domingo, 3 de marzo de 2013

Intuición

La teoría de que no somos tan responsables de nuestros actos como creemos, está calando fuerte en la comunidad neurocientífica y ganando terreno en un mundo que se basa y ensalza el determinismo de la razón y el libre albedrío de las personas a la hora de decidir sus actuaciones.

Es de suponer que si prospera este desplazamiento de la razón y de la consciencia del centro del universo de lo humano va a generar un revuelo similar al de las ideas planteadas por Copérnico al desplazar la Tierra del eje del universo conocido. No ya sólo por abrir un debate ético y legal sobre la responsabilidad que pueda tener cada persona sobre sus actos sino también por cuestionar aquellos marcos teóricos que se basan en una supremacía de la consciencia y de la razón y han relegado al inconsciente y a la intuición al submundo de lo inestable y subjetivo.

Pero, por lo que parece, el resultado de las investigaciones apuntan a que nuestra actividad mental no se limita a la reducida visión del mundo que aporta nuestra consciencia [aquello que creemos que vemos, que sabemos, que somos] sino que se rige por mecanismos mucho más complejos [y completos] que tienen en cuenta un sinfín de estímulos que ignoramos, que se producen entre bastidores y que son el origen de algo a lo que le damos escaso o ningún valor a pesar de que podría determinar y ser el verdadero responsable de la mayoría de nuestras decisiones reales.

Lo que somos o qué debemos hacer nos lo explicamos y, técnicamente, “lo sabemos” inmediatamente después de haberlo decidido, ésta sería la función que realmente lleva a cabo nuestra consciencia y la razón por la cual ha usurpado, durante siglos, la supremacía de nuestro “yo”, la de ser el relator de nuestras decisiones. Aquello de que el consciente reprime a un inconsciente que hace lo posible por emerger de entre los resquicios que pueda encontrar cede el paso, a través de estos descubrimientos, a un inconsciente que tira millas mientras el consciente se deshace en hipótesis y argumentos para poder explicarlo y dotar de sentido a las decisiones que se llevan a cabo y construir, de este modo, el relato de la vida que creemos estar viviendo.

A raíz de seguir estas investigaciones, me atrevo a conjeturar que parte de esta actividad inconsciente es la que genera este “supuesto saber” que escapa a nuestro entendimiento racional y al que solemos denominar comúnmente como intuición. La intuición dejaría de ser una cualidad adivinatoria que emana de un soplo divino o de una combinación cromosómica determinada [intuición femenina] para pasar a ser el resultado de un sinfín de percepciones no registradas conscientemente pero que no por ello dejan de existir y de influir e interrelacionarse con el conjunto de información que poseemos, decantándonos hacia una interpretación de la realidad o hacia otra. Esta información sería mucho más valiosa de lo que admitimos ya que, por lo que parece, determina en gran parte lo que hacemos.

Desde mi punto de vista, estas investigaciones arrojan una nueva luz sobre ciertos procesos de toma de decisiones en el contexto de mi trabajo con equipos y con organizaciones. Se me ocurre que de la misma manera que, a nivel de la persona, se ha ensalzado la responsabilidad del razonamiento en los actos que lleva a cabo, en el caso de las organizaciones quizás ha habido una sobrevaloración y dominio de la información objetiva para argumentar las decisiones que se toman en un futuro más o menos inmediato. Con esto no quiero decir que una cuenta de resultados determinada no sea estímulo suficiente para impulsar una política u otra sino que las decisiones ya se han generado mucho antes, seguramente a partir de la influencia de diferentes factores que, entre otras cosas, han contribuido a la información que arroja esa cuenta. Eso explicaría la disociación que en cierto modo caracteriza los análisis DAFO de la formulación de objetivos, los cuales parecen ser más explicados posteriormente mediante las variables que realmente determinados por éstas.

El inconveniente de esta sobrevaloración no estaría tanto en la información ni en el relato que se construye a partir de ella sino en la falta de gestión del conocimiento intuitivo que se halla en el subsuelo de esa toma de decisiones, un conocimiento que adquiere un tono subversivo y que no es aprovechado, por ser considerado poco científico, irracional o subjetivo.

A la luz de estas nuevas teorías que se están abriendo paso, quizás sea un buen momento para revisar las metodologías al uso, investigar e incorporar, a los procesos de toma de decisiones, escenarios y dinámicas que permitan desvelar y compartir este conocimiento intuitivo y que, además, generen la confianza suficiente como para que sean referentes “conscientes” de las decisiones que se toman. Se trata tan sólo de una idea…

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En la ilustración: Psyque abriendo la caja dorada [John William Waterhouse, 1903]



16 comentarios:

  1. ¡Uf! es un tema profundo ... muy profundo.

    " ... conocimiento intuitivo y que, además, generen la confianza suficiente como para que sean referentes "conscientes" ... "

    Sabemos que hay cosas que "están ahí" pero no las vemos, sabemos que sabemos pero ... no podemos explicar como lo sabemos ...

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    1. Ahí debe estar el punto del que partir. Creo que la complejidad del tema no reside tanto en métodos o técnicas como en lo que supone de destronar al sistema racional que creemos que hemos seguido, ya que es difícil hacerse a la idea y aceptar que la razón no es, en realidad, la que ha mandado siempre ahí y aceptar las sensaciones e intuiciones como material “serio”, al menos a mí me cuesta. Vuelve a tratarse de un tema político, para variar…

      Un abrazo, Juana

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  2. Vaja, totalment d'acord amb Juana... tema molt complicat. Suposo que al final és una qüestió d'equilibri entre la raó i el coneixement i la intuïció...

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    1. M’imagino que aquest equilibri al que fas referència serà l’impasse necessari per passar d’un model comprensiu a un altre fonamentat en el que anem sabent de nosaltres mateixos. El que és curiós és com confiant com confiem amb el mètode científic, a l’hora de la veritat ens costa o ens neguem a admetre algunes revelacions que apunten a hipòtesis diferents del que volem creure. En realitat, creiem el que volem creure i ho emboliquem de raons y arguments. Aquestes noves teories sembla que ho encerten de ple quan postulen que la “raó” escriu una historia sobre la nostra realitat on qualsevol semblança amb el que es real de debò és pura coincidència.

      Respecte a les metodologies per treballar-ho no em sembla tan difícil dissenyar-ne alguna, crec que la dificultat rau en superar les resistències “racionals” de les direccions de les organitzacions i les de les mateixes persones, el que li deia a Juana...

      Una abraçada, Xevi!

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  3. En muchas ocasiones me han tachado de irreflexiva. Y me consta que bastantes personas a mi alrededor me sitúan lejos del análisis y de la razón. Y tienen razón, si me paro a analizarlo ... Porque sé que, a veces, el impulso me ha llevado antes a la acción que a la reflexión. Pero sé, también, que saberlo es el primer paso para seguir conociéndome. Y seguir aprendiendo.

    Siempre he sido muy consciente de mi inconsciente. Y del de los demás, por extensión.

    Somos agua. Y, por debajo del mar racional, transcurren arroyos y torrentes de aguas subterráneas que se filtran entre las células conectándolo todo: cada emoción, cada sensación, recuerdo, vivencia, ilusión, sueño, temor, ... Esta es mi imagen de la intuición.
    Y no me imagino a nadie capaz de ignorar la fuerza de ese agua. Al menos, no de forma consciente.

    Y la reconozco imprecisa, si, pero escucho esa voz con la certeza de que procede del lugar en el que más cerca estoy de ser yo misma, al margen de los filtros racionales que emplee después, en cada caso.

    La mente, como el paracaídas, no sirve si no se abre.

    Quizá sea el momento de abrir esa caja, Manel.
    Y, quizá, sea suficiente con generar la suficiente curiosidad como para querer mirar dentro.

    Las decisiones en las organizaciones, como en cada uno de nosotros, no se basan en criterios exclusivamente racionales. De modo que reflexionar y analizar decisiones pasadas nos puede ayudar a identificar esos otros criterios que formaron parte del proceso, sin nosotros (querer) saberlo.

    Por cierto, esos arroyos y torrentes ... son de agua salada ;)

    Muxu!!

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    1. Hay una frase del libro de Eagleman en la que no pude evitar recordar algún comentario tuyo [y creo que también de Pau], dice así:

      [¿Cómo se puede acceder al conocimiento inconsciente? A veces el truco consiste simplemente en sondear “qué nos dicen las tripas”. Así, la próxima vez que un amigo lamente ser incapaz de elegir entre dos opciones, dígale que lo haga a cara y cruz. Su amigo debe especificar qué opción elegir si sale cara y cual si sale cruz. Si al lanzar la moneda, ante el resultado ve que su amigo siente alivio, es que esta es la elección correcta. Si ve que no siente alivio y que se queda incómodo con el resultado, aconséjele que elija la opción contraria. ;-)]

      Ser consciente del inconsciente para mí que es uno de los máximos grados de la consciencia de sí mismo.

      La importancia de la intuición en las organizaciones muchas veces viene camuflada con la pátina de conocimiento objetivo que se le supone a una opinión cuando proviene de alguien con experiencia por el mero hecho de tenerla. A veces se trata tan sólo de reconocer aquello en lo que realmente confiamos. Paradójicamente ahí hay una dificultad.

      Ya me imaginaba que esos arroyos y torrentes eran de agua salada, como los que nutren las salinas de Añana ;-)

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  4. ¡¡AMEN!! Ahora el reto es como acercarnos a ese saber tan difícil de apresar/expresar. Ya has visto que cuando uno juega a este tipo de procesos corre el peligro de ser considerado un "aventado" (algo he leido sobre el tema). Creo que el trabajo de Peter Senge y Otto Scharmer son un buen lugar de referencia. Este es el terreno en el que me quiero desarrollar. Aun no se, solo tengo algunas intuiciones.
    Gracias Manel. Una vez más puente.

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    1. Por lo que se ve, dejarte llevar por tus intuiciones sólo te está reportando cosas buenas. Curioso ese fenómeno de negar lo que se va evidenciando y defender la racionalidad a golpes de actos de fe, lo cierto es que estos estudios todos ellos de científicos de renombre [Gazzaniga, Damasio, Eagleman…] vienen a apoyar la hipótesis de que la mayoría de los actos que creemos racionales son, nos guste o no, en realidad, intuitivos y orientados a partir de presentimientos…fuerte!.... Tienes razón con el peligro de manejarse en estos conceptos y más aún con esta terminología, creo el método ha de consistir en una inoculación progresiva, combinando metodologías e introduciendo mucha pedagogía en el diseño, toda una oportunidad para un buen enfoque artesano de los de verdad, que es lo que en realidad se necesita.

      Muy interesantes los autores que propones, ya comentaremos. Gracias a ti Asier, un abrazo company!

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  5. Es que nuestra cultura (la occidental) viene convencida desde Platón y reforzada por Descartes de que la razón nos basta para comprender el mundo, incluyendo el complejo mundo del ser humano. Esta idea está enraizada en nuestra cultura hasta el punto de llegar a formular que es la razón lo que nos constituye y distingue precisamente como a seres humanos. Cogito ergo sum.

    Y los profundos convencimientos culturales son muy difíciles de conmover: las ideas son muy poderosas, nos gusta aferrarnos a las ideas que nos complacen y podemos hacerlo aún en contra de cualquier evidencia.

    Lo que la neurociencia está aportando suma a las reflexiones que sobre el tema se hicieron ya hace mucho cuando Freud, entre otros, abrió una grieta en la claridad Descartiana y nos puso ante la coyuntura de que antes de la razón existe la pulsión, que no somos tan razonables como nos gusta imaginarnos y que, a menudo, más que razones lo que frecuentamos son racionalizaciones que justifiquen nuestras pulsiones.

    Pero es una idea que nos cuesta mucho de asimilar. Muchísimo.

    Gran y valiente post, Manel, felicidades.

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    1. Tal cual Judith. Comparto “fil per randa” todo lo que comentas. Nos cuesta mucho de asimilar aunque ya hay pequeños cambios respecto a hace unos años, por ejemplo, actualmente se admiten más fácilmente las emociones y sentimientos en el diseño de nuestras cogniciones, cosa que hasta hace relativamente poco sólo se atribuía a seres humanos considerados débiles o inferiores. Hasta no hace mucho sólo se consideraban al ensayo como una lectura seria, relegándose la narrativa al submundo de la frivolidad. La aportación del psicoanálisis es crucial y aún así, sigue siendo vapuleado y es que en el fondo, se pasa y se ignora absolutamente de todo aquello que no corrobore la idea de que somos quienes queremos ser y queremos ser “los reyes indiscutibles de la creación”. Lo que decía en otro comentario, un tema político como aquellos a los que tristemente estamos acostumbrad@s.

      Muchas gracias por venir aquí Judith, una abraçada ben forta!

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    2. Aunque a veces paso sin decir nada o te leo en el reader... te leo siempre, Manel. Cuido mis placeres y leerte, y que me "pongas a pensar" es uno de ellos.

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    3. Vaya que si los cuidas, para muestra este botón :-) Gràcies Judith!

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  6. Ahí donde la intuición quiera salir, libre... aparece automáticamente la parte consciente tratando de equilibrarla y darle un sentido más lógico y razonado, quizá como mecanismo de defensa a algo que aún no conocemos y no sabemos que es, quizá por miedo a lo nuevo, a lo que no hemos aprendido... Pero, si dejo a mi intuición, ¿están mis vísceras (cerebro, corazón, sistema nervioso...)preparadas para dejarla actuar a su libre albedrío?? ¿qué hago con eso que siento .. pero que no quiero sentir del todo porque no sé qué es y que para ello utilizo, como mecanismo, la razón? ¿para no sentirlo?...

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    1. Por lo que se desprende de estas investigaciones, esta razón que inhibe por aquello de darle un sentido lógico y razonado [se intuye el miedo en el fondo] viene a ser, utilizando una analogía organizativa, como aquellos mandos que prohíben cualquier iniciativa por parte de aquellos empleados que tienen un contacto directo con el cliente [y por lo tanto, un conocimiento muchísimo más grande de cuáles son sus necesidades y sus expectativas] hasta conocer dicha iniciativa y dar su consentimiento. Tal y como le comentaba a Asier, por lo que parece, los patrones mediante los que realmente respondemos son inabarcables para nuestra mente consciente pero no por ello son aleatorios sino que se sospecha que se han ido construyendo a partir de experiencia y de una percepción intensa de lo que nos rodea que también escapa a nuestra vida “consciente”, mucho más entretenida en hilar un relato que tenga un sentido personal y social pero que no tiene porqué corresponderse con la realidad de lo que realmente está sucediendo. Eagleman de hecho dice que la vida que creemos que vivimos realmente es un sueño.

      A mí también me cuesta de entender, no te vayas a creer… pero le encuentro una aplicación interesante a la hora de trabajar los procesos de toma de decisiones en los equipos de trabajo. Igual que conocemos la influencia y controlamos la luz, la comodidad de las sillas, la distancia entre las personas, etc., también podemos diseñar metodologías para incluir la variable “intuición” y hacerla jugar “legalmente”, que en la analogía que he utilizado antes viene a ser como arriesgarse, fomentar la iniciativa de los empleados y desarrollar un sistema de información para seguir y controlar los resultados.

      Gracias por venir Josune, vuelve! ;-)

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  7. Hola! Cuando era niño solía saber cosas que habían ocurrido en la familia sin que nadie me dijera. A los 14 salí del campo a la ciudad a estudiar, y ahora siento que ese don está dormido pero me gusta mucho esto de la intuición. ¿Hay algún libro que me recomiende? También su opinión será bienvenida.

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    1. Interesante esto que explicas de tu niñez y curioso cómo relacionas a la ciudad con la atenuación de determinadas sensibilidades, Henry.
      Respecto a recomendar algun libro, recomendaría aquellos a los que remiten los dos primeros enlaces de este post. Sus autores arrojan los mejores pronósticos sobre la solidez de las ideas que se exponen.

      Eres bienvenido a este espacio, Henry. Un saludo!

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