Invitado por la Federación Canaria de Municipios [FECAM], he tenido la oportunidad de trabajar durante unos días con responsables de RR.HH de diferentes ayuntamientos de las islas, así como de disfrutar de la calidez de su conversación y compañía, algo que para mí es especialmente entrañable.
El escenario ha sido el del Curso en dirección y especialización jurídica en materia de Recursos Humanos, una iniciativa más de la actividad que, a través de la FECAM, está desarrollando un equipo de responsables de RR.HH con la finalidad de fomentar el debate entre profesionales, explicitar el conocimiento tácito que ya posee este colectivo y ponerlo al servicio del desarrollo y de las necesidades expresadas por las diferentes administraciones locales de las Islas.
Mi colaboración ha consistido en impartir uno de los módulos de este curso, concretamente el de “planificación”, una magnífica ocasión en la que se me ha brindado [y he aprovechado] la oportunidad de situar esta herramienta en el sitio que le corresponde, que, tal y como comentaba en otro artículo, no es otro que en el seno y complejidad de un proceso de cambio organizativo.
Sensible a la sobreformación que ya existe en materia de planificación y convencido de la necesidad de desenmascarar aquellos factores que son realmente los responsables de la utilidad que tienen y del lugar que ocupan actualmente muchas herramientas de gestión, estructuré mi intervención en tres partes:
> Una primera donde se desvelaron aquellas dificultades normalmente embozadas en una capa de cotidianeidad que las hace pasar desapercibidas y que, desde esta invisibilidad, determinan de manera concluyente la utilidad de las metodologías de gestión y, en consecuencia, la esperanza depositada en los procesos de gestión del cambio.
> A continuación se analizó la incidencia de la complejidad de lo humano y el papel determinante que en los procesos de gestión del cambio ocupan el generar una ilusión y decisiones, como el tipo de liderazgo que se desea impulsar o el posicionamiento de la dirección ante la participación de aquellas personas que de manera más o menos directa se ve afectada por el cambio.
> Por último, fui especialmente crítico respecto a la utilidad para la organización de ciertas ortodoxias metodológicas, insistiendo en la importancia de apostar por la función, aunque fuera en detrimento de la forma, y en la necesidad de adaptar metodologías, técnicas y vocabulario a la idiosincrasia de la organización. Para reforzar esta idea pude referirme, mostrar y transferir la metodología y los resultados obtenidos en diferentes proyectos de planificación en los que he colaborado, donde las organizaciones apostaron por la ductilidad y se orientaron a la utilidad del proceso.
Visto con la perspectiva de los años, este macerarse previamente en las variables que intervienen en un proceso de cambio me parece mucho más efectivo que centrarse en explotar directamente la metodología de la planificación [misión, visión, dafo, objetivos, etc…], ya que aporta naturalidad al directivo y un enfoque global con el que poder afrontar, en cada caso, su propio proceso.
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“Sentar las madres” es una expresión canaria que hace referencia a la calidez, satisfacción y bondad de una buena digestión. En este sentido hay platos y alimentos [como puede serlo un buen “caldo”] que “sientan las madres”.
Esta entrada y sus vínculos son un caldo estupendo, que ayudan a "sentar las madres" de aquellos que nos pegamos atracones con estos temas...
ResponderEliminarEskerrik asko, Manel!
Gracias a tí Paulino :) me consta que devoras bibliografía sobre estos temas y también de algúnque otro atracón con los fabulosos frutos de vuetros bosques...;))
EliminarConozco un sitio en Las Coloradas donde sirven un caldo de cilantro que “sienta las madres” de verdad… ;)
Un abrazo!
Ante todo, dejar constancia de la envidia que siento de ese equipo que ha tenido ocasión de compartir contigo este conocimiento tan macerado que vamos disfrutando a través de tus reflexiones.
ResponderEliminarHe vuelto a leer los post que enlazas y las conversaciones posteriores y lo he tenido que dejar reposar antes de volver a leer este. Lo que resumes aquí sobre las tres partes de tu intervención tiene muchísimo calado. Llevar un tiempo siguiendo tus reflexiones es, sin duda, una ventaja para aprovechar al máximo tus palabras.
“Apostar por la función aunque sea en detrimento de la forma”… aplausos.
Decías en una de las conversaciones que enlazas que “en estos temas la artesanía no es una opción sino que forma parte del método bien aplicado” y en otra hablabas de “estimular la contextualización y el sentido de lo que se hace”.
Dejo caer de nuevo (sé que alguna vez lo he dicho) la propuesta de que alguien grabe alguna de estas intervenciones. Es que no es sólo lo que dices, estoy segura de que el cómo lo dices le añade más valor, si cabe, a lo que aportas.
Un abrazo!
Gracias Isabel,
EliminarSuerte la mía de poder compartir con equipos como estos, y no es un decir…
Aunque tengo la sensación de que en estas “formaciones” siempre hablo de lo mismo aplicado a distintos objetivos, realmente estoy disfrutando de poder mostrar un discurso en forma de tapiz donde se dan cita diferentes reflexiones realizadas desde distinta perspectivas. Esto influye de manera determinante en la pasión que le inyecto y en el contacto que se genera.
Soy contrario a la aplicación estándar de metodología de gestión, básicamente por su inutilidad. Creo que en cada caso se ha de coser según las medidas de la organización. Imposible que haya dos organizaciones iguales, como no hay dos personas que sean iguales, es por esto que afirmo que la artesanía no es una opción, ya lo sabes...
Esta intervención fue de 13 horas intensas de show/debate, de grabarlo creo que daría para un par de temporadas…,es una idea! ;)
Un abrazo Isa!