate a lo que te corresponde a ti y deja claro lo que no te corresponde.
4- Optimiza los recursos: Sigue abriendo canales, facilita la participación, reconoce, marca objetivos claros [como una filosofía de vida, como un modo de hacer como se "ha de hacer"], oriéntate a l@s que colaboren.
5- En caso de que todo falle siempre está la acupuntura...
...o el coaching ;-))
ResponderEliminarAlguien decía hace unos días "el que puede hacer, hace, y el que no... critica".
ResponderEliminarEn la administración pública -especialmente- se da esa situación paradójica de que el que trabaja bien termina por trabajar cada vez más y el que trabaja mal por trabajar cada vez menos... acabando por no hacer nada.
No hacer nada cada día durante tantas horas debe ser realmente aburrido y el perfecto caldo de cultivo para esas actitudes tóxicas y quejicas, realmente MUY difíciles de modificar una vez han enraizado en la organización.
A veces he pensado en lanzamiento de cuchillos pero lo de la acupuntura nunca se me había ocurrido...
Totalmente de acuerdo con el contenido de tu post, Manel. También coincido (y constato) con la apreciación de Arati en relación a la paradoja que suele darse en la administración pública.
ResponderEliminarEn mi prática diaria, intento aplicar los elementos que incluye el punto 4 y me oriento especialmente a los que colaboran, por pura optimización de recursos: no dedico más tiempo del mínimo necesario en "aquello" que no va a revertir en nada a favor del proyecto o que, en el peor de los casos, va a suponer un escollo contínuo.
Está muy claro que la actitud negativa y crítica en un colaborador/a es muy difícil de erradicar y hasta de paliar. En la mayoría de casos, forma parte de la estructura de personalidad del individuo, de su manera habitual de enfrentarse a la vida. Por lo tanto, poca inversión en estos sujetos y orientación a los que (en menor o mayor medida) ya vienen motivados de casa...
Mònica
Dinamizar nuestras propias acciones es la única salida y si seguimos una lista como esta podemos enfrentar al mayor problema actual de la sociedad "la quejadera".
ResponderEliminarPara seguir un orden yo comenzaría con el punto Nº2, luego el Nº1 y luego el resto.
Saludos
SM
@Yoriento: ahora que lo dices…también se puede intentar aplicar el “funambuling” :-)
ResponderEliminar@Arati: Realmente, no hacer nada debe ser aburrido…realmente no se hace nada? Si aún fuera eso…
Lo del lanzamiento de cuchillos puede llegar a ser peligroso?
@Mònica: puede ser como dices que ese tipo de actitudes emanan de personalidades premórbidas…aunque, a veces, hay tanta disparidad entre cómo se es en un sitio o en otro…yo creo que es por eso por lo que todavía se sigue intentando. ¿Porqué nos enseñarían aquello de que la esperanza es lo último que se pierde cuando si se espera se desespera?
@Senior Manager Ya lo dijo Maquiavelo: “dedícate a lo que te toca” De acuerdo con empezar por el punto 2, aunque no estaría nada mal empezar por el 5 por aquello de que es mejor prevenir…
Cuando una persona no está motivada de manera permanente, ¿es plenamente consciente que, efectivamente, no dispone de recursos motivacionales para emprender algo y quizá por ese motivo suele fracasar?
ResponderEliminar¿La conducta resultante de una desmotivación convertida en hábito y cotidianidad comportamental convierte a la persona en un desmotivado crónico y, por lo tanto, en un incompetente permanente?
Cómo me inquieta la desmotivación...
Esa es una de mis ocupaciones. La motivación a veces parece que está asociada a la innovación. A veces trato que cada dia sea diferente a otro, un poco de juegos y diversión, además
ResponderEliminarAlberto
Difícil de comentar, en un espacio prudencial, esta entrada. Así que he hecho la réplica (cariñosa, eh?)en un post: De motivos y motivación, de directivos y dirección [ http://blog.polimorfic.net/?p=581 ]. Sólo para dejar constancia que la desmotivación no es equiparable a la combustión espontánea y que, a menudo, quien pasa por buscar soluciones es también el germen del problema.
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