miércoles, 30 de enero de 2013

La irresponsabilidad estructurada

Recuerda Martha C. Nussbaum cómo, hace ya tiempo, Milgram demostró que “las personas toman decisiones irresponsables cuando se les permite pensar que no son responsables de sus decisiones porque una figura con autoridad asume esa responsabilidad” y, aunque ella sitúe este fenómeno en ámbitos aparentemente tan dispares como el de la “educación para la democracia”, no puedo evitar pensar en nuestras organizaciones y en cómo todo el pensamiento heredado insiste en estructurarlas justamente de este modo, en una cadena ascendente de autoridades que asumen, respectivamente, las responsabilidades de los estratos inferiores.

La afirmación tiene su miga ya que se muestra impúdica, revelándonos una y otra vez algo que corremos inmediatamente a velar, aunque forme parte de aquellas instrucciones que llevamos marcadas a fuego en el código genético, y es que sabemos de sobra que responsabilizar significa, en pocas palabras, salir de en medio, no interferir, arriesgar y dejar al otro hacer, a su libre albedrío.

Cabe preguntarse, como ya apunté en otro post, hasta qué punto preocupaciones atávicas y tan actuales como la falta de iniciativa, de implicación en los proyectos o, incluso, el mítico problema de la motivación que ha generado y sigue generando tanta atención y provecho por parte de aquellos que viven del management, no tienen realmente sus raíces en los modelos de estratificación organizativa que muestra el más común y aparentemente inocente de nuestros organigramas. Es mucho más que probable que, durante muchísimo tiempo, hayamos dado [y sigamos dando] palos de ciego buscando soluciones a problemas que se hallan en la misma naturaleza del andamiaje que hemos construido para resolverlos.

Continua diciendo M. Nussbaum, en alguna otra parte de su libro, que “tanto a través de las normas sociales como de las familiares, se da el mensaje de que la perfección, la invulnerabilidad y el control son aspectos fundamentales para el éxito del adulto”, que “incluso cuando una cultura no contemple este tipo de normas insanas, la familia puede transmitir mensajes erróneos como que la única manera de triunfar es ser perfecto y controlarlo todo”. Y es difícil evitar el pensar hasta qué punto incide esta concepción del éxito en dar forma al ideal de “jefe” que planea sobre el pensamiento organizativo al uso.

Aunque recientemente se hable o se escriba mucho sobre empresas sin jefes, y se exhiban como modelos a seguir los espectaculares resultados y el alto nivel de competitividad a los que han llegando empresas como Morning Star o Gore al apostar, sencillamente, por la adultez y la capacidad de autogestión de sus trabajadores, el tema no es, para nada, sencillo y se hace difícil, muy difícil, verlo factible y correteando en entornos profesionales como los nuestros y, mucho menos, en grandes organizaciones, ya sean éstas públicas o privadas.

El hecho de que conceptos como el de empowerment caducara hace ya tiempo sin llegar a ser, salvo en casos excepcionales, algo más que una delegación de responsabilidades sin traspasar la autoridad suficiente sobre el tema, han demostrado de sobra que, aunque se aluda a valores como el de la coordinación y la facilitación, el verdadero valor que se le exige a cualquier cadena de mando, es el de gestionar la desconfianza que, de manera general, se extiende como una pesada capa sobre las personas. Sustituir esa utilidad por la contraria va mucho más allá de un ejercicio de voluntades o de rediseño organizativo y exige afrontar los miedos que anidan y realmente gobiernan desde el núcleo del poder.

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La foto la he obtenido aquí.


15 comentarios:

  1. Vivimos en el entorno que vivimos, en nuestra circunstancia social y como todos los entornos, como vivos que son, deben moverse, evolucionar, a veces no en la dirección correcta.En determinados momentos se impide que se muevan. Corremos el riesgo de ir hacia atrás, pero la tendencia parece clara. Es una entrada para pensar sobre ella. El experimento de Milgram de siempre me ha parecido de lo más inquietante que he leído sobre el comportamiento de las personas. Entroncado por la época con el tremendo libro "Eichmann en Jerusalén o la banalización del mal" de Hannah Arendt.

    Saludos

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    1. Por lo que parece, de una manera cíclica, esta evolución conlleva una “involución” que nos devuelve a momentos anteriores pero “sabiendo más”. Quizás esta sea la principal distinción entre progresar y evolucionar. Como si progresar supusiera hacer pequeñas avanzadillas para aprender y así, luego retroceder parta evolucionar de verdad. Debe ser quizás por eso que la evolución y el progreso no llevan la misma velocidad y evolucionamos poco a poco, no sé…

      Conozco esta obra de Hannah Arendt y la postura de Eichmann respecto a sus actuaciones, todo un tema este. Hace no mucho llevaron al cine la novela de Bernhard Schlink, El lector. No sé si la has visto pero en ella se da también una situación muy parecida… y muy tensa.

      Un saludo!

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  2. Hola Manel.
    Es difícil ir al núcleo duro del “alto poder” porque cuanto más amenazados se sienten mas se autoprotegen. Pero tal vez a pequeña escala, en las organizaciones más pequeñas y en el día a día personal, es dónde podemos ir revisando el propio código genético para hacer esa sustitución de habilidades que comentas. No es un proceso rápido y tiene muchos retrocesos, pero lo bueno también es contagioso.

    El problema de los andamios es que se nos olvida que deben ser algo provisional, mera referencia con fecha de caducidad. Un abrazo.

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    1. Llevas razón con lo que apuntas, pocas causas hay que conlleven realmente grandes cambios que no sean revoluciones o cataclismos atmosféricos; la más probable es que, de haber alguna transformación de estos aspectos será primero llevada a cabo por pequeñas empresas hasta convertir el modelo en una normalidad que se filtre por las cañerías de las grandes organizaciones. También está aquello que siempre comentamos y es que cada cosa tiene su tiempo, el que necesitan para acabar y el que se requiere para que nazca algo distinto y, en esto, presumiblemente tendrá incidencia el relevo generacional y su nueva manera de hacer, seguro.

      A título de apunte curioso, sólo subrayar que últimamente se está hablando muchísimo del “miedo” tanto como resultado [por ejemplo Sennet o Bauman a propósito de la incertidumbre] como bloqueante tóxico del impulso natural [neurobiológico] de colaboración. Me parece curioso e importante ese desplazamiento del síntoma a la fuente que lo origina.

      Me gusta esta referencia a los “andamios” como estructuras provisionales. Me ha hecho pensar que lo que debieran ser andamios se acaban convirtiendo en “exoesqueletos”. No me digas que la metáfora no es potente a nivel organizativo :-)

      Un abrazo.

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  3. Me cansé de decir que a los niños no hay que enseñarles a "obedecer", hay que enseñarles a cuestionar, a valorar, a decidir ... si queremos niños "buenos" ¿cómo vamos a tener adultos valientes, emprendedores con iniciativa? ... eso es imposible, no funciona así.

    Una de las profesoras de mi hija nos decía (como si fuese un problema) que cuestionaba todo. Si con 17 años no cuestionan a la "autoridad", entonces que la "autoridad" se dedique a otra cosa ... el poder se ejerce, la autoridad te la dan los otros ...

    Siempre me ha gustado tener gente rebelde a mi lado, que no me de la razón, que cuestione las decisiones ... esa gente que no te pasa una, desde el respeto y desde el cariño, pero que diga lo que piensa caiga quien caiga ... no es cómodo trabajar con ellos, pero ¡molan!

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    1. A veces parece que cada generación desarrolla una avaricia ciega que mueve a reprimir, engañar o esclavizar a las generaciones más jóvenes para que no les “roben el mundo”. Ese miedo a que se modifique el orden [considerado ya “natural”] de las cosas, en el que se ocupa la punta de la pirámide, por otro orden que coloque a la otra generación en este lugar. A veces parece que hay también una búsqueda de la eterna juventud impidiendo que las generaciones posteriores crezcan y desplacen a las posteriores en la posesión de la opinión. Sea como sea, es demasiado común y cíclico eso que explicas para que no sea considerado como un síntoma de decrepitud generacional. Evidentemente me refiero a colectivos ya que los individuos suelen responder, individualmente, con percepciones y aceptaciones distintas…bueno, depende de quién…

      Muy cierto eso que dices, la desobediencia es el motor del cambio y el futuro es de los jóvenes .

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  4. Hoy leer tu post ha sido un placer, no solo (aunque también) porque como sabes compartimos la admiración por Martha Nussbaum, sino porque cada día es más difícil toparse con alguien que no alimenta su conocimiento en los libros de marketing (o al menos no únicamente), sino en los de filosofía.
    Estoy convencida de que cuando lo has escrito no estabas pensando en la relación médico-paciente y sin embargo mi mente ha ido enseguida a ese territorio y he pensado en el paternalismo, en la no asunción de responsabilidad sobre la propia vida, en la necesidad de establecer un diálogo entre adultos... en fin... uno de los poderes de la filosofía es que provoca que cada uno lleve la reflexión a su terreno y eso, se llegue a la conclusión que se llegue, siempre es positivo.
    ¡Gracias Manel!

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    1. Gracias a ti, Francesca, no sabes lo que me alegra tenerte por aquí. Respecto a las lecturas, no soy muy amigo de los libros que tratan sobre management [tengo cierta aversión hacia los de márqueting] por varias razones entre la que destaco como principal la del aburrimiento. Prefiero y considero mejor para mi concepción de la consultoría otro tipo de información, leer sobre filosofía de este tipo, por ejemplo; ensayo antropológico o sociológico, neurociencia, etc. Me permite alimentar el marco teórico del que destilar el método a la par que reflexionar sobre la vida y el mundo, que es uno de los placeres a los que creo que nos debemos y de los que disfruto más. Creo que ese aspecto es el que realmente compartimos ;). En temas concretos creo que ya voy informado gracias a blogs que sigo y a algún que otro artículo de revistas especializadas, suele ser información mucho más fresca que la de los libros y con ella tengo más que suficiente.

      Llevas razón con la generalización de la reflexión al campo de la medicina [he visto que el comentarista de después, Goio, también desarrolla el tema] y a esa cultura que, a la mínima, jerarquiza cualquier relación estableciendo estas relaciones de poder tan idiotizantes.

      Lo dicho Francesca, una alegría verte aquí, seguimos!

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  5. Me hace gracia que ante el hecho de las relaciones entre un jefe y un empleado, entre un mando y aquel que debe reportarle, los comentarios den ejemplos como los del profesor-alumno, o los del médico-paciente. Creo que es interesante reflexionar sobre el otorgamiento de autoridad en esos ámbitos para comprender también nuestras actitudes en ellos, y, ya de paso, en el trabajo, viendo así la capacidad de desarrollo interior que también tenemos. Las dichosas políticas de medicina preventiva, que intentan cambiar el hecho de que el enfermo vea su enfermedad como algo que la combinación mágica (y con autoridad) de médico+medicamente debe solucionar, sino como algo que el mismo enfermo debe conocer para entender, y debe conocer para prevenir (y de paso ahorrar costes, no lo olvidemos), podría ser un bonito puente de ese empowerment idealizado. Y sí, también para esos alumnos que participan en el diseño de su propia educación, en los métodos novedosos que leemos de continuo que intentan implantarse ante el fracaso del modelo tradicional y sus sucesivas reformas legales orientadas sociopolíticamente.

    además de los entornos pequeños que menciona Isabel, un buen huerto donde hablar de estas cosas no serían determinadas cooperativas?? Nussbaum debe conocer el modelo, ¿no? Lo ha trabajado en lo que conozcas?

    excelente post para un problema endémico del país, el de un liderazgo que a veces se me antoja imposible que nadie quiera asumir: cuando no se han ganado la autoridad nos deprimimos ante los líderes inútiles, cuando se la han ganado deben pegarse contra los desmanes cainitas de nuestro carácter.

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    1. Goio, te recomiendo encarecidamente este libro: El valor del esfuerzo Se trata de una conferencia de Gregorio Luri a los alumnos de una escuela. Una verdadera joya por como desarrolla un discurso sencillo y lineal sobre tres o cuatro conceptos [merito, demerito, meritocrácia, valor y democracia], que siempre hemos utililizado pero, al menos yo, pocas veces afianzado los unos en los otros. El lenguaje sencillo y llano con el que se dirige a este público no desmerece la profundidad de estos conceptos, al contrario, los amplifica. Tiene tan sólo 37 páginas [lo que dura un trayecto medio en metro, ¿no? ;)].

      Como la Nussbaum creo que la clave para cambios de este tipo está en la reformulación de la educación, en revitalizar ámbitos culturales transversales [sobre todo artísticos] y en los nuevos roles que se desarrollen en el aprendizaje, vaya en liberar al relevo de los corsés que ciñen y ahogan a los que ahora ocupan los diferentes puestos en nuestras estructuras. También coincido contigo y con Isabel en que los grandes cambios se generan en minorías que tiñen poco a poco el sistema de un color distinto; el trabajo de ciertas cooperativas, en este aspecto, puede que sea ya un ejemplo, creo que por ahí tenéis alguna experiencia.

      Muchas gracias por tu comentario, Goio. Un abrazo fuerte!

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  6. Siempre he asociado el aprendizaje con una espiral. Más aún desde que puedo observarlo de cerca, en mi bosque, en los pasos que van dando sus duendes.

    Hacerse mayor, crecer, avanzar, ... supone dejar atrás cosas que consideramos valiosas, queridas, incluso necesarias. De modo que recorremos esa espiral hacia delante y, en algún momento, damos unos pasos atrás hacia ellas. Quizá lo único que necesitemos sea comprobar que siguen ahí, que podríamos volver a tenerlas o a sentirlas si quisiéramos ... El caso es que ese pequeño retroceso supone, en la mayoría de las ocasiones, un impulso para seguir caminando por la espiral. Y evolucionar.
    Como el niño que hace tiempo que come solo y reclama, de pronto, un día, ayuda, diciendo que ya no sabe. Echar de menos la atención que ve que se le presta al hermano pequeño le lleva a recorrer hacia atrás lo andado en su busca.

    Cada año planteo en clase un trabajo en el que invito a los chavales a soñar una exposición con absoluta libertad. Los medios a emplear, el lugar, el papel del público, la forma, el desarrollo, ... Y el tema. Y cada año me encuentro con un buen grupo para el que la mayor dificultad está, precisamente, en esa elección. Muchos de ellos incluso me piden que les de yo el tema del que hablar. No quieren asumir esa responsabilidad y les cuesta ver la riqueza de la mera posibilidad de elegir, de tomar decisiones, de dar forma a lo que hacemos a través de nuestro propio molde.

    La responsabilidad se pierde entre las lineas del organigrama. A todos los niveles.
    La autoridad que debería acompañarla no le tiende la mano y, además, en muchas ocasiones, los que debemos "quitarnos de en medio" lanzamos dobles mensajes que no hacen sentir, realmente, esa libertad necesaria a la hora de asumir retos responsables. Como cuando le das dinero a un hijo para que se compre ropa para decirle, después: "Y con esas pintas vas a salir a la calle?"

    Vuelvo a clase. A seguir dejándome sorprender!!

    Oso muxu handia!!

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    1. Veo esta imagen que ofreces del desarrollo, Marta, creo que coincide bastante con lo que le comentaba a @Jaal [en el primer comentario y que puede que desarrolle en un post. Me gusta especialmente cómo percibes el movimiento de tus “duendes”, no es fácil…

      Muy interesante lo que comentas sobre el rehuir la responsabilidad de tus chavales. Una sensación parecida la he tenido yo al incitar a la participación en algunos proyectos, parece como si se le delegase a uno tan sólo la toma de decisiones ya que, una vez tomadas, pueden haber discrepancias o ni tan sólo eso y, simplemente no ser aceptadas, así sin más. A veces parece ser un síntoma más de ese acomodamiento en el presente ya que tomar decisiones, valorar las alternativas, sopesar fortalezas y debilidades, es algo que cuesta y que se ha de hacer en un “ahora”, para un “después” que no ha llegado todavía, no se…

      Coincido con lo que dices al final, se lanzan continuamente dobles mensajes, la verdad de lo que se desea no se suele hallar en las palabras, hay que mirar detrás de ellas…

      Gracias por este comentario tan rico, un beso, Marta.

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  7. Llegué a tu blog por casualidad. Muy interesante. Muchas gracias por compartir tu conocimiento.
    ¿No tienes cuenta de Twitter? :)

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    1. Muchas gracias Eva. La cuenta de twitter es @cumclavis. Un saludo!

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