Al principio, el término coaching no me disgustaba, todo lo contrario, ya hacía tiempo que, con mis colegas más cercanos, había un tipo de asesoramiento más… próximo al que le llamábamos, así, entre nosotr@s, “cuchi-cuchi” y/o “tap-tap”. Todo dependía de si se trataba tan sólo de tocar directamente el tema capacidades (ahora competencias) o de si, además, se incluía en el lote el reforzar aquellas actitudes puestas aparentemente en peligro por alguna variable súbita, incontrolada y poco oportuna.
Actualmente he desarrollado una cierta animadversión hacia el término. Es fácil de entender: uno no sabe qué pensar cuando alguien dice estar en un proceso de coaching. Hay tal variedad de prácticas, desde aquellas centradas en objetivos claros y concretos hasta las más esotéricas, pasando por una variedad de escuelas pseudopsiconanalíticas, que realmente nadie sabe a ciencia cierta qué significa hacer o practicar “eso”. Por no mencionar la cantidad de gestores de la propiedad empeñados en monopolizar el concepto y determinar por un precio nada módico quien es o no un coach…
Yo sustituyo coaching por asesoramiento personalizado; es un pelín más largo pero ya está traducido. Además, te evitas explicar aquello del entrenador de beisbol…
Propongo los siguientes puntos, a modo de borrador, para concretar qué debe distinguir el asesoramiento personalizado por encima de cualquier otra práctica parecida:
1- Además de buenas preguntas se han de saber dar buenas respuestas.
2- Una buena respuesta no es necesariamente una solución, sino el planteamiento sincero de la necesidad de reflexionar sobre la situación, por ejemplo.
3- Los compromisos de trabajo [deberes] han de afectar a las dos partes.
4- En el caso de aplicarse a directiv@s, el/a asesor/a debe tener experiencia contrastada como directiv@.
5- Hay una evaluación de la actuación basada en resultados tangibles y claramente útiles para la organización.
6- Los aspectos personales interesan en la medida que afectan al desempeño de las responsabilidades profesionales.
7- El/la asesor/a, no tan sólo está cualificado técnicamente sino que posee una cultura preferiblemente extensa, no necesariamente intensa (aunque puestos a pedir…)
8- El planteamiento ha de ser el de un proyecto, con un inicio y un final claro y predeterminado.
9- El lugar preferible de trabajo es la propia organización del cliente. Es ahí donde se ha de crear la privacidad necesaria, no en escenarios diseñados ex profeso
10-La organización ha de seguir y valorar activamente el desarrollo de todo el proceso.
Mucho sentido y sensibilidad en reflexión inicial y en tu decálogo.
ResponderEliminarMe ha gustado que ataques el tópico "asesorar es preguntar", ya está bien con el socratismo estandarizado; que plantees el asesoramiento como un proyecto y que lo relaciones con el desempeño tangible, por cierto, palabra ésta muy mal vista actualmente. Pa tener más caché mejor desarrollo profesional, de la carrera, etc.
Creo que estos temas es imprescindible hablarlos sobre diálogos en sesiones y sobre casos concretos, con luz y taquígrafos, literalmente, porque será la única forma de saber qué dice cada uno que hace, y que hace luego, y para qué sirve lo que hace.
Y si no se pueden aportar experiencias o casos concretos en detalle, al menos se deben simular, modelizar y roleplayingizar para saber qué haría o qué propone hacer cada profesional cuando dice que va a practicar coaching. A cubierto¡ ;-)
Me parece muy buena la percepción de coaching. Lo traduces como asesoramiento personalizado, sin embargo, asesor según el diccionario es "dar consejos en materia de cierta dificultad", es decir, que me busco a alguien para que me diga que debo hacer. Sin embargo coaching según wiki dice: "Procede del término inglés to coach, entrenar. En el entorno empresarial y personal se conoce por coaching al proceso interactivo y transparente mediante el cual el coach o entrenador y la persona o grupo implicados en dicho proceso buscan el camino más eficaz para alcanzar los objetivos fijados usando sus propios recursos y habilidades.". Se pudiera entender entonces, que asesorar va hacia algún conocimiento, mientras que coaching va hacia la transferencia del "know how" o saber hacer las cosas. Es como querer exponenciar tus habilidades bajo la guía de un experto. La traducción según estos dos, iría mas hacia "entrenamiento personalizado". Asesorar va de la mano de la consultoría. Sigue la discusión, seguro va a salir algo bueno...
ResponderEliminarCreo que has definido a la perfección el término "consulting" :-)
ResponderEliminarAhora en serio, si es coaching, no se dan respuestas. En este punto en concreto hay un consenso elevado. El coach escucha sin juzgar y por tanto sin proponer alternativas. Además el coach se centra en la persona como un todo, no sólo en su aspecto profesional.
No hay nada malo es ser un consultor (yo ejerzo frecuentemente como tal), pero no el lo mismo que ser un coach (rol que también ejerzo a veces) ni sirve para lo mismo.
JM
...y te acabas de "pulir" a buena parte de lo que he visto por ahí!
ResponderEliminarJosé Miguel, que no se den respuestas explícitamente no significa que no se guíen a los clientes hacia las soluciones o las alternativas.
ResponderEliminarCuando analizas en detalle las sesiones llamadas de coaching compruebas que se orienta aunque de forma más sutil y encubierta.
Lo dicho, la retórica socrática asesora en la medida en que elige unas preguntas y no otras, y eso es algo también que han utilizado psicologías que dicen "no intervenir" y que sólo ayudan a descubrir. Lo curioso es que facilitan descubrir unas cosas y no otras.
Interesante y retórico debate ;-)
Consulting, counseling, coaching, mentoring, etcetering no suponen para mí ningún problema conceptual José Miguel, agradezco tu puntualización pero, al igual que tu, lo he utilizado y utilizo en mi práctica profesional.
ResponderEliminarMi planteamiento iba en dos líneas:
1- El uso que realmente se le da por parte de quien lo ejerce. Tengo mis dudas fundadas en que certificarse como coach y estar preparad@ para “centrase en la persona como un todo” vayan de la mano…a la vista de lo que hay…lo dejo ahí….
2- El hecho de que estas técnicas determinen, en sí mismas, la relación. Me explico: nada que decir a que la utilización de la mayéutica y a que despertar al pequeño Vicky el Vikingo que tenemos tod@s dentro de nosotros sea valiosísimo en la construcción e interiorización de aspectos difícilmente modelables, de aquí a convertirlo en una forma de relación por sí misma en el desarrollo de capacidades profesionales y en entornos corporativos concretos es otra cosa.
El planteamiento del apunte iba en la línea de que, en la vida real (aquella que se alza ante nuestros ojos, no la de las partículas subatómicas, que también es real, pero no vemos) conviene saber manejarse en la técnica del coctel y elaborar aquellos combinados ( 1/3 de consulting + 1 parte de coaching + unas gotas de counseling) que más se ajusten a las necesidades, gustos y estado del cliente. Tan sólo eso.
Coincido con Alfonso en que la pregunta socrática, por sí misma, no es nada inocente y busca estimular unas determinadas respuestas y que, además, puede constituirse en una respuesta a otra pregunta. Lo que apuntaba: hay que saber responder, generar respuestas y estimular interrogantes. No se trata de jugar al ping-pong desde la óptica de una soberbia cuasi freudiana que maquilla, muchas veces, un niputaideadequehacernidequedecir o un hazesocomosilohubieraspensadotusol@.
@ FM, Respecto al término, tienes razón en que hay que darle más vueltas a partir de los matices terminológicos que apuntas, ya has visto que Yoriento propone “desarrollo”, no está mal. He de decidirme para un artículo que me han encargado sobre el tema para el mes que viene.
@ M. Jesús, crees que debo preocuparme y mirar las bajos del coche por la mañana? ;-)
No, no te preocupes, seguramente asentirán con la cabeza y se considerarán uno de los tuyos ;-)
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